2.01. Perdidos en la realidad parte 2: Ashton I will save you

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2.01. Perdidos en la realidad parte 2: Ashton, I will save you

Ashton

- Buenos días, Ashton.

Me estiré y bostecé antes de abrir los ojos, pero cuando lo hice fue como si un balde de agua fría cayera sobre mí.

Una mujer de esbelta, ojos color azul verdoso y con el cabello cano recogido con un chongo me miraba desde la entrada de mi habitación sosteniendo una bandeja entre las manos. Mi habitación era tres veces más grande de lo que era mi habitación en la casa de los Hemmings. No había gritos ni niños corriendo, no se oían risas ni peleas sin sentido. Estaba de regreso en Nueva York y todo en la casa me lo gritaba de forma no sutil pero demasiado dura y ruda.

- Irma -musité con voz ronca y ella me sonrió.

- ¿Sabes? Esperaba que no volvieras, y aún así vengo todos los días a asegurarme personalmente de que tus cosas no tengan polvo -se acercó y dejó la bandeja sobre mi escritorio- Ya te imaginarás la sorpresa que me llevé cuando me encontré la única cosa a la que no le puedo quitar el polvo, había deshecho su cama mientras dormía.

Me senté y restregué mi rostro entre mis manos. Volví a bostezar, el jet lag estaba acabando conmigo.

- ¿Estás molesta? -pregunté.

- Lo estoy -dijo ella sentándose en la orilla de la cama- Porque estás de vuelta.

- ¿Entonces estás molesta porque regresé? Bueno, eso lo esperaba de papá pero no de ti -hice un puchero y me salí de la cama para tomar el vaso que estaba sobre la bandeja, lleno de juego de naranja.

Ella simplemente se giró y me dedicó una de esas sonrisas cálidas que siempre me ha dado desde que tengo uso de razón.

- Estoy feliz porque estás aquí, pero sé que no era lo que querías -me dijo- Seré vieja, pero te conozco mejor que nadie.

- Eso es porque eres como mi segunda madre -me acerqué y le di un beso en la frente- Sólo regresé.

- James no te dejará ir de nuevo y lo sabes, así que espero que esta vez que regresaste tengas una buena razón.

Me alejé y la miré. Esa mujer olía todo a kilómetros, quizá no tenía una idea de que era un cobarde y había salido de huyendo de Australia sin mirar atrás.

- Larga historia, pero que sepas que estoy consiente de a dónde me he metido -le sonreí- Hablando de James Irwin, ¿dónde está el abuelo?

- Se fue a los Hamptons y se llevó a tu madre y Zac con él, se merecían un descanso -me dijo tranquila. La miré y a ella le tomó dos segundos en descifrar mi pregunta- Él está de viaje en Tokyo, James lo envió -se levantó de la cama y caminó hacia la puerta, me miró sobre su hombro- No te preocupes por tu padre. Y Hillary está en la sala, me dijo que ya está lista para irse a los Hamptons.

Asentí y salió de mi habitación cerrando la puerta. Me comí él emparedado que me había llevado. Revisé la hora; ya era por la tarde así que había dormido casi todo el día y le había dicho a Hillary que nos iríamos antes de que anocheciera.

Me metí a mi baño. Se sentía raro tener mi propio baño de nuevo, en casa de los Hemmings todo se compartía a excepción de la cama. Aquí cada uno tenía sus cosas, si mi hermano y yo queríamos la misma cosa se compraba uno para cada uno. Entonces era cuando notaba a la soledad a la que nos habíamos ligado, porque el hecho de compartir unía tan siquiera un poco pero al tenerlo todo ya no había necesidad de interactuar con el resto.

Living With The Boys (saga) » 5SOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora