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1.01. Luke y Hayley Hemmings

1.01. Luke y Hayley Hemmings

Hayley

Miraba a mi hermano mayor con detenimiento mientras mordía mi labio inferior.

- ¡Es que es demasiado injusto! -chillé por, quizá, décima vez en el día.

Luke, que parecía intentar ignorarme leyendo un libro y sin nada de éxito, suspiró y me miró.

- Esto es estúpido, Sophia -dijo tranquilo mirándome desde el puf que descansaba en una de las esquinas de su habitación. Gruñí ante la mención de mi segundo nombre-. Aparte, déjate de rabietas. Papá y mamá ya están en el aeropuerto.

- No me llames Sophia.

- Así te llamas, duh.

Me crucé de brazos y me dejé caer sobre la cama de Luke recién hecha. Sabía que parecía una niña de tres años haciendo berrinche pero esto me parecía lo más injusto del mundo. Si bien había sido mi culpa que estuviéramos inscritos en el programa de intercambios para acoger a los chicos que venían de otras partes del mundo aquí, mínimo esperaba que nos tocara una chica para tener una chica más en el equipo, ¡no un chico! Exacto, de todo eso iba mi rabieta.

Luke, que por cierto no se comportaba como el Luke de siempre luciendo más apagado y serio, se burlaba de mi extraña reacción. Decía que otra chica habría gritado de felicidad al saber que con ella viviría un chico y, sin embargo, yo estaba haciendo berrinche desde hace semana y media cuando nos enteramos. El problema era que yo ya vivía con cuatro hombres: papá, Luke y los gemelos, Ian y Jackson. Con ellos tenía más que suficiente. ¿Para qué queríamos otro chico igual de revoltoso que esos cuatro?

- En vez de decirme qué es estúpido y qué no, deberías de ayudarme para planear una buena travesura y hacer que nuestro futuro inquilino se regrese por donde vino -dije tras un corto silencio.

Luke bufó y retomó su lectura, aunque de una forma bastante cómica porque tomaba el libro al revés y pretendía leer. Eso me decía que estaba un tanto cansado de nuestra platica, pero esta vez no me importaba.

- ¿Qué pasó con el «Hermanos unidos jamás serán vencidos»? -insistí.

Cerró el libro y volvió a suspirar con pesadez. Me gustaría saber que tanto pasaba por su mente, conocía a Luke bastante y sabía que algo no andaba del todo bien atormentándolo y apagando el brillo en sus ojos azules, y desdibujando su sonrisa.

- No traicionaré a alguien de mi mismo genero, incluso entre hombres tenemos códigos.

- ¡Pero soy tu hermana!

- Y yo tu hermano -puse los ojos en blanco- y como tu hermano, sé que esperabas a una chica para volver esto un poco más balanceado -bufó-. Acéptalo, Sophia, somos más hombres.

- ¡Que no me llames Sophia, Robert! -me quejé- Es sólo que encuentro injusto vivir en una casa con cuatro hombres, próximamente cinco, y que sólo seamos tres mujeres.

- Encuentro estúpido tu razonar, hermanita.

Por tercera vez abrió el libro, pero ahora leía de la forma correcta. Fruncí el ceño sabiendo que Luke no era un gran fan de leer, sólo lo hacía cuando estaba frustrado y argumentaba que los mundos que los libros creaban eran su único escape de todos sus demonios.

Me levanté un tanto tambaleante. Arrastré el otro puf que estaba en la habitación de mi hermano y lo arrastré hasta quedar cerca de él. Me tumbé junto a él y le quité el libro de las manos.

- ¡Oye! -se quejó haciendo un puchero.

- ¿Puedes decirme qué demonios te pasa? Has estado extraño desde que hablaste con... ¿Qué te dijo papá? -pregunté mirándolo un tanto preocupada.