2.

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Todos tomamos asiento. Para mi tranquilidad íbamos de uno en uno, así que no tendría que sentarme con alguien desconocido.
Unos minutos después entró el que supuse que sería nuestro tutor,
fue entonces cuando mi corazón se encogío al pensar en cuando pasase lista y aquel chico reconociese mi nombre... «¿Qué hace aquí?» me pregunté en aquel entonces.
Fue pasando lista mientras los demás iban presentándose rápidamente, haciendo que mi corazón latiese cada vez más rápido.
-¿Melanie Kei?
Pegué un pequeño bote en mi silla y levanté la mano.
«Mierda, mierda, actúa como una chica dura...»
-Presente.
Dije fingiendo desgana.
-¿No quiere hacer una presentación?
-¿Tengo cara de presentadora?
Contesté en un tono bastante diferente al que estaba acostumbrada.
-Esta bien... prosigamos...
Me sentí mal al dar una mala contestación, pero tenía que hacer lo que fuese para que el no se diese cuenta. «A situaciones desesperadas, medidas desesperadas...»
Cuando el profesor dijo su nombre me giré a mirarlo. Él sin embargo no parecía haber cambiado nada. Y mis sentimientos por él tampoco. «¿Pero qué estoy diciendo?» «Sería una completa estupidez...» «Pero quizás... podría enamorarse de la nueva yo, al fin y al cabo no creo que supiese nada de la antigua yo aparte de que se metian conmigo y mi aspecto físico...»
Quité la vista rápidamente cuando ví que se iba a girar y fuí observando sin fijarme demasiado en las demás personas que iba nombrando.
La mitad de la mañana se basó en explicaciones de la dinámica del curso y horarios, nada muy especial.
Y llegó la que era la hora temida para mi hace un año.
Intenté evitar a toda costa a Lysandro, pero el se quedó en la puerta como si esperase a alguien.
Pasé casi corriendo y escuché como decían mi nombre.
«Mierda... es el fin.»
Me giré sigilosa y ví a aquel chico delante mía. Me dió la impresión de tener que mirar hacia arriba para poder mirarle a los ojos, realmente era espectacular de cerca.
-¿Nos conocemos?
Le dije ingenua.
-Creo que sí... te llamas igual que una antigua compañera de clase.
«Debería haberme cambiado el nombre...»
Apreté la mandíbula y decidí mentir.
-¿En serio? Yo no recuerdo haberte visto nunca... lo siento, supongo que será casualidad.
Tras esto decidí seguir mi marcha hacia el patio pero el volvió a hablar.
-Pero realmente tu rostro y tu voz se parecen mucho a ella...
«¿¡Se había fijado en mi?!» noté como mis mejillas se sonrojaban.
-Pues quizás sea que tengo un clon, jajaja.
Realmente eso de actuar no era lo mío.
-Si, supongo...
No le ví muy convencido, pero aún así me dispuse a bajar al patio, tomar algo de aire fresco me vendría bien.
Andé cual alma en pena esperando a que algo pasara. Aunque aparte de estar dándole millones de vueltas a lo que había pasado minutos antes no pasó mucho más.
Llegó la hora de subir de nuevo a clase, otras "divertidisimas" tres horas en las cuales mi mirada se chocó con la de Lysandro un par de veces haciendo que quisiera llamarme idiota a mi misma.
«Realmente no ha pasado nada muy interesante... aunque bueno, nadie se ha metido conmigo, con eso ya he avanzado.»
De nuevo bajé aquellas escaleras que me llevaban hacia la puerta de salida, en la cual me volví a topar con Lysandro.
-Has tardado mucho en bajar.
Me dijo sonriendo de una manera cálida.
-¿Me estabas esperando?
-Se podría decir así...
-¿Por qué?
-Digamos que se quien eres.
-¿Podrías dejar ya ese tema? Realmente no soy esa chica de la que hablas, además si lo fuese ¿eso en qué te afecta a ti?
-Había algo que quería decirle.
-¿Y por qué no se lo dijistes antes?
-Nunca encontré el momento, en clase nos sentábamos demasiado lejos como para entablar una conversación y en los recreos nunca la veía, es como si se escondiese.
En parte tenía razón... siempre me iba a una parte muy alejada del recreo en el que estar sola sin que nadie me viese.
-Una lástima... ¿qué querías decirle?
-Realmente ya no importa, nunca la volveré a ver...
En ese momento me dieron ganas de confesarle quien era, pero no podía ceder, todo podría ser un engaño para que confesase, aunque por otro lado el nunca se metió conmigo y en momentos me defendió.
-Nunca se sabe. Si me disculpas tengo que volver a casa, no quiero que me regañen el primer día de clases por llegar tarde.
-Comprendo, hasta mañana.
-Adiós, espero que algún día puedas decirle eso a aquella chica.
-Yo también lo espero...
De repente, cuando estaba ya unos cuantos metros de el, le escuché decir algo a lo lejos.
-¡No estas sola!
Fue lo que dijo haciendo que se me saltasen las lágrimas y abriera los ojos.
Me giré hacia el y le miré intentando reprimir mis lágrimas. Puse los ojos en blanco y sacudí mi cabeza hacia los lados sonriendo levemente.
«¿Realmente es eso verdad?» «Pero no caeré tan fácilmente, la vida me ha ensañado a defenderme.»

Don't Remember Me. (CDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora