Cuando llegamos ambos a en frente de mi casa me soltó la mano y como de costumbre se despidió de mi alzando la mano, antes de que se dirigiera hacia su casa le hice una seña para que se esperase un segundo.
-Gracias... Ya sabes, por el pequeño empujón.
-No es nada, al fin y al cabo alguien acabaría dándotelo.
Me sonrió y esta vez sí, cada uno nos dirigimos a nuestros respectivos hogares.
Al entrar a casa ví como mi madre me miraba de manera extraña.
-¿Pasa algo mamá?
-¿Era el chico del otro día?
Espetó de repente.
-¿Q-qué?
-Ya sabes, el chico que vino a traerte la libreta.
Mi corazón se relajó, por unos instantes pensé que nos habría visto sólos en casa.
-¡Ah! Sí, sí era él. Respondí algo más tranquila.
-¿Es tu novio?
-¡N-no!, es sólo un compañero de clase, además, ya te lo dije.
-Puedes contármelo, sabes que no voy a tener nada en contra.
-No es mi novio mamá, va en serio.
-Pues no lo mirabas con cara de que no lo fuese.
-¿Y como se supone que sabes con que cara le miro? ¿Me espías?
-Las paredes tienen ojos.
Puse los ojos en blanco. Insisití en llevarle la contraria, al final me dió la razón, pero ella seguía convencida de que éramos algo más que amigos.Una semana después...
Creo que esta ha sido la semana más aburrida de mi vida. Lysandro llevaba mucho tiempo sin venir a clase, pero no tuve el valor suficiente en ir a preguntar a su casa, al fin y al cabo, ¿qué pensarían sus padres? Pero me había armado de valor, tenía que saber que le sucedía, no era común en el no ir en tanto tiempo. Ese mismo día por la tarde, cuando mi madre se fué a trabajar, cogí mis llaves y salí de casa unos minutos después de ver como el coche se iba por una calle lejana a mi casa.
Y sintiendo el mayor valor que nunca había sentido me acerqué a la casa de Lysandro. Mi temblorosa mano derecha tocó el timbre, esperando una respuesta.
Unos segundos después una mujer de unos sesenta años me recibió. Supuse que sería la Abuela de Lysandro.
-¡Hola jovencita! ¿Qué haces aquí?
Me respondió de forma muy agradable.
-H-hola, soy una de las compañeras de clase de Lysandro, hace tiempo que no viene y pues... Quería saber como estaba...
-Oh, pasa, pasa mi hijo esta dentro, supongo que será mejor que el te lo explique todo.
Asentí con la cabeza. Espera, ¿dijo "Mi hijo"? Realmente parecía muy mayor, hice un suspiro en forma de alivio al no haberle dicho algo como "su nieto."
-Lysandro, ¡ha venido una chica a preguntar por ti! Se quedó unos segundos en silencio esperando una respuesta de parte de Lysandro. Uhm... estará distraído, creo que lo mejor será que subas a su habitación.
-¿A s-su habitación? ¿No sería de mala educación?
-Claro que no querida, lo que sería de mala educación sería que te hubieses molestado en preocuparte por el y no te respondiese.
-Oh... no es ninguna molestia... supongo que subiré...
-Como en tu casa, cielo.
Realmente aquella mujer me recordaba mucho a mi abuela y me daba un sentimiento de nostalgia.
Llamé delicadamente a su puerta y apenas unos segundos después Lysandro abrió la puerta.
-¿Melanie? ¿Que haces aquí?
Noté como se sonrojó al verme allí.
-Bueno, no venías desde hace tiempo y... Me quedé unos segundos con la mente en blanco hasta que pude seguir.
Y quería saber si estabas bien y lo que te había pasado.
-Bueno, pasa y si quieres te cuento, jajaja.
Su expresión se volvió algo más cálida y sin pensarlo mucho entré a su habitación. ¿Quién me diría que acabaría en la habitación del chico del que llevaba enamorada prácticamente toda la vida? Me invitó a tomar asiento a su lado y prosiguió a contarme todo lo sucedido.
-No estaba mal, estaba de viaje con mis padres, que raro que no lo dijese el profesor. Dijo al final resumiendo todo lo que me había contado.
-Igualmente, gracias por preocuparte...
Esta vez a la que le subió la temperatura en el rostro fue a mí, podía jurarlo simplemente por el hecho de que notaba a mis mejillas arder.
-Te echaba de menos...
Abrí los ojos rápidamente y me puse en pie casi de un salto.
-Y-yo, creo que debería irme, siento mucho las molestias adio...
Agarró mi mano antes de que pudiese coger el pomo de la puerta.
-Pareces nerviosa, ¿te pasa algo?
-¿A mi? No, nada, es que... Tengo que hacer deberes, ah por cierto ¿tienes los deberes? La verdad es que tenemos un montón...
«¿Pero de qué hablas Melanie? Si hoy casi no hay deberes...» ni yo misma comprendía lo que decía, sólo estaba muy nerviosa por la situación.
Noté como se empezaba a reír al verme en esa situación.
-¡No te rías! Es muy vergonzoso...
Dije poniendo cara lastimera.
-No comprendo porque estás tan agitada, es sólo eso.
-Si te lo dijera quizás no querrías volver a saber nada de mi...
-¿Qué puede ser tan malo como para eso?
-No es que sea malo... me tengo que ir... seguramente tu madre estará pensando cosas raras...
Esta vez sí, agarré el pomo de la puerta y la abrí sin esperar su respuesta. Pero esta vez no sólo me cogió la mano, me agarró por la espalda y se quedó abrazado a mi durante unos segundos haciendo que me temblasen las piernas. «El primer abrazo que me da un chico» Es lo único que se me pasó por la mente, ya, ya se que no es que fuera muy brillante, pero es lo único que me salía pensar en situaciones así.
Al tener una de mis manos aún puestas en el pomo y al deslizarme hacia delante hizo que la cerrase de un portazo.
Me giré para mirar a la cara a Lysandro, el estaba muy cerca mío, y yo estaba contra la cerrada puerta cerré los ojos con fuerza al no saber que hacer. De repente noté como se alejaba de mí. Mís piernas aún temblaban, aunque me había dejado llevar,quizás no debí asustarme tanto. Cuando nos separamos el aún tenía sus manos apoyadas en mis hombros.
-Lo siento, quizás he ido algo rápido.
Me dijo con una sonrisa dolorosa en la cara.
Asentí aún embobada por lo que había pasado hacía sólo unos segundos antes.
-No es eso... Me habías pillado por sorpresa, no sabía que yo...
-¿Va todo bien ahí arriba?
De repente la voz de la madre de Lysandro nos sorprendió a ambos, cortandome y haciendo que nos sobresaltaramos.
-¡Sí!
Dijo Lysandro en un tono algo más fuerte de lo común.
-Oye Lys, creo que tu madre empieza a sospechar, debería irme.
-Esta bien, ¿podemos vernos después?
-¿Dónde quedamos?
-Te espero en el parque que hay dos calles detrás a las diez y media. Respondió a mi anterior pregunta.
-¡De acuerdo! Con esta afirmación y aún sin poder creerme lo que había pasado hacía minutos antes salí de la habitación y bajé las escaleras. Agradecí su amabilidad a la señora y me despedí.
«¿Realmente es esto cierto?» «Creo que no tengo tanta imaginación como para soñar esto, ¿no?»
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Don't Remember Me. (CDM)
Fiksi Penggemar«Cambiar. Irme.» Eran las únicas palabras que tenía en la cabeza en esos momentos en los que me trataban como si fuese idiota. ¿Qué pasaría si ahora alguien pudiese echar a perder todo mi esfuerzo por cambiar por el simple hecho de mi pasado? ¡Es el...