8.

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Comencé a ponerme cada vez más y más nerviosa, no dejaba de balancear las piernas, ya que gracias a mi baja estatura no llegaban al suelo.
-Se está haciendo tarde, deberíamos dormir.
Me dijo sonriéndome cálidamente.
-Yo puedo dormir aquí... Tengo la espalda de hierro.
Me miró incrédulo y puso los ojos en blanco sonriendo.
-Claro, viene mi novia apurada porque se le han perdido las llaves, hago que se suba a mi espalda para llegar a mi habitación y la dejo dormir en mi balcón, sí, tiene lógica.
Me sentí realmente estúpida al contemplarlo así.
-Anda pasa, que no muerdo, jajajaja.
Hice caso a sus palabras y pasé a la vez que tragaba saliva.
-Creo que estarás incómoda con los vaqueros...
Mi cara se puso muy roja, puedo jurarlo porque sentía arder mis mejillas.
Me señaló su armario y lo abrí, me sorprendió que estuviese millones de veces más ordenado que el mío... bueno, del mío mejor ni hablemos.
Cogí una de sus camisetas, lo único que temía es que durmiendo esta al ser tan ancha se me subiera dejando a la vista mi ropa interior. Esto era increíble, en el mal sentido.
-¿Te ayudo a ponértela?
No sé por qué parecía divertirse con la situación.
-Pfff, tan inútil no soy ¿sabes?
-Lo sé boba, sólo es que me gusta verte ruborizada.
-Anda, deja de decir tonterías y girate.
-Grrr que te como.
-Me gustabas más cuando pensaba que eras un chico misterioso y sexy. Le dije mientras me cambiaba de ropa.
-¿Pensabas que era misterioso y sexy? Jajajajaja.
-Chst, te van a oír si sigues riéndote como una foca retrasada.
-No te preocupes, no te han oído a tí jadeando antes como si hubieses corrido la maratón no creo que me escuchen a mí.
Al fin terminé de ponerme en orden y procedí a contestarle.
-No me habrán oído jadear ¿no? ¡A ver que se piensan!
-Posiblemente lo que todo el mundo pensaría al escuchar a una chica jadeando en el cuarto de un chico.
-Hala, Déjalo más claro si puedes, capitán obvius, ¿eres tú?
-Ven aquí anda, que estás estresada.
Me senté a su lado y apoyé mi cabeza en su hombro, preocupándome en todo momento de que la camiseta no subiese más de lo debido.
Tras unos minutos de estar casi dormida en su regazo noté como me movía hacia un lado para taparme y dormir conmigo. Él ajetreo de ello me hizo despejarme un poco y me quedé abrazada a él. Podía escuchar sus latidos al tener mi cabeza en su pecho, me tranquilizaba mucho tenerle conmigo.
A la mañana siguiente me desperté y noté que estaba algo más alta de lo normal... ¡Estaba dormida encima suya!
Al instante me bajé haciendo que él también se despertase. En un segundo yo ya estaba vestida y lista.
-Buenos días princesa del sarcasmo.
Dijo mientras se estiraba con voz de recién levantado.
-Buenos días no creo, tengo 6 llamadas perdidas de mi madre.
Abrió los ojos como platos y se dirigió hacia mí.
Salí fuera para devolverle la llamada a mi madre, más me valía tener una excusa convincente.

-¡Mel! ¿Dónde estás?
-Estaba haciendo deporte, ¡nada mejor que el sol matutino para hacer ejercicio! He decidido madrugar y hacer algo de provecho ya que es fin de semana.
-¿Y por qué no me cogías el móvil?
-Porque lo tenía en silencio y acabo de cogerlo.
-Te has dejado las llaves en casa, ¿como pensabas entrar?
-¿¡En serio!? ¡No me había dado cuenta! ¿Estás allí?
-Sí, pero ven rápida que me tengo que ir a hacer cosas.
-De acuerdo, estoy allí en 10 minutos.
-Hasta luego cariño.
-¡Hasta ahora Mamá!
Colgué la llamada y emití un suspiro de alivio, parecía haber colado.
-¿Ha colado?
Me preguntó nada más volver a pasar Lysandro.
-Sí, increíblemente sí, pero tengo que irme ya, si no, empezará a sospechar.
-Tienes razón, adiós Mel.
-Adiós Lys, gracias por todo.
-No es nada, en realidad estuvo bien.
Le sonreí y le dí un beso rápido en los labios.
-Espera, ¿¡tengo que volver a bajar por el balcón!?
-No te preocupes, yo te cojo.
Salió de la habitación y en cuestión de segundos estaba bajo el balcón, de nuevo me agarré a los barrotes como si no hubiese un mañana.
-Agachete un poco, no te caerás, te lo prometo.
Hice como me dijo, pero sin querer resbalé precipitándome hacia delante, gracias al cielo, Lysandro me cogío y nada pasó.
-¡Te tengo!
-G-gracias.
Le dí un abrazo y me dirigí a mi casa.

Llamé a la puerta y mi madre me abrió, me dió un abrazo y me miró extrañada.

-Mel, ¿por qué hueles a perfume de chico?
Mi cara se transmutó y por inercia olisquée uno de mis brazos, y era cierto, olía al perfume de Lysandro. Olía genial... Lysandro...« ¡MEL ESTÁS A PUNTO DE QUE TE TENGAN ESPOSADA EN LA CAMA SIN SALIR UN MES Y TE PONES A DELIRAR!» me dije cuando volví en mí.
-Estuve probando perfumes para regalarle uno a mi no... Amigo.
-¿Por qué no me cuentas la verdad y ya, Melanie?
-Sé que es difícil de creer, pero es la verdad.
-Sí, ¿nada mejor que correr en vaqueros verdad?
Mierda. La ropa.
-Vale, la verdad es que he ido de compras con mi mejor amiga y la pobre estaba nerviosa porque era el cumpleaños de su novio, y claro, el maniquí de prueba era yo, por eso huelo a perfume de chico y voy vestida normal. Pensé que si te decía que era porque me había ido de tiendas te enfadarías, pero no me queda otra...
-¡Haber empezado por ahí! Pensaba que te habrías ido a casa de un chico o algo así.
-Jajajaja ¿yo? ¿A casa de un chico? Eso es imposible.
-Nunca digas nunca, bueno Mel, se me está haciendo tarde, cuidate cariño y recuerda ser sincera.
-Vale, ¡hasta luego!
Cuando cerró la puerta sentí como mi cuerpo se destensaba, había conseguido librarme por los pelos. No me hacía gracia mentirle a mi madre, pero no había de otra, no podía permitirme estar un mes encerrada aquí, y menos ahora.
Definitivamente, mi vida ha tenido más acción en una noche que en todo el resto de mi vida junto.

Don't Remember Me. (CDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora