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Miré a mi alrededor, nada especial. Bueno, a no ser que que dos chicas estuviesen hablando pueda consiredarse "Especial" Suspiré, aunque más fuerte de lo que me esperaba y me tapé la boca rápidamente.
-¿Quién ha sido?
Dijo el profesor. Llamadme cobarde, pero lo único que hice fue quedarme en silencio.
-Que valiente...
Escuché a las dos chicas de antes mascullar.
«Sólo es un suspiro, no sé por qué tanto revuelo...»
La mañana transcurrió sin ningún problema, como de costumbre, aunque bueno, en realidad no era una costumbre antes para mí.
Al salir me sentí un poco decepcionada al ver que Lysandro no me esperó como el día anterior, pero tampoco era su obligación así que decidí dejarlo sin darle mayor importancia. Cuando iba a mitad del camino, me lo encontré, pero para mi sorpresa no estaba sólo.
Una chica de pelo blanco estaba enfrente de el hablando desenfadadamente.
En ese momento pareció como si mi mundo se derrumbase. Claramente yo no le llegaba ni a la suela de sus preciosas botas, estaba claro que el no podría haberse fijado en ese sentido en mi, que estúpida fuí.
Decidí pasar rápidamente para evitar encontronazos, para rematar, no había calles paralelas a esa.
Al pasar tan rápido seguramente no se dió cuenta de mi presencia, o quizás más bien no quiso darse cuenta.
No podía evitar tener una sensación de frustración y tristeza, pero en realidad el y yo no éramos nada y nunca lo seríamos, ¿Qué se me pasó por la cabeza para pensar eso? llegué a casa con el corazón en un puño, de lo cual se percató mi madre.
-¡Hola Mel! ¿Te ocurre algo?
-No, no es nada, un día cansado, me han mandado muchos deberes.
Esto iba cada vez mejor, no tenía absolutamente a nadie con quien hablar de mis sentimientos.
-Oh... ya. Bueno, lo mejor será que descanses, yo tengo que irme ya a trabajar, pero no te acuestes sin comer.
-Gracias, cojeré algo de por aquí para comer, que te vaya bien mamá.
Le dí dos besos y cerré la puerta una vez que ella se fué.
«Y de nuevo, sóla. ¿Estoy destinada a estar siempre totalmente sola?»
Realmente tenía ganas de llorar. «¿Todo por un chico con el cual nunca he tenido la más mínima posibilidad?» «Eres una idiota Melanie.»
Me dije a mi misma cruelmente. Cogí un peluche de cuando era más pequeña y lo abracé. «Mis esfuerzos siempre son en vano, no tengo a nadie en quien confiar, ni una amiga a la que contar mis secretos... es es un asco.»
No me pude quedar dormida, la cabeza no paraba de darme vueltas, debería haber comido algo, pero realmente no tenía ganas de absolutamente nada.
De repente, el timbre sonó, alterando mis pensamientos negativos.
-Puff, ¿el jodido cartero no tiene más horas a las que venir?
Dije suponiendo que sería el cartero o algo por el estilo.
Bajé y me asomé a la mirilla de la puerta.
«¡Oh dios mío! ¡Es Lysandro!»
Pensé para mi interior. (Bueno, eso y que siempre me veía despeinada.)
Abrí la puerta casi emocionada, sintiéndome una estúpida por cambiar tan rápido de sentimientos.
-¡Hola Melanie!
Me dijo sonriente.
-Hola Lysandro, ¿qué te trae por aquí?
-Bueno, era sólo para decirte que no te he esperado fuera porque tenía que acompañar a Rosalya a comprar un regalo para su aniversario con Leigh.
-Oh, igualmente no tenías por qué hacerlo... Espera, ¿así que esa chica de pelo blanco es la novia de tu hermano?
-Sí, ¿pero cómo sabes quien es?
«Genial Mel, eres la reina de la discreción.»
Me dije irónica en mi mente.
-E-esto... pues yo... Pasa anda, podremos hablar más tranquilos, si las vecinas me ven hablando contigo se lo dirán a mi madre, y no tengo ganas de que me hagan un interrogatorio.
-Oh, ¿estas sola?
«Bien Mel, QUÉ INTELIGENTE ERES INVITANDO A UN CHICO A ENTRAR A TU CASA ESTANDO SOLA, AHÍ TIENES TU PREMIO A LA INTELIGENCIA.»
Me quise pegar al pensar eso, pero a lo hecho pecho, además, tampoco estaría tan mal si... «¿Pero que estoy diciendo? realmente levantarme temprano no me sienta nada bien.»
-Sí, hoy mi madre tenía turno de tarde, bueno pasa.
-Gracias, ¿no molesto?
-¡No, claro que no!
Una vez que entró, cerré la puerta, me aseguré de que nadie hubiese visto nada, y le invité a sentarse.
-Bueno, ¿me vas a decir de que conocías a Rosalya? jajaja
Realmente estaba tan nerviosa que no entendía ni lo que decía, notaba como el corazón me iba a mil.
-Pues yo, em... va a nuestra clase ya sabes y bueno como el profesor pasa lista pues me quedo con los nombres. Ey, ¿por qué lo de la libreta?
-¡Ah! Es que pensé haberte visto esta mediodía al volver, pero la chica pasó tan rápido que no me dió tiempo a saber si eras tú, oh, lo de la libreta...
De repente escuché unas llaves en la puerta y me sobresalté.
«MIERDA, ¿CÓMO HAS LLEGADO TAN PRONTO HOY MAMÁ?»
-¡Lysandro, sube, corre!
El me obedeció y corriendo subí las escaleras detrás de el.
-¡Metete en el armario!
Me miró aguantándose la risa y me volvió a hacer caso, se metió,le lancé algunas prendas de ropa, cerré sigilosamente las puertas del armario y me senté en mi cama.
-¿Mel?
Escuché a mi madre desde abajo.
-¿Sí, mamá? «Genial, hace 20 minutos estaba pensando en lo sola que estoy y ahora tengo a un chico escondido en mi armario.»
-Ah, pensé que te habrías dormido, he vuelto a por un par de cosas que se me habían olvidado, ¡hasta luego cielo!
-¡Adiós mamá!
Cuando oí cerrarse la puerta exhalé el aire que tenía comprimido a causa de los nervios y fuí a abrirle a Lysandro.
-¡Lo siento!
-¡No importa! Jajaja, ha sido... gracioso. Ah por cierto, creo que esto es tuyo...
Dijo extendiendo su mano para darme uno de mis sujetadores.
-¿Te he lanzado un...?
-Sí.
Ví como se aguantaba la risa y mi cara se puso roja cual tomate.
-¡Lo siento, lo siento!
-No importa en serio, jajaja.
La verdad es que cuando le veía reír le veía muy diferente a como me lo imaginaba.
-Uf, ha estado cerca... No quiero imaginar lo que habría pensado si me hubiese visto contigo...
-¿Tienes novio?
-No... ¿pero a qué viene esa pregunta?
-Por lo de "No me quiero imaginar lo que habria pensado si me hubiese visto contigo"
-Ah, simplemente sacaría conclusiones precipitadas.
-Tengo una duda.
-¿Qué es?
-¿Por qué has cambiado tanto?
Aquella pregunta me pilló de sorpresa y no supe muy bien qué contestar.
-Esto... no sé, quería un cambio de look...
-¿Lo hiciste por ellos verdad?
-¿Te refieres a la gente que se metía conmigo?
Asintió con la cabeza y me miró a los ojos, aunque yo le rehuí la mirada.
-Realmente sí, pero también lo hice por mí, aunque veo que nada ha cambiado.
-¿Por qué lo dices?
-Porque sigo estando sola a pesar de haber cambiado lo que creía erróneo en mi, por más que lo intente no parece tener resultado.
-No estas sola.
Le miré de nuevo, pero esta vez con una mirada agradecida.
-Realmente, gracias.
-No me las des, ¿sabes en lo que estas fallando siempre?
-Si lo supiese no lo haría.
-Nunca eres tu misma.
Sus palabras me sorprendieron, y a la vez sentí que tenía razón.
-Creo que eres una persona con los suficientes valores para no tener que fingir ser quien no eres.
-No sé que decir... gracias... creo que recapacitaré sobre ello.
-Venga, no te lo he dicho para que te desanimes, pareces algo amedrentada.
Puso una de sus manos en mis hombros haciendo que un escalofrío recorriese mi cuerpo.
-¿Por qué te involucras tanto conmigo?
-Porque despiertas en mí emociones que nadie más despierta.
-¿Como pena quizás?
-Realmente eres ingenua ¿eh?
-Puede...
-No te preocupes, las descubrirás cuando tengas que descubrirlas, mientras tanto piensa en lo que te he dicho, y ahora debería irme.
Alzó la mano en señal de despedida y le acompañé hasta la puerta, antes de abrirla le cogí del brazo.
-¡Espera!
-¿Uh?
-Gracias.
Y acto seguido, le rodée con mis brazos, el me devolvió el abrazo y tuve una sensación que nunca antes había sentido, unos segundos después le dejé irse y me despedí sonriéndole.
«¿Cuales son esos sentimientos, chico misterioso?»

Don't Remember Me. (CDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora