Capitulo 13: No te resistas

78 5 1
                                    


Capitulo 13: No te resistas

Sofia:

Gerard se fue a su dormitorio en cuanto terminamos de hacer la tarea, dijo que sería lo mejor, para evitar tentaciones. Ya que cuando nos estamos dando un beso al termino de nuestros deberes, yo no quería parar, el beso iba subiendo de tono, nos devorábamos mutuamente, sus manos se habían introducido dentro de mi blusa, tocando la piel al desnudo de mis costillas, en ningún momento lo detuve, puesto que quería que pasara lo que se suponía que pasaba en estas ocasiones, pero no, Gerard puso freno separándose de mi y diciéndome que tenía que irse ya.

No lo entendía, ya éramos novios, éramos adultos, nos deseábamos, entonces ¿Por qué detenerse? Mañana tendría que hablar muy bien con él respecto a esto. Ahora mismo debía dormir, pero no podía, solo pensaba en él y en lo que pudo haber pasado si no nos hubiéramos detenido tan abruptamente.

Estaba boca arriba en mi cama, vestida con mi pijama de short corto y blusa de tirantes, mis hormonas habían quedado revolucionadas, y pensar en lo que pudo ser no hacía nada por calmar mi lujuria. Entonces mi mano se introdujo por debajo de mi short y bragas, entrando un dedo en mi; no me gustaba hacer esto, pero por lo menos de esta manera calmaría un poco mis ganas, después de unos minutos de auto-placer estaba a punto de llegar al punto culminante, pero para mi desgracia tocaron la puerta, decidí ignorar a quien sea que osaba interrumpir mi sesión de éxtasis, pero los golpes en la puerta no cesaban.

Así que molesta e insatisfecha fui a abrir la puerta solo para darme el gusto de gritarle a quien sea que estuviera del otro lado de la misma, pero cuando vi quien era mi enfado se esfumo quedando remplazado por la sorpresa –Gerard, ¿Qué pasa?

-Nada importante. Puedo pasar –me quede ahí mirándolo como una idiota, hasta que salí del estupor

-Claro, pasa.

-Disculpa que me haya marchado así antes y que ahora venga tan repentinamente sin siquiera avisar, pero tenía que hablar contigo en persona y comentarte lo que pasa.

Mi curiosidad iba en aumento –bien, dime. –Él ya se había sentado en mi cama la cual estaba un poco desecha por mi sesión fallida de masturbación, verlo ahí sentado, con sus pantalones un poco apretados, su playera oscura y chamarra de mezclilla y pensando en lo que hacía antes de su llegada, me hizo humedecerme nuevamente. Estando parada frente a él y mirándolo, me di cuenta tardíamente que no estaba hablando, ahora me estaba observando detenidamente, por no decir que me estaba comiendo con la mirada. Baje mi vista y entonces vi que era lo que llamo tanto su atención, ¡mierda! No llevaba sostén bajo la delgada blusa de dormir y mis pezones estaban erectos, además que mis cortos pantaloncillos solo me cubrían muy apenas el trasero.

Una imagen de él abalanzándose hacia a mí para acariciarme y besarme, me hizo estremecer, joder pero ¿qué demonios pasaba con mi mente y mi cuerpo? Obligándome a no pensar cosas que me pudieran poner más cachonda de lo que ya estaba, cruce mis brazos sobre mi pecho y lo mire levantando una ceja, él me miro a los ojos y de inmediato enrojeció.

-Yo... yo mmm... quería decirte que... que –su tartamudeo casi me hace soltar una carcajada, pero me contuve -tu amiguito Frank vino a verme, porque da la magnífica casualidad de que somos vecinos de dormitorios.

-¿Y qué quería?

-Fue a invitarme a entrar en su banda, que necesitan un cantante y bueno, me escucharon y me quieren a mí.

-¿A ti? –mi cejo se frunció por la sorpresa

-La misma reacción tuve, pero sus compañeros que iban con él me dijeron que les gusto mucho mi voz y que creen que yo quedaría perfecto en la banda, que nuestros estilos podían encajar bien.

-¿Y tú qué piensas?

-Me gusta cantar, la música en una de mis pasiones y por lo tanto la oferta me tentó. Pero me resisto a cantar junto a él. No me agrada y no me gustaría tenerlo que estar viendo en cada ensayo que se haga, y menos me gustaría que ustedes dos se vieran con frecuencia a causa mía.

Yo sonreí mientras me acercaba a él – ¿celoso Way?

Tímidamente me miro –la verdad es que si. No soporto que te vea de la forma en la que te ve, te come con la mirada –justo como lo acabas de hacer tu, pensé –y me agrada menos porque sé que él sabe a la perfección como es tu cuerpo, como sabe y como se siente.

-No pienses en eso. Porque nada ganaras con eso, ya es pasado y por lo tanto no se puede cambiar, pero ahora estamos en el presente, y piensa que soy tuya, y como tal, puedes hacer conmigo lo que quieras.

Su mirada adquirió un brillo y sus pupilas se dilataron, podía ver el deseo detrás de ellos, tentándolo me acerque más a él, quedando a pocos milímetros de su boca, nuestros alientos mezclándose -¿Qué le contestaste?

Lo vi tragar y contesto –les dije que no. –dijo con voz ronca.

-Hoy estas muy negado Way, anhelas cantar, pero rechazaste la buena oferta que te acaban de hacer, deseas hacerme tuya, pero te resistes a hacerlo, ¿Por qué?

-Porque no me debo dejar llevar por mis deseos, debo primero pensar bien en los pros y los contras.

-En estas cosas, lo mejor es no pensar. Solo déjate llevar. –mis labios tocaban los suyos, mientras mi cuerpo casi estaba encima del suyo haciéndolo recostarse en la cama.

-Sofia, no quiero que pienses que soy un aprovechado más que solo busca sexo contigo.

-Gerard, jamás pensaría eso de ti. Es más, pienso en estos momentos que la aprovechada soy yo. –Ahora estábamos completamente acostados, yo encima de él, podía sentir su excitación debajo mío -Gee, de verdad que me encantaría tenerte dentro de mí ahora mismo.

-Sofia, por favor no me tientes. No soy tan fuerte de voluntad.

-Pues no lo seas. Hazme tuya, dame ese gusto.

Nuestras bocas se encontraron, chocando con ansiedad y pasión, nuestras lenguas se enredaron en una ardiente batalla, sus manos recorrieron mi piel bajo la delgada tela de la blusa haciéndome gemir de placer cuando toco mis pechos, entonces me quite la blusa arrojándola a algún lugar de la habitación, Gerard no dejaba de mirarme –eres hermosa Sofia. Tu piel es tan suave...

Comenzó a esparcir dulces y calientes besos por mi piel, de pronto sus manos me tomaron por la cintura y cambiamos de posición, ahora él estaba arriba y yo abajo. La timidez y la indecisión se habían esfumado de mi novio. Sus manos rápidamente se deshicieron del resto de mi ropa, desnuda ante él comenzó a explorarme, posteriormente él se desnudo y mis manos recorrieron su cuerpo haciéndolo emitir uno que otro gemido, luego de un momento a otro se hundió en mí.



ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora