El mayordomo, que creo que se llama Bruno, nos sirve la comida en platos de oro -esta vajilla vale más que mi casa- y para mi desgracia lo que hay que degustar es pescado a la no sé qué. No me interesa. ¡Solo sé que odio el pescado! ¡Yo no como pescado y ni pienso comer pescado!
Piensa rápido, Meg, algo...
-No puedo comer pescado, soy alérgica -me muerdo el labio nerviosa por si mi mentira es creíble o qué. La señora de la casa no dice nada, me mira de mala gana. Como lleva haciendo desde que he llegado. -No puedo comer nada que viva en el mar. Cuando como algo de eso se me inflama la lengua y no puedo respirar. Una vez, estuve a punto de pasar a mejor vida, ¿sabéis? Era pequeña, tendría unos cinco años o así, y mi madre en Noche Buena preparó huevos duros rellenos de atún y mayonesa. Y como no sabía que era alérgica al pescado y mi madre tampoco, me comí uno y ya os podréis imaginar dónde acabe, ¿no? Pues nada más y nada menos que en el hospital. Menuda Noche Buena pasamos ese año, ni os imagináis.
Creo que ya estoy hablando mucho, me pasa cuando estoy soltando una mentira y ya no puedo parar.
Miro de reojo a Eliana y veo cómo se está aguantando la risa. Sabe perfectamente que odio el pescado, y que ni por todo el dinero del mundo me lo comería.
-Por suerte sigues con vida y te he conocido, ¿no? -dice Daniel y yo le entrego una sonrisa de lela total.
¡Ay, diosito! ¡Qué bonito, qué romántico! Es una frase muy de los libros de Megan y creo que me va a dar algo.
"¡Dios mío, qué exagerada! Ni que lo dijese de veras, recuerda que todo es una farsa." Y he aquí, mi querido subconsciente, que siempre está para explotar mi burbuja.
-No te preocupes, pediremos que te preparen otra cosa.
-En realidad no tengo mucha hambre, así que da igual. Cuantas menos bocas que alimentar, más ración para cada uno -me encojo de hombros a modo de disculpa.
-¿Segura, cielo?
¡Ay, diosito, me ha llamado cielo. A mí me va a dar algo!
Asiento con una sonrisa igual -o incluso más- de estúpida que la de antes, porque no puedo hablar. No me sale.
Cada uno está con su plato, mientras yo les veo comer eso a lo que llaman comida. ¡Dios mío, hasta la pinta que tiene es vomitiva! Charlan animadamente, y Eliana y yo sonreímos sin nada que decir, nos sentimos como intrusas dentro de la casa.
-Bueno, ¿y cómo os conocisteis? -pregunta mi suegra de pega.
Daniel y yo nos miramos, y nos preguntamos con la mirada qué podemos decir.
-En el instituto. Es la hermana de dos de mis alumnos.
-Sí, nos conocimos gracias a mi hermana en realidad. Mi hermano pequeño tuvo un pequeño percance y yo tuve que ir al instituto para que me informaran de lo sucedido, pero bueno, eso no importa. Mi hermana nos presentó y ahí se quedó la cosa, hasta unas horas después que nos volvimos a encontrar. Yo iba tranquilamente con mi bicicleta, él no miraba por dónde iba y bueno, me atropelló. Y siendo sinceros, me alegro de que me hubiese atropellado. ¿No es romántico? -pregunto mirando a "mi amor".
-Sí, muy -dice Eliana con sorna.
Le lanzo una sonrisa asesina pero no surte efecto.
Mercedes, la madre de los hermanos Ochoa, asiente sin decir más.
-¿A qué te dedicas? -pregunta Max.
-Trabajo en una librería porque me encanta leer. ¿Y qué mejor lugar para una amante de la literatura que una librería?
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Me & Mr. Jones.
Randomif you love me, let me now. if not, please let me go. ESTA HISTORIA ESTÁ SACADA DE MI CABECITA, TODO ES DE MI INCREÍBLE IMAGINACIÓN. NO LA COPIÉIS, PLS. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. SE PROHÍBE TODA LA COPIA PARCIAL O TOTAL DE LA HISTORIA. ©