XV

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Daniel.

No he vuelto a ver a Megan desde la última vez que estuve en su casa y tampoco he hablado con ella, pero sí he preguntado por la morena muy de vez en cuando para saber realmente lo que le ocurre. He intentado convencer a Eliana millones y millones de veces, incluso con la ayuda de mi hermano —que por cierto, ya están bien de nuevo—, para que me cuente los cambios de humor de Meg, su lejanía con las personas y demás, pero se niega rotundamente a decírmelo. Sus palabras siempre son éstas, cito textualmente: "Yo no tengo porqué contártelo. Si lo quiere hacer ella, que lo haga; pero a mí no me lo vuelvas a preguntar porque te responderé con lo mismo o quizá peor."

Por lo tanto, decidí hacer algo por mi propio pie y he preparado algo que supongo que a Meg le encantará o eso espero. He hablado con sus familiares para que me ayuden y no han dudado en hacerlo para animar a su querida hija/hermana.

El 1 de Julio, cuando oficialmente tengo mis vacaciones hasta el finales de Agosto, mi hermano y yo esperamos a Meg y a Eli en el aeropuerto. Un rato después, por fin las vemos aparecer en la sala de embarque.

—Pues sí que te alegras de verla, hermanito —dice Rico y es cuando me doy cuenta de que estoy sonriendo involuntariamente.

Decido callarme porque en realidad tiene razón pero no quiero tampoco afirmarlo.

Eliana, en cuanto nos ve, viene corriendo hacia nosotros y salta a los brazos de su querido novio para matarlo a besos. En cambio Meg, anda sin prisas hasta que unos segundos después —los cuales se me hacen eternos— llega a nuestro lado.

—Hola —le digo de forma amable, esperando a que ella haga lo mismo.

Me entrega una sonrisa bastante forzada y sigue masticando el chicle que tiene en la boca. Quiero decirle un millón de cosas pero prefiero dejarlo así para no tensar más el ambiente.

—¿Por qué se supone que haces esto? —me pregunta una vez dentro del avión, sentados en la zona de primera clase.

La miro, por fin se ha dignado a hablarme y debería de responder cuanto antes, ya estoy tardando mucho en hacerlo.

—Porque creo que te vendría bien. Recuerdo que me dijiste que te gustaría viajar a un montón de países y en cada uno de ellos inventarte una historia de amor, ¿no? —asiente. —Bueno, pues me pareció buena idea el que empezaras una de ellas, por eso se supone que hago esto.

Vuelve a asentir y se desabrocha el cinturón cuando las azafatas han terminado con sus indicaciones, se acomoda en su asiento dándome la espalda y cierra los ojos para otra vez, dejarme con ganas de seguir hablando con ella. Pero lo mejor es que la deje descansar.

Un rato después, cuando las azafatas traen la comida, Megan se despierta y sin siquiera mirarme, se acomoda en el sitio mientras colocan su plato en la bandeja. Una vez que ambos tenemos esta comida insípida que se suele servir en los aviones, comenzamos a comer.

—¿Estás bien? —le pregunto al fin a la morena, después de un buen rato de silencio. Ella asiente, todavía sin mirarme, y yo como respuesta suspiró.

Sinceramente, no sé qué puedo hacer para que todo vuelva a ser como antes. No sé si es por mi culpa o algo que tenga que ver conmigo pero sinceramente me gustaría saberlo.

-O-

Entramos dentro de la casa, a la cual siempre veníamos de vacaciones en invierno cuando éramos adolescentes o pre-adolescentes, en el caso de mi hermana. Pues a nosotros siempre nos ha gustado más la Navidad con arena, mar y mucho sol. Y California, siempre ha sido una buena opción.

Me & Mr. Jones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora