Capítulo 1. Academia GreenHills

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Miro a través de la ventana del coche. Todo es verde, la hierba espesa se enreda entre las ramas caídas de los árboles a causa de la lluvia y a lo lejos de las colinas se divisa un pequeño pueblo. Antes de venir aquí me informé de este lugar. Llueve una media de 200 días al año así que la falta de sol se hace notar, aún así un rayo de sol me ciega por la ventana y me obligo a apartarme, no creo que sea buena idea llegar ciega el primer día de escuela.

Solo han pasado 15 minutos cuando el taxi para y la tan alabada , por mi padre, academia GreenHills se levanta frente a mi. Wikipedia no exageraba, es literalmente enorme, no me extraña que la hayan construido a las afueras de cualquier civilización. El pueblo más cercano se encuentra a más de 30 minutos a pie, lo único que permite comunicarse con él es una parada de autobús que hay a unos metros de la escuela, al lado de un camino de tierra.

El chófer coge mis maletas y me hace una señal para que entre,deja las maletas en el vestíbulo, me dedica una ligera sonrisa y se marcha. El vestíbulo no se queda corto comparado con el resto del edificio. El suelo lo adornan unos pequeños azulejos de colores blanco y negro y al fondo se pueden apreciar dos escaleras grandiosas que suben a la parte superior de la escuela. Hay pequeñas macetas con plantas junto a algunas de las paredes, pero no parecen las típicas de mercadillo barato fabricado en china y de plástico que tiene mi tía Agatha en el baño. A la derecha hay un mostrador y una mujer de aspecto agradable que debe tener al menos sus cincuenta años con el pelo recogido en un moño engominado y perfecto y unas gafas de culo de botella que hacen que sus ojos parezcan diez veces más grandes de lo normal me hace señales para que me acerque. Debe de ser una escuela moderada hablando de vestimenta, la mueca que hace al ver mi minifalda estampada y mi blusa con escote pronunciado es suficiente para hacerme saber que se siente incómoda.
-¿Nombre?- dice ella con un tono cortante.
-Ashley Moore.- respondo.
La mujer se vuelve y entra por una puerta de cristal translucido que hay detrás del mostrador. Durante la ausencia de la mujer me da tiempo a percatarme de que hay un pequeño espejo al lado de un tablón de anuncios y me doy cuenta de que mi pelo está hecho un desastre, esta mañana me lo había rizado casi perfectamente y mi pelo largo de color rubio oscuro caía sobre mis hombros haciendo que mis grandes ojos marrones destacaran, pero ahora parece que venga de practicar paracaidismo... Por no hablar del maquillaje, que ahora parece una mancha de tinta bajo bajo mis pestañas. Me dispongo a limpiar con la yema de los dedos hasta poder parecer presentable y me intento peinar los pelos rebeldes para que vuelvan a sus rizos iniciales pero no hay manera.
La mujer vuelve.

-Muy bien señorita Moore, la estábamos esperando, es la última iniciada que quedaba por llegar. Tenga, un mapa del recinto y la llave de su habitación, de momento diríjase al comedor, donde le presentarán la iniciación de este nuevo curso.- dice extendiéndome lo que parece ser un mapa y una llave de metal con un número inscrito: 223.

<<¡¿La última iniciada por llegar?!>>

Genial, espero no dar la nota en cuanto entre al comedor repleto de gente impaciente la cual no conozco, y, que si soy sincera, me aterra conocer.

Ojalá pudiera dar media vuelta e irme a casa, pero mi destino ya está sellado en esta academia.

Nota: No os dejéis convencer por las apariencias, el libro está lleno de sorpresas y mejora con cada capítulo. ¡Espero que lo disfrutéis!





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