Capítulo 19 - Just good friends

351 26 12
                                    

[Perspectiva de Michael]

Mi corazón estaba a punto de descarrilarse. Sentía como si de buenas a primeras me hubiera aventado al precipicio. Aún no caía a tierra, pero tampoco nada me sujetaba, estaba en pleno aire yendo en picada junto con todas las palabras que había dicho en lo últimos minutos, pero, ¿quién me mandaba a abrir la boca? Ah, sí, ese sentimiento que se había hecho cada vez más grande y persistente al grado de no poder controlarlo y que me había llevado a hacerle esa confesión a Isabel cuando ni siquiera lo había planeado, aunque en realidad necesitaba sacarlo de mi pecho.

Isabel estaba llorando y, sinceramente, no supe cómo interpretarlo.

-M-Michael, yo... –sentía que por un pelito me daba un paro cardiaco-, l-lo s-siento. Esto... ha sido tan de repente, n-no sé cómo... –dejó de mirar hacia abajo y en tono de angustia y desconcierto inquirió: -¿cómo?, ¿por qué? –traté de mantenerme ecuánime, mas fue imposible evitar que la decepción se asomara por mi rostro. Su reacción, su expresión y su mensaje entrecortado estaban claros para mí: ella no sentía lo mismo que yo, y siendo realista, ¿qué podía esperar? Si la mujer apenas hace unos días había comenzado a llevarme mejor conmigo.

-Y-yo... yo... Lo siento mucho, de verdad, lo siento mucho, Isabel. Olvida lo que dije, ¿sí? –dicho lo último, me levanté apresurado de la banca dejando aun más confundida a la morena. Quería huir. Ella permaneció sentada pero alargó su brazo y agarró el mío para retenerme.

-¿Qué?, p-pero, Michael, ¿cómo pretendes que olvide todo lo que me dijiste? Eso fue una...

-Lo sé, lo sé. Fue una tontería –estaba escondiendo mi cara de sus ojos.

-¡Eso no es lo que iba a decir!

-Isabel, no importa, ¿sí?

Como pocas veces, el enojo estaba tomando partida en mi actitud, aunque estaba tratando de contenerlo, pero obviamente había más sentimientos agolpados en mi pecho: tristeza, vergüenza, decepción, arrepentimiento.

-Pero, Michael...

-Tenemos que regresar a Neverland –hablé cortante y empecé a andar hacia la camioneta sin preocuparme por que Isabel siguiera mis pasos. Me introduje en el vehículo y me quedé ahí, frente al volante, tratando de tranquilizar todo el alboroto dentro de mí.

Minutos más tarde la puerta del copiloto se abrió dejándome ver a Isabel, sus ojos estaban fijos al frente, pero logré notar que estaban algo hinchados.

-Lo siento, no quise actuar así –susurré.

-No, Michael, no tienes nada por qué disculparte. Yo...

-¿Puedo pedirte algo? –pregunté sin querer arrebatar sus intenciones de decir algo a propósito.

-S-sí, claro.

-No quiero que las cosas cambien entre nosotros. En verdad me importa tu amistad y no quiero perderla –giré hacia mi derecha y me recibió una mueca que trataba de verse como sonrisa.

-Esa idea me agrada. Ser amigos... bueno amigos, suena bien –de alguna manera mi corazón había sentido eso como un segundo rechazo, pero logré ignorar la punzada para esbozar una leve sonrisa a la morena.

Para mí todo había sido un fiasco. Mi plan consistió en pasar una buena y bonita tarde, pero todo pareció irse por la borda gracias a mí. Mis ánimos no me tenían en condición para realizar alguna otra actividad, aunque eso cambió un poco cuando me recibieron mis hijos. Ellos siempre logran hacerme sentir que todo está mejor.

...

Al día siguiente fui al estudio, faltaba poco para que mi próximo disco saliera al mercado y desgraciadamente aún faltaban detalles musicales por arreglar.

La historia desconocida de Michael Jackson (fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora