9.

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-¡Puff! Exclamé a la vez que me lanzaba a mi cama.
«Estoy molida...»
Decidí darme una ducha rápida y ponerme algo cómodo de ropa, tanta escalada no era normal en mí... Ni en nadie. Bueno, al menos no creo que demasiada gente se dedique a escalar balcones...

Sin saber muy bien por qué, tenía una sensación tensa todo el rato, algo malo pasaría.

Y sí. Pasó.

-¡¡Melanie!! ¡¡Baja aquí ahora mismo!!
Lo había descubierto. Lo sabía. Me iba a matar, me iba a atar a la pata de una silla.
Bajé con el corazón en el puño y intenté mostrarme normal.
Tragué saliva y le sonreí temerosa.

-¿Con que de tiendas con una amiga no?
-...
-Melanie, estás castigada. ¡Eres una estúpida hija mía!
-Mamá, ¡no es justo!
-¡Lo que no es justo es que te escapes por la noche para irte con tu novio y me mientas a la cara!
-¡Tu nunca lo comprenderás!
-¡Claro que no, hay que ser igual de idiota que tú para entenderlo! Esas palabras se quedaron clavadas en mi corazón, nunca me había sentido tan mal.
-¡Déjame en paz!
Cogí mis llaves y salí de casa pegando un portazo.
Me fuí al parque en el que quedé con Lysandro la noche anterior y me senté en uno de sus bancos con las rodillas a la altura de la cara.

-Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? No sabía que a Lysandro le gustasen las lloronas...
-¿Uh? Dije a la vez que subía la mirada. Era Castiel. «Mierda, ¡me ha visto llorando!»
-Dejame en paz, nadie te ha dado vela en este entierro.
-¡Eh! ¡No sé qué demonios te pasará pero no la pagues conmigo!
-¡Has sido tú el que te has acercado!
-Chst...
Se sentó a mi lado en el banco haciendo que me sorprendiera, por un momento pensé que iba a pegarme...
-Y bien, ¿qué te ha pasado? No entendía como podía tener esa sonrisa burlona viéndome en ese estado, que chico tan extraño.
-Pfff... ¿Te has despertado con la vena de alma caritativa?
-Algo así. ¿Me lo vas a contar o no?
-Uf... A ver... Me he peleado con mi madre.
-JAJAJA ¿Y POR ESO ESTÁS LLORANDO?
-¡Puede que a tí te de igual, pero todos no somos tú!
-Lo sé, sólo pienso que es estúpido ponerse así por eso, al fin y al cabo, ¿has hecho algo malo?
-Me escapé por la noche para ir a ver a Lysandro. No comprendía para nada por qué le estaba contando esto, pero de alguna forma, necesitaba contarlo.
-Vaya, con qué al final no eres tan mosquita muerta como pensaba... ¿Y por donde te escapaste? ¿Por la ventana?
-¿Podrías dejar el sarcasmo de lado al menos dos minutos? Obviamente me escapé por la puerta, sin hacer ruido.
-Además de rebelde, ninja profesional, ¿alguna cosa más que no supiese de tí, tabla?
-Sí... ¡Espera! ¡¿Qué?! ¡No soy ninguna tabla!
-JAJAJAJA Lo que tu digas, tabla.
-Pfff Andrés, como eres...
-¿Andrés?
-El que viene cada mes.
-Vaya vaya, ahora eres una vacilona y todo, buena esa.
De alguna forma toda esa situación me hizo reír. De manera increíble, consiguió animarme.

-¿Por qué te escapaste y no simplemente quedaste en otro momento con Lysandro?
-Porque ya habíamos quedado y era muy importante... Por cierto, gracias.
-¿Gracias? Son 100 euros por haberte hecho de Psicólogo.
-No tienes remedio. Respondí mientras miraba al cielo.
-Mira quien fue a hablar, bueno tabla, te dejo, me tengo que ir.
-¡Adiós y gracias de nuevo! Me sonrío con su sonrisa de siempre y se fué sin más preámbulos.
«¿Por qué se habrá interesado por mi problema? Quizás no sea tan borde como parece... En cualquier caso se lo agradezco, su sarcástica forma de ser me ha hecho olvidar el mal trago... Debería hacer las paces con mi madre y explicárselo todo.»
Decidí volver a casa, no estaba segura de hacerlo, pero... ¿Qué otra opción tenía?
-¿M-mamá...?
-¿Qué? ¿Ya has vuelto? Dijo casi indiferente.
-Mamá, por favor, escuchame...
-No tengo nada que escuchar, no será una relación tan sana cuando tienes que escaparte y mentirme a mi para estar con él.
-Es que el problema es que sé que tú no me dejarías, ¿¡no lo entiendes!?
Me dí cuenta de que había alzado la voz y decidí relajarme, no podía dejar que me castigara.
-Melanie, no tendría ningún problema mientras me cuentes la verdad, pero eso de mentirme... Dios Melanie, ¿En qué momento has dejado de confíar en mí?
-No es que haya dejado de confíar en ti... Pero es que pensaba que te enfadarías muchísimo... Lo siento, prometo ser sincera a partir de ahora...
-Me parece muy bien, ahora dame las llaves, vas a estar dos semanas sin salir.
-¡¡Mamá!!
-¿Quieres que sean tres?
No respondí y me saqué las llaves del bolsillo mientras resoplaba.
-Me voy a mi habitación, no me molestes.
Se guardó las llaves e hizo caso omiso de mis palabras, subí dando zancadas a mi habitación. En cuanto estuviese algo mejor me dispondría a contárselo a Lysandro.
«¡Agh! ¿Por qué nada me sale bien?» pensé para mi misma mientras miraba a mi alrededor.
De repente mi teléfono comenzó a sonar, era un número desconocido.
-¿...Hola?
No puede ser... Esa voz...

Don't Remember Me. (CDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora