No tan invisible

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Intentó llegar lo antes posible a la mina en donde hace un año, había compartido recuerda con Los Cocodrilos, entró, estaba desierto, vacío, no había nadie. Se sentó en una de las rocas que sobresalían. No se le ocurría nada, no sabía más sitios en los que pudieran estar, el pueblo era grande, y aunque no le importara buscarles de noche, ellos no estarían quietos en un sitio. Se quedó pensativa, ¿por qué daba por hecho que María, Hannes, Kai, Jorjo, Frann y Olivv siguieran en el pueblo?, eran ya lo suficiente mayores como para no se, irse a otro lugar en las vacaciones de verano.

Se rindió

No sabía nada de ellos desde que se marchó. Los había abandonado, pero no podían culparla ¿no?, bueno, al menos no mucho, su hermana estaba muerta, su vida, desde ese momento se fue derrumbando, tenían que entenderlo.

Suspiró.

No había más que hacer. Salió de la mina, y montada sobre su monopatín, se alejó de ella.

Decidió ir a dar una vuelta, no era muy buena orientandose, pero no le importo perderse, en verdad últimamente de daba igual todo. Cogió un tramo de carretera, era peligroso, pero había un enorme lago cerca del lugar y ese era el único camino que conocía. Ese lago le encantó desde el primer momento que lo vió. Le encantaba nadar, eso era algo que no podía cambiar, era verano, si, pero hacía  viento, y aunque no llevaba bañador ¿qué tipo de pervertido iba a ir a un lago situado en la nada para verla en ropa interior?, claramente, la respuesta era nadie.

Llegó al lugar. La zona no había cambiado nada, seguía siendo verde, limpia y... solitaria, no había nadie en los alrededores. Se quitó la ropa, quedando en sujetador y tanta, ambos negros.

Se metió en el agua. Estaba congelada, era como si ese lugar no conociera la palabra "verano".

-Mierda- susurró, no había traído  toalla, cuando saliera de aquella masa de agua congelada le iba a dar un ataque al corazón del frió, bueno, eso si no se moría antes de hipotermia por estar en el agua.

Decidío nadar para entrar en calor.

Se metió debajo del agua, avanzaría desde abajo, era más cómodo, raído y aparentemente hacía menos frío.

Olivv..., no había pensado que haría si se lo encontraba, casi se habían besado. Lo más seguro era que hubieran salido si se hubiera quedado en el pueblo.... Su primer beso hubiera sido en la puerta de su casa... Sin dudarlo las cosas habían cambiado, más de lo que le hubiera gustado a Katia, se había metido en un mundo con gente...diferente, era un mundo en el que uno no podía salir con tanta facilidad con la que entraba. Por supuesto que no estaba hablando de drogas, bueno, al menos ella no las consumía. Pero cigarros, sexo y alcohol, eso si. La gente con la que se juntaba era una familia, los demás no sabían que por no dormir en su cama, se escapaba a casa de amigas suyas. Se acordó que tenía que salir a la superficie, necesitaba oxigeno, tenía la cabeza en las nubes.

Ascendió a la superficie, había recorrido el lago bajo el agua, era cierto que podía aguantar mucho la respiración, pero ¿hola? era un maldito lago, era imposible.

-¿Un muelle?- en efecto, se encontraba en un muelle de madera, se escuchaban gritos y risas. Se acercó más y los encontró, no se lo podía creer, durante toda esa tarde los había buscado y estaban allí, en muelle. No sabía si correr (nadar) e irse del lugar ¿que les decía? "Si, emmm hola chicos, ¿os acordais de mi?", lo más probable era que se rieran de ella. En el último año había perdido esa seguida que tanto la caracterizaba, no estaba para tonterías.

Si había suerte y no hacía ruido, podría irse sin ser vista, estaban todos de espalda, no debería de ser tan dificil, bueno, no hasta que Frann se le ocurrió darse la vuelta.

Él la miró. Ella le miró nerviosa. Ese juego de miradas se mantuvieron durante unos segundos, aunque parecieron horas. En ese momento Katia tenía demasiadas esperanzas.

"Tal vez no diga nada, y pueda escapar sin ser vista", pero aún teniendo la posibilidad de escapar, se mantuvo quieta, estaba paralizada, flotando en el agua sin saber que hacer. Hasta que ocurrió lo inevitable.

-¿Quién eres tu?- como no Frann tubo que abrir su bocaza y avisar a los demás de su presencia. Todos la padilla se dio la vuelta.

-¿Qué llevas en la cara?- preguntó Jorjo señalando el terrible desastre de rímel y lápiz de ojos esparcidos por el pálido rostro de la chica.

-¡Es maquillaje imbécil!- le dijo Kai proporcionándole una colleja desde la silla de ruedas.

Todos se rieron por la estupidez del amigo, todos menos Katia, no puede desaparecer sin decir nada y luego volver como si nada.

Se dió cuenta de que al lado del también cambiado y aparentementee más maduro Olivv, había una chica morena con el pelo largo y liso, delgada y guapa. ESTABA. AGARRADA. DE.SU BRAZO. Se quedó mirándoles descaradamente.

Reino el silencio.

No había dicho ni una palabra.

Se estaba volviendo todo muy incómodo.

-Hola Katia- era el fin, Olivv la había reconocido.

Los Cocodrilos: el asesinato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora