Capítulo 17

776 45 3
                                    

El silencio era aterrador, y sobretodo para el pobre chico que se encontraba detrás de la castaña encogido, por culpa de las miradas terroríficas que le enviaba el señor de negro. Que estaba muy enfadado, le enviaba varias miradas furibundas hacia la castaña, pero esta no se inmutaba solo miraba al suelo con desinterés.

Ya cansada, Mikan suspiro resignada y alzo la cabeza para enfrentar a Persona, cosa que los descolocó a todos, pero en seguida miraron con interés la lucha de miradas, que al final acabo ganando Mikan, que hincho el pecho con orgullo. Se dio la vuelta dándoles la espalda, a Persona y a los de H.P para mirar a Hiroto, que temblaba de pies a cabeza por lo que abrazo a Mikan y escondió su cabeza en su pecho.

Ella le palmeo la cabeza y aun con el peliazul pegado a ella, se dio la vuelta, respiro hondo y los miro desafiantes a todos y cada uno de ellos, algunos temblaron de miedo, otros simplemente la miraron desafiante también.

— El es Hiroto Okami, tiene el alice de cambio. Y también el de cambio de edad.

El ojinegro abrió los ojos al máximo, mientras se sonrojaba de la vergüenza, y bajaba la cabeza, claramente arrepentido.

— No pasa nada que no me lo dijeras, si tienes tus razones, pues vale. Ahora lo importante es ver ¿cual es tu edad?

— Cuando me salvaste, te mostré mi verdadera edad. Soy 2 años menor que tu. Jejeje. —se rascó la nuca avergonzado.

Todos abrieron los ojos al máximo, algunos un poco nomas, a tan poca edad comenzar ha hacer misiones tan traumáticas, al ver la cara de consternación de todos, quiso ver cual es la de la castaña, así que con lentitud empezó a alzar la cabeza y a girar su cabeza, para encontrarse con la cara totalmente descompuesta de rabia de Mikan.

Todos se asustaron así que Ryu cogió a Hiroto y lo alejo de Mikan al instante, pero este no quiso alejarse de ella, pero fue un error por que la castaña alzo la mano para pegarlo, por lo que a Hiroto y a Ryu le trajeron malos recuerdos, y se encogieron en sus lugares con las manos cubriéndose la cabeza y temblando.

La castaña se dio cuenta de su error y retrocedió un paso, Ryu se levanto rápidamente e intento cogerla pero esta salió corriendo como si su vida dependiera de ello.

Mikan corrió sin saber la dirección por sus mejillas corrían lágrimas, con furia se las quito con la mana de su chaqueta, dejando sus mejillas un poco rojas por la fuerza que ejerció.

De repente cayo por un pequeño precipicio, caía rodando por el suelo, daba vueltas y vueltas, hasta que por culpa de un árbol se detuvo, se pego un golpe muy fuerte, y de su cabeza empezó a salir un poco de sangre.

Se levanto con cuidado y bajo lo que quedaba de precipicio, maldiciendo por lo bajo intento limpiarse la suciedad de su ropa, pero en seguida cedió para alzar la vista, se encontró con unas vista preciosas, había un lago en medio de un pequeño claro, habían pequeña flores en el agua, y los arboles se reflejaban en el, dándole una vista preciosa.

— Que cursi. Seria mas divertido si hubiera sangre y muchas personas a las cuales asesinar. —canturreo Nagisa, riendo sadicamente.

— ¿Quieres callarte? ¿Y donde esta Makoto? Que hace mucho que no lo oigo.

— Oe, oe que estoy aquí. ¿Ya me echabas de menos? Lo siento nena pero yo ya estoy pillado por mi hermana. —rio el chico.

— ¿Quieres callarte idiota? Y alejate mono, que me molestas e irritas, y a menos que no quieras tragarte la silla, te vas a callar.

— Oye guapa, que se que tu también estas pillada por mis huesos. Así que que hay de malo.

— He dic-

— ¡Mierda! ¡Queréis callaros de una vez! Que por que estéis dentro de mi, no significa que no me hagáis daño. ¡Venga ya! —exclamo molesta.

Las risas de los dos resonaron en la cabeza de la castaña, que se la agarraba como si intentará explotarse la cabeza.

— Parece que vas a explotar baka.

La castaña se tenso en su lugar y se levantó de un salto, para dar una voltereta hacia atrás y mirar de cara al dueño de aquella voz masculina. Se sorprendió un poco, aunque no lo demostrara al ver al manipulador de fuego con una sonrisa burlona surcando su rostro.

Lo miro impasible, y volvió a ponerse en una posición normal, aunque aun en alerta.

— ¿Que haces tu aquí?

— Yuichi me dijo que viniera.

— ¿Yuichi?

El azabache hizo un ruido parecido a un "Si" y miro el lago con su mirada fría.

— ¿Desde cuando conoces este lugar?

— Desde este momento —murmuró con obviedad.

— Ya decía yo. — la castaña alzo una ceja — Me refiero a la gran herida que tienes en la cabeza y la ropa manchada, Baaaaka.

Mikan chasqueo la boca y lo miro de reojo, sintiendo como su corazón se aceleraba al ver como el azabache también la miraba pero con una ceja alzada.

— ¿Que pasa? ¿Te has enamorado de mi?

— No, es que me estoy preguntando. ¿Como puede Yuichi confiar tanto en ti? ¿Y también como lo conociste? ¿Y por que lo proteges? Ahí demasiadas preguntas que solo puedes responderme tu. Por eso te voy a interrogar.

— Me da igual. —se encogió de hombros.

— ¿Como os conocisteis?

—  Pues veras... — empezó

Flasback

"Estupido persona"  pensaba cierto azabache con un deje de molestia mientras caminaba cerca de las puertas negras. Hasta que un leve ruido lo detuvo, un llanto proveniente de las rejas. Salio de los arbustos y se asomo para observar al causante del ruido. Era un niño de 3 años con en cabello grisáceo y los ojos verdes. El pobre lloraba a todo pulmón.

Estaba de rodillas con la espalda encorvada y su rostro escondido entre sus manos. Su cuerpo sufría espasmos por culpa del llanto. Se acerco a el con pena y poso su mano en la espalda de pequeño, sobandosela para que se desahogara.

— Llora, llora tranquilo ya veras como se arreglara todo.

El pequeño pego un brinco al escuchar una voz masculina proveniente de su espalda. Pero al sentir la calidez que desprendía la mano, no pudo evitar darse la vuelta y aferrarse al cuerpo del muchacho, llorando a moco suelto. (?)

— Yo te protegere, tranquilo pequeño ,yo seré tu... -murmuro mientras le acariciaba la cabeza, dejando la última palabra inconclusa sin saber que decir.

— Mi... H-hermano... — murmuro entre hipidos.


El azabache lo miro con ternura y asintió despacio, y lo estrecho fuertemente contra su pecho, aún después de sentir su camisa mojada de lágrimas o posiblemente de mocos, no lo soltó.

Mi Salvación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora