De nuevo, salió por la puerta de manera apresurada, sinceramente no sabía como sentirme. Subí a mi habitación un poco en Shock. ¿Qué podría pasarle a mi padre tan grave como para que Mamá vuelva con él? No entendía nada.
Nada más llegar ví a Lysandro sentado en mi silla del escritorio admirando algunos de mis dibujos que había dejado encima de la mesa.
—¿Qué tal ha ido todo Mel? Dijo sonriéndome calidamente, aquella sonrisa me tranquilizaba de una manera casi inexplicable.
—Francamente... mal. Voy a tener que empezar a trabajar para pagarme un piso y estudiar para conseguir lo que quiero en un futuro...
Suspiré mirándole bastante decaída.
El me respondió tirando levemente de mi brazo para que me sentase en sus rodillas y me dió un pequeño beso en el cuello.
—No vas a tener que hacer todo eso
Dijo mientras sonreía.
—¿Cómo? ¿Y de qué voy a vivir?
—Puedes venirte a mi casa. Dijo aún sonriente.
—No digas bobadas Lys Jajaja, ojalá...
—Lo digo en serio, Mel.
Me levanté casi de un salto y le miré.
—P-pero ¿y tus padres? ¿Estarán de acuerdo con esto?
Noté como me ponía roja ante la idea de vivir con Lysandro, por una parte me hacía mucha ilusión, pero no quería ser una carga o una molestia para él, y mucho menos para sus padres.
—Mel, escúchame, no es algo que sea un capricho, es necesario, y si necesitas ayuda en algo, voy a poner todo lo que pueda de mi parte para ayudarte. Acarició mi mejilla con su mano mientras sujetaba mi cintura con la otra.
—Está bien... sonreí algo avergonzada aún.
Sujetó mi cara entre sus manos y me besó delicadamente.
—Todo va a ir bien, ¿vale Mel?
Su cálida mirada y su sonrisa me tranquilizaban de una manera casi irreal.
—De verdad... Gracias. Dije con los ojos llorosos a la vez que le abrazaba con fuerza.
Besó mi cabeza y me separé de él un momento para recomponerme.
—¿Te parece bien que vayamos ahora a decírselo? Me preguntó amablemente. Desde luego este chico es increiblemente cálido y dulce.
Le respondí asintiendo con la cabeza aún un poco confundida interiormente por lo que iba a hacer en pocos instantes.
Cerramos la puerta detrás de nosotros y me llevó de la mano hasta su casa, mi corazón latía a más de mil por hora sin duda.
—¿Estás bien Mel?
Pegué un pequeño bote sobre mi misma al escucharle y exhale aire.
—S-sí, sólo estoy algo nerviosa... jaja.
Sonrió y me apretó levemente contra él para a continuación, abrir la puerta.
Al entrar, nos recibió su madre, que parecía haberme cogido mucho aprecio por alguna razón.
—¡Oh! Bienvenida cielo. Dijo sonriendome afable.
—¡Buenos días! Le respondí con otra sonrisa tratando de no parecer demasiado nerviosa.
—Mamá, quería hablarte sobre algo, es muy importante.
Le dijo serio Lysandro. Instantes después, su madre nos dijo que pasáramos para que pudiese explicarse mejor y de forma más tranquila. Acto seguido, Lysandro le contó todo lo sucedido y la "solución" que habíamos encontrado a ese problema mientras yo permanecía con el estómago hecho un nudo e hiper nerviosa.
—Mel, cariño, no hay problema en que te quedes aquí... ¿pero estás bien? Debes de haberlo pasado muy mal en medio de esa situación...
Me dijo mirándome preocupada.
El escuchar de su parte que no habría problema en que me quedase me tranquilizó de sobremanera, haciendo que pudiese hablar con más normalidad.
—Bueno... no ha sido muy agradable pero... no puedo hacer otra cosa.
Miré hacia el suelo casi avergonzada por lo que acababa de decir.
—Te entiendo. De verdad, no te preocupes, no molestas para nada. Además, nunca está de más una mano más para ayudar.
Sonreí ante su positiva respuesta y asentí con la cabeza.
—¡Por supuesto! Ayudaré en todo lo que pueda.
—Entonces dime Lysandro, ¿esta señorita es tu novia? Dijo mirándolo de reojo su padre.
Noté como Lysandro se sobresaltaba levemente y sus mejillas se ponían un poco rojas, yo por mi parte, estaba tan sonrojada por la vergüenza que podrían haber hecho la cena en mi cara.
—Así es, Mel y yo somos pareja. Sonrió y me miró complice, intenté calmarme un poco y devolverle la sonrisa, todo era tan surealista y genial que aún me asustaba que todo estuviese siendo un sueño.
—Creo que va siendo hora de cenar, ¿no créeis?
Dijo amablemente la madre de Lysandro, a lo que respondí asintiendo con la cabeza.
—¡Dejeme ayudarla señora!
Dije sonriente y animada.
—Está bien, pero puedes llamarme Josiane querida. Respondió con una sonrisa cálida de vuelta. Lysandro nos acompañó a ambas hasta la cocina donde mi móvil comenzó a sonar.
《...¿Otra vez?》
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Don't Remember Me. (CDM)
Fiksi Penggemar«Cambiar. Irme.» Eran las únicas palabras que tenía en la cabeza en esos momentos en los que me trataban como si fuese idiota. ¿Qué pasaría si ahora alguien pudiese echar a perder todo mi esfuerzo por cambiar por el simple hecho de mi pasado? ¡Es el...