Se despertó en una cama en medio de una pequeña cabaña, la cabeza dándole vueltas, y supo entonces que se había golpeado al caer desmayada. Hacía frío, pero estaba cubierta por una sabana y tenía una taza de chocolate caliente a su lado. Por unos instantes, se encontró sintiendo esa sensación tan reconfortante que desde que Michael Jacobs había ingresado a su vida había estado experimentado, pero entonces, flashback tras flashback recordó el horror de la noche pasada, las alas blanquecinas clavadas en la espalda de...
- Despertaste - Dijo Michael. Caroline se volteó sobre sí misma, solo para encontrarlo sentado sonriente sobre una silla en la esquina de la habitación. Cada pedacito de tiempo la confundía, pero lentamente intentaba juntar las piezas del rompecabezas de la charla en el cementerio.
- ¿Por qué estás aquí? -
¿No debería permanecer en silencio como los demás ángeles guardianes? Se preguntó a sí misma, y luego se creyó un poco más loca por preguntárselo con tanta naturalidad. Otra persona habría gritado incesantemente, por horas, para finalmente llamar a la policía o algo por el estilo. Pero Caroline no hizo eso. Ella se incorporó sobre la cama, sentándose con las piernas cruzadas, tomó la taza de chocolate caliente y bebió un sorbo. Culposamente pensó en lo delicioso que estaba.
Michael sonrió de nuevo. Por más que proyectara esa sonrisa en momentos no adecuados, Caroline no podía dejar de observarla. Era hermosa, resplandeciente, así como sus ojos y, también, sus alas.
Oh, Dios mío, sus alas. Él realmente tenía alas.
- ¿Te acuerdas de tu abuelo? - Preguntó Michael de repente, sentándose al lado de Caroline y sonriéndole mientras ambos pares de manos se rozaban. Él estaba tan relajado, y se comportaba tan amable, que Caroline ya no tuvo fuerzas para atacarlo con preguntas – Me refiero al papá de tu papá, Asher -
- Si. Me recuerdo; éramos muy cercanos. Murió cuando yo tenía 11 años, así que tampoco recuerdo tanto, pero... Sí, lo recuerdo ¿Por qué preguntas? -
- Porque él era un nefilim. Te debe de sonar el nombre. Mitad humano, mitad ángel, aunque la mayoría asume que son abominaciones, que sus padres ángeles eran bestias, sus madres humanas prostitutas o depravadas. Tu abuelo, sin embargo, era un buen hombre. Él fue uno de los más importantes de su época; antes de su llegada, era casi imposible imaginar a un nefilim cumpliendo la tarea de un ángel guardián, pero su renombrada labor hizo que nosotros, los nefilim, pudiéramos aspirar a algo más. Él sigue siendo muy importante para nuestra raza, y siempre hemos intentado mantener su memoria viva. Tú, Caroline, su nieta, eres parte de esa memoria - Michael paró de hablar, dándole espacio a Caroline para procesar las palabras. Era demasiado, simplemente demasiado. Se asemejaba a escuchar una historia para irse a dormir, un cuento de hadas, cosas que bajo ninguna circunstancia guardarían veracidad en sus palabras. Y, sin embargo, una sola mirada a los ojos de Michael y supo que no estaba mintiendo.
Recordó a su abuelo. Habían sido muy cercanos. Caroline fue su única nieta la mayor parte de su vida, y por eso la dotaba con regalos y cumplidos. Le había dejado una generosa herencia que ella sería capaz de cobrar una vez cumpliera los 18 años, pero, más importante, la había hecho sentir amada y apreciada cuando sus padres no lo habían hecho. Al morir él, Caroline había iniciado sus malas costumbres, primero despreocupándose del colegio y apenas inició la adolescencia, recurriendo a las fiestas para amortiguar el dolor.
Siempre pensó que lo sabía todo de su abuelo.
Pero ahora Michael le decía que no había sido así.
Se removió inquieta. Podía sentir el flujo de preguntas e ideas llenándola por dentro. Se sintió atraída de repente a la cercanía de Michael, y se encontró sentándose al frente suyo, sus rostros, cerca. Muy cerca.

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Ojos Grises
Short StoryCaroline era popular, inteligente y feliz. Tiene una familia amorosa y una vida de en sueño. Carolina es rebelde y tiene la mala costumbre de escaparse por la ventana. Caroline murió. Y casi no vuelve. Y si volvió fue por cuestión de suerte. Ahora...