IX

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Daniel.

He intentado durante varios días comunicarme con Megan para pedirle perdón por lo ocurrido en el pub pero no hay respuesta alguna por parte de ella.
Está demasiado cabreada como para hablar conmigo, tan cabreada que ni siquiera pasa por mi casa a ver a su pequeña Pumpkin. A la que sé que echa mucho de menos porque le pregunta a Eliana y a Ricardo por ella.

Al final, no me ha quedado otra que pedirle ayuda a Evangeline para poder hablar con su hermana. He tenido que pedir una tutoría con ella, sé que con lo relacionado con sus hermanos no se va a negar.

Desde la ventana de mi clase, veo como aparca su coche a las 14.15 de la tarde, la hora a la que terminan los alumnos y algunos profesores las clases cuando no tenemos nada más que hacer. Se queda parada fuera del coche, hasta que aparecen Eva y Aleja. Habla un rato con ellas y después, su hermana le acompaña dentro del instituto. Seguro que no sabe dónde se encuentra la clase.

Cuando están al lado de la puerta, llaman y escucho como Eva se despide de su hermana mayor y sale corriendo.

Segundos después, abro la puerta y veo a Megan delante de mí. La invito a pasar y cierro la puerta para después acercarme a ella.

-No sabía que eres el tutor de mi hermana -me encojo de hombros a modo de respuesta. -Bueno, sentémonos y cuéntame lo que tengas que contarme. Tengo prisa.

-¿Has quedado con alguien? -frunzo el ceño.

Meg enarca una ceja y me dice:

-Creo que eso no es asunto tuyo. Bueno, no lo creo, afirmo que eso no es asunto tuyo.

Asiento. Por mucho que no me guste, Meg tiene razón.

-Bueno, ¿me dices para qué me has citado?

Sonrío con chulería y me siento en mi silla. Ella hace lo mismo en la silla de en frente.

-Quería verte.

-¿Me vacilas?

-¿Tengo pinta de que te esté vacilando?

Se asombra al escuchar aquello. Seguro que se esperaba cualquier cosa menos aquella respuesta.

-De nuevo cometes el mismo delito. Aprovechas tu docencia para tu propio beneficio y eso no está bien. Me parece de muy poca vergüenza que utilices a mi hermana para esto. Más bien, que estés compinchado con ella.

Se levanta de su sitio y sin despedirse, llega hasta la puerta para abrirla e irse. Pero soy más rápido que ella y cierro la puerta antes de pueda salir.

-¿Qué haces? -me gruñe. -Tú no tienes nada que contarme acerca de mis hermanos y yo tengo prisa. Así que, si me dejas, me voy.

Sigo sonriendo de forma chulesca y no dejo de mirar fijamente a Megan, a la que le queda muy poco para empezar a rascarse los antebrazos.

-No me has preguntado para qué quería verte.

Megan suspira y me pregunta:

-¿Para qué querías verme? A ver.

-Para esto -digo y la cojo de la cara para besarla.

Megan se deja besar y tras unos segundos me devuelve el beso. La arrastro hasta mi mesa y tiro todas las hojas que hay sobre ella al suelo, dejando sitio para poder tumbar a Megan sobre ella.

-No deberíamos seguir... -no puede continuar hablando, la vuelvo a besar hasta dejarla sin aire.

Desabrocho el botón de su pantalón y cuelo mi mano entre su ropa interior en busca del centro de su placer, Meg abre las piernas para darme mejor acceso y comienzo a jugar con él. De la boca de ella se escapan pequeños gemidos que yo tomo como señal para continuar con el juego.

Me & Mr. Jones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora