Capitulo 10: "Estas muy distraída, Kels"

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No sabía como reaccionar pero desde luego estaba confusa y asombrada. Sé que yo ya lo intuía pero aún así seguía sorprendida y no por el hecho de que la mujer que meses me había chillado como una loca chiflada parecía una adulta con la cabeza puesta y que fue la que me salvo la vida.

La miré perpleja y trague un nudo que tenía en la garganta.

-Pensaba que estabas muerta, hace años que nadie sabe de ti- dije con voz entrecortada.

-Los brujos son inmortales, viven más que cualquier humano- su voz era sosegada.

Los brujos son inmortales pero, pensaba que jóvenes y ella, parecía una pasa arrugada.

-Hace tiempo que desparecí- dijo cuando notó que no reaccionaba- porque estaba amenazada, de tu hermano- hizo una pausa clavando su mirada en la mía.

Permanecí en silencio observando.

-Él quería llevarte consigo, utilizar tu poder para vengarse, a penas eras pequeña y era un riesgo exponerte, estabas entre la vida y la muerte y si no fuera por Duncan...- soltó un suspiro, sabía como acabaría esa frase- Pasaban las semanas y tu hermano tardaba en llegar por ti y en una pelea con Jaxon tuve que escaparme contigo, alejándote de él, para protegerte.- sus ojos brillaban por la luz de las velas, podía oír los latidos de mi corazón latir- Al final, te lleve al orfanato Dream Hood. En medio camino te despertaste y tuve que borrarte la memoria para protegerte de tus propios recuerdos. Tampoco te podía dejar conmigo porque me podía localizar. Era la única solución que tenía.

Se levantó de la silla y encaminó a la mesa de hiervas extrañas.

Me quede paralizada en mi asiento clavando mi vista en la mesa. No sabía que sentir, no sabía como reaccionar o que responder. Todo el mecanismo de mi cuerpo me fallaba en ese momento. Mis ojos brillaban y sabía que iba llorar, quería llorar. Todo cobraba sentido. Duncan nunca me había mentido. Jaxon en cambio, no sé que pensar ahora mismo. Me dolía el cuerpo y mis piernas no paraban de temblar temía ponerme de pie y caer como una hoja sobre el suelo. Hasta respirar me dolía.

-Pero, porque aquí? Porque viniste aquí con los Contray a esconderte?- fue lo único que salió de mi. 

La curiosidad y el dolor en mi garganta me mataba.

-Hace siglos yo fui una mujer-lobo, los vampiros nunca me agradaron, fue por eso que yo te grité hace meses, porque hablabas con ese demonio- dijo con amargura la última palabra aún de espaldas.

No era demonio, aunque siendo hijo de satanás probablemente si. 

Las pesadillas, las visiones todas las piezas encajaban en el puzzle. Pero hay algo que no entiendo de todo esto y algo que se le olvido aclararme.

Mi estómago revolvió anunciándome que en cualquier momento estallaría.

Volvió a sentarse en la silla sin nada en la manos y los entrelazo. Sus dedos arrugados y delgados estaban llenos de anillos y pulseras. Su collar seguía en su cuello brillando.

-De todo esto, no entiendo porque me vienen esta visiones. A veces son tan aterradas y sin significado alguno- hablé cortante.

Enfoqué mi mirada en sus ojos desesperada por alguna explicación coherente.

-No sé exactamente el motivo de esas visiones- bajo la vista a sus dedos y luego la fijo en mi- tal vez sea el hechizo en tu mente que esta provocando eso o tal vez estés bajo algún hechizo, y si es así debe de ser muy fuerte porque no lo detecto.- se levantó de su asiento hasta colocarse detrás mía. Alzo mi cabeza y empezó hacer círculos en mi frente. Por más que me quería soltar de su agarre estaba estupefacta, mi cuerpo no reaccionaba y me era imposible quejarme. Lo único que quería era llorar.

Aaron II (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora