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2.02. La élite

2.02. La élite

Hillary

Me desperté y retiré el brazo de Vladimir con cuidado de no despertarlo. Me senté en la orilla de la cama y me puse mis sandalias y después mi bata de seda. Me levanté y fui a mi baño.

Ya habían pasado cinco días desde que los Hemmings, Cal y Mike habían llegado a los Hamptons para acompañarnos. Todos se quedaban en casa de los Irwin, que los habían recibido con los brazos abiertos. Y mientras tanto, yo intentaba re acomodar mi vida.

Recogí mi cabello y luego comencé a cepillarme los dientes. Demasiadas cosas pasaban en mi vida. Pero la más importante era que a los diecinueve ya estaba comprometida. Terminé de enjuagarme la boca y después me lavé la cara. Tomé la toalla y me sequé el rostro; en cuanto retiré la toalla, mis ojos se posaron en el anillero metálico que tenía mi anillo de compromiso.

Me voy a casar. Y aún no sé si realmente quiero hacerlo, estoy algo asustada.

Sacudí mi cabeza ahuyentando la idea y de inmediato me puse el anillo en mi dedo anular de la mano izquierda. Vladimir y yo éramos novios desde hace cinco años, comenzamos pequeños pero lo amaba lo suficiente como para querer compartir mi vida.

Salí del baño y lo miré. Su cabello castaño claro, casi rubio estaba enmarañado. Las sabanas le llegan hasta la cadera dejando su pecho desnudo a la intemperie. Me senté en la orilla de la cama y me incliné y comencé a darle besos detrás de la oreja. Mordí su lóbulo suavemente y él comenzó a gruñir levemente hasta que abrió los ojos.

- Hey -dijo con voz ronca y sentó recargándose en su mano izquierda y con la derecha restregando su rostro- ¿dormiste bien?

- Muy bien -dije inclinándome y dándole un beso en la mejilla- ¿tú?

Se estiró y tiró de mí. Me hizo dar una vuelta y sus brazos me rodearon en cuanto le di la espalda. Hundió su nariz entre mi cuello y mis hombros.

- Muy bien, me gusta eso de que tu padre nos deje dormir juntos -rió.

- Confía en ti, y creo que en mí -reí y él soltó mordidas en mi cuello- Deja de distraerme, ya sabes por qué te levanté.

Comenzó a quejarse y se tiró por completo en la cama. Lo miré sobre mi hombro y luego me tiré a lado de él.

- ¿Tenemos que ir? -se quejó.

- Tu madre te mataría si no lo haces, yo sólo voy porque soy buena novia.

- No me dejarías ir -hizo puchero y aproveché para darle un pequeño beso en los labios- Pero bien, iré porque quiero saber cómo será nuestra fiesta de compromiso. Más nos vale que sea mejor que la de los Thompson.

Me enderecé y lo miré. Él parecía tan emocionado por nuestro compromiso y yo todavía estaba desfasada.

- ¿Haremos una? -pregunté intentando no mostrar mi desconcierto.

Él bufó y puso ambos brazos detrás de su nuca.- Claro que lo haremos. Mamá nos mataría de no ser así.

Solté una pequeña risita y sonreí de lado. Me levanté de la cama y luego me paré frente a él, a los pies de la cama.

- Metete a la ducha ya -le dije palmeando sus pies- Iré a ver si el desayuno ya está para que lo traigan acá, y ver si tu traje ya está.

Se levantó y me tomó de la cintura.- ¿No vienes conmigo? -preguntó inclinándose en mi oído.

- No -dije suavemente mientras sus labios recorrían desde mi oreja hasta mi barbilla. Luego fue acercándose a mis labios- Sólo prepárate. Nos iremos con Ashton y sus amigos.