Capitulo 13

945 50 7
                                    

Colocó su camisa totalmente empapada en lo que para la habitacón individual del hoter era un tenderero. Tuvieron que improvisar y ese hotel, a pesar de estar un poco lejos del pueblo, era justo lo que necesitaban.

-Ag, mierda- la chica maldijo al aire al darse cuenta de que el suelo de madera tenía un recorrido de agua- Esto me pasa por no escurrir la camisa.

Suspiró.
Ya recogería el agua más tarde, tenía Wi-Fi gratis, podía meterse en Twitter para vervlas nuevas notificaciones que le había llegado a lo largo del día.

En recepción había pedido la contraseña, lo primero que había hecho nada más entrar a la habitación había sido meterse en la ducha. Ese baño en el lago la había dejado helada, luego una cosa llegó a la otra y se olvidó completamente de sus aparatos electrónicos.
En ese momento llevaba una toalla enrollada al cuerpo, a pesar de estar completamente seca no se puso el pijama, desamiada pereza.

Se tiró a la cama individual e introdujo la contraseña en el espacio de ajustes que la pedía. En el primer momento el móvil empezó a emitir varios sonidos caracteristicos de cada red social y aplicación.

"Ña, esto no me interesa", "Uf, esa tía me cae mal", "Esa también", "Otra vez hablandome, que tío más pesado", "Ag, que tía más tonta".
Ese tipo de frases eran las que decía una y otra vez con la mirada clavada en la pantalla.
Después de un largo momento alguien estaba tocando la puerta.
Katia no se dió cuenta hasta pasado un rato y escuchando los golpes de la puerta cada vez más fuerte, entre dientes de tuvo que levantarse.
Se olvidó de que solamente llevaba una toalla.

-¿Qué quieres?-ladró al mismo tiempo que abría la puerta.
Ante ella un chico de pelo castaño con el flequillo tapándole la mitad de la cara, un gorro y en el labio inferior un piercing a cada lado le habló en un inglés americano que a Katia no le costó nada entender.
-Perdona- el bonito traje de noche que llevaba la pelinegra le enrojeció las mejillas.
-¿Qué quieres?- le volvió a repetir en inglés con un acento muy nuestro.
-Tu habitación está al lado de la mía, es muy tarde, y tienes el volumen de la música altísima.
Mierda, la música, se había olvidado completamente de ella.
-No está alto, es Slipknot.
El chico sonrío.
-Se quienes son, me gusta el grupo- con cuidado apartó a la chica y entró a la habitación, se acercó al "caset" y lo apagó.
Katia se quedó estática en la puerta, frunció en ceño.
-Supongo que en entrar en habitaciones ajenas es uno de tus pasatiempos favoritos.
El chico salió de la habitación y se dirigió al pasillo.
Antes de entrar a su propia habitación que estaba peligrosamente cerca de la de Katia, se giró.
-Algo así- le respondió él.

No es muy largo, lo sé, pero como excusa diré que tengo grandes cosas para la continuación de la historia.

Los Cocodrilos: el asesinato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora