CAPÍTULO 6

1.7K 93 9
                                    

- ¿Qué haces? - tartamudeé notando también que estaba a punto de desmayarme -.

+ Ya te dije - dijo oliendo mi cuello, de una forma algo sensual debo comentar -.

- Aléjate de mí - puse mis manos en su pecho en un intento fallido de alejarlo de mí -.

+ Tranquila, no te voy a hacer daño. O al menos eso intentaré.

Noté un dolor muy fuerte en mi cuello, como dos cristales atravesándome la piel hasta llegar a mis vasos sanguíneos. Ese dolor era insoportable, no podía mover el cuello ni un centímetro, era más doloroso aún.

Sentía como la sangre iba hacia la zona de la mordedura, yo respiraba agitadamente, completamente horrorizada, no podía pronunciar palabra.

Cerré los ojos, esperando que todo terminase, que mi muerte llegara ya a por mí porque no estaba segura de si iba a poder aguantar más.

(***)

Comencé a despertar. Me remuevo entre las sábanas suavemente buscando a Niebla con la mano hasta que empiezo a recordar todo lo de ayer y abro los ojos de golpe. Al abrir los ojos me encontré en mi habitación y lo primero que vi fue a Jesús, ese ser horrible. 

Estaba sentado en el sillón que había en una esquina de mi habitación, que normalmente le servía a Niebla para dormir, observándome. 

- Aléjate de mí. ¡Vete de mi casa! - grito aterrorizada mientras me levanto de la cama rápidamente consiguiendo así marearme -.

+ No deberías hacer esos movimientos tan bruscos - dice levantándose del sillón y yo me alejo todo lo posible de él, quedando así con la espalda apoyada en la otra esquina de la habitación -.

- Eres un monstruo. Has bebido mí... 

Pongo mis manos en mi cabeza que creía que me iba a explotar.

+ No estoy para tus insultos y tus tonterías - dice soltando un suspiro - yo no te voy a hacer daño si no me haces enfadar, ahora vístete, hoy es sábado y han quedado nuestros padres, ¿recuerdas?

Me atrevo a mirarlo a la cara. ¿Qué?

- ¿Eres hijo de Eva y Juan Carlos?

+ Sí. Nos veremos esta noche, tómate lo que te he preparado en la cocina, te hará bien para los mareos - tras decir esto en apenas un segundo está delante de mí -.

Trago saliva y cierro fuerte los ojos, atemorizada. Cuando los vuelvo a abrir no estaba, estaba sola.

(***)

Estuve toda la tarde pensando qué hacer, no quería verlo. Pensé en no venir, era lo que más prefería pero debía saber si su familia y él era un peligro para mi familia. No quería que les pasara nada a mis padres. Por otra parte, pensé en denunciarlo, en contar lo que había ocurrido pero en mi cuello no había nada, parecía haber un chupetón pequeñito que desapareció a lo largo de la tarde. No entendía nada.

Estaba asustada y confusa, aún así decidí venir. No quería que a mis padres les pasara nada, no sin al menos intentar evitarlo.

Estaba terminando de poner la mesa cuando oigo sonar el timbre, instantáneamente palidezco. Están aquí. Él está aquí.

+ ¿Hija te importa abrir? - dice mi madre sacándome de golpe de mis pensamientos y asiento con la cabeza -.

Respiro hondo sujetando el pomo de la puerta con firmeza para después abrir lentamente mientras miro a quien está detrás.

Delante había una mujer, Eva, era una mujer alta y bastante guapa, con apariencia joven aunque era de la edad de mi madre, juraría que está tal y como la recordaba.

ENTRE DOS ALMAS [ GEMELIERS ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora