Capítulo 23

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En el capítulo anterior:

Después de resolver precipitadamente que alejarse de Isabel evitaría que su mente se distrajera y le hiciera meter la pata, Michael se retracta porque se da cuenta de que le iba a ser imposible llevar a cabo tal cosa y porque sencillamente no era lo que deseaba.

Una vez hallándose a solas con la morena en la habitación de ésta, y tras compartir un estrecho abrazo, Michael no puede evitar querer besarla, y cuando por fin decide tomar acción, se ve interrumpido sin querer por su guardaespaldas Dan.



Capítulo 23

Habían transcurrido unos cuatro días y el recuerdo de ese momento seguía tomando mi mente en los momentos menos esperados y convenientes. Jackson no había estado cerca por cuestiones de trabajo, lo cual en parte agradecí porque no me sentía capaz de encararlo sin que mis mejillas se pusieran rosas.

Por eso en parte, debo confesar que la interrupción de Dan fue como la campana que me salvó. No me malinterpreten, claro que deseaba besar a Michael, pero en ese momento me sentí dominada por los nervios, como los que asaltan a una adolescente inexperta en el instante que está a punto de besar al chico del instituto que siempre le ha gustado.

La cosa era que yo ya tenía 25 años de edad y que no era la primera vez que besaba a alguien. Creo que ni la primera vez que me besé con el chico que me atraía en mi pubertad me sentí tan nerviosa.

Estaba pensando en eso, mientras se supone barría la entrada de la casa, cuando una voz sonó con buen volumen cerca de mi oído.

-¡Isabeel! –era el jardinero con esa ropa oscura que había pensar que andaba de luto.

¡Ay, ¿qué te pasa?! –reclamé cubriendo la oreja que había sido víctima de su grito.

-Eso debería preguntarte yo a ti. Te estuve llamando varias veces y nunca me hiciste caso.

-Um... yo... -titubeé.

-¿Qué te tenía tan sumergida en tu mente? –un suspiro algo profundo salió de mi pecho.

-Nada.

-Suspiras de esa manera, ¿y esperas que me trague ese 'nada'? –expulsé aire en señal de que me rendía.

-Es algo relacionado con...

-Oh, ya, ya –me senté en los escalones de la entrada y Adam me imitó.

-¿Qué te hizo?

-¿Eh?, ¡no, no, nada!

-¿Acaso tú le hiciste algo a él?

-No, tampoco.

-¿Entonces? –frunció ligeramente el ceño en confusión.

-Pues... -no estaba muy segura de decirle, preferiría contarle a Lidia, quizá más por cuestiones de comodidad de género que de confianza, puesto que con el de sombrero negro también tenía una gran amistad. Además, Adam no me iba a dejar en paz hasta hacerme hablar-. Espera –inspeccioné a mi alrededor; no era un sitio muy seguro-. Vamos a otro lugar –pedí antes de soltarle la sopa.

-Y pues... -vi mis pies moverse a través del agua. Nos habíamos sentado en la orilla de la alberca ya que por ahí no se veía nadie cerca- así fue como me sentí, sin embargo... -me detuve súbitamente al escuchar ruidos extraños provenir de Adam. Achiqué mis ojos al darme cuenta de que trataba de contener la risa. ¿Acaso dije algo gracioso?

La historia desconocida de Michael Jackson (fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora