Capítulo 15. Perdida

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Me despierto y me encuentro estirada encima del suelo húmedo y mohoso de una cámara de piedra. No hay ventanas y el espacio que separa las paredes es claustrofóbico. Hace bastante fresco y una pequeña obertura del tamaño de la palma de mi mano deja entrar un poco de luz. Me subo a una piedra caída en el suelo para intentar ver a través del agujero y averiguar dónde estoy pero la piedra está tan húmeda que me resbalo y caigo al suelo.

Sucia por el barro que yace en el suelo me cubro el tobillo izquierdo. Está inflamado.
Abro la verja de hierro rota y cojeo Apoyándome en la pared. Todo está bastante oscuro. Llegó a una elevación en el camino y palmando con la mano me doy cuenta que son escaleras. Las subo una a una, con dificultad, y intento llegar a la luz que brilla al fondo.
Acabo de salir de una pequeña cueva artificial situada en un pequeño rellano verde, árboles y hierba es lo único que encuentro alrededor. Hay un pequeño poste de madera en medio de todo el césped, en él se leen las letras: Gre si.
Las demás están borradas por el tiempo. Una nota pegada con celo está en el poste y miro a mi alrededor antes de cogerla.

"Cuidado con lo que haces, estás siendo vigilada".

La nota se resbala de mis manos y el aire se la lleva. Estoy hecha mierda. Las piernas, falda y camiseta llenas de manchas de barro y el tobillo inflamado. No se cuanto tiempo llevó ahí dentro pero el sol empieza a esfumarse. Un pitido, no se de donde proviene ni que es, me ensordece. Me tiro al suelo casi por instinto y me cubro las orejas, y entonces las palabras de la nota resuenan en mi cabeza: Estás siendo vigilada... Vigilada...Cuidado con lo que haces...Cuidado...
Intento levantarme y correr, no puedo permitir que esto me supere.
«¿Me estoy volviendo loca?».
Una hermandad, por dios, eso sólo sale en las películas, no puede ser...
No se dónde estoy, cojeo entre los árboles intentando encontrar la escuela , no me suena nada a mi alrededor, estoy pérdida, espero seguir la dirección correcta...

La cabeza me da vueltas y estoy exhausta, llevo horas y horas perdida, dando vueltas y sólo veo árboles y más árboles. No he comido nada desde la noche en la que...Bueno, eso. Todo se hace más borroso y el sol casi se ha apagado. Tengo miedo. La nota me pone la piel de gallina. Tengo mucho miedo y el dolor del tobillo hace que las cosas empeoren. Jayson no está aquí para curarme, ni siquiera para guiarme. Noto algo detrás de mí, siguiéndome, mirándome y como unos ojos se clavan en mi nuca, pero por mucho que invita a mi alrededor no hay nada. Sola, sucia, hambrienta, en medio de la nada y sin nada. Ahora camino, ya no tengo prisa.
Las lágrimas brotan de mis ojos y camino sin rumbo fijo. Es ya de noche y hace frío. Aún me acuerdo de aquel día en el que mi padre me dijo de venir aquí:
Era martes por la mañana, yo estaba sentada en mi escritorio mientras ordenaba algunas fotos de mi álbum. Era un día soleado, como cualquier día en California.
...- ¿Ashley estás ahí?- Pregunta mi padre.
- Sí, pasa.
Él entró, con sus aires de superioridad que siempre lleva en el cuerpo, su trabajo le influencia mucho. Se sienta en mi sillón Lila que está al lado de la ventana de mi cuarto.
- ¿Que te parece Violet?- Suelta de repente.
Violet es la novia de mi padre, bueno, la nueva, hace dos meses tenía otra diferente.
- Pues como todas, papá. No se diferencia mucho...
- Ashley hija, no digas eso, ella es alguien importante para mí.
- Lo mismo decías de María, y de Rossana, por cierto ¿Qué fue de ella? Hace mucho que no la veo.- Digo esta vez mirándole a los ojos, amenazándole.
- Rossana ya no forma parte de esta familia.
- Violet tampoco, sólo forma parte de la tuya.- Interrumpo.
- ¡Ashley! No me provoques, compórtate.
Miro hacia otro lado.
- He venido aquí para hablar contigo, para hablar con mi querida hija. Ashley, pienso pedirle matrimonio a Violet en el viaje a París que haremos en otoño.
- ¿¡Qué!? Papá la conoces desde hace sólo dos meses...
- No. La conozco desde hace años del trabajo, pero salgo con ella desde hace dos meses. Ella es la indicada, lo sé. Ashley, quiero que la aceptes, que me digas que la quieras como madre, no quiero que te sientas obligada a convivir con ella sin conocerla.
- Papá, para mí nunca será más que una novia tuya, otra del montón. Nadie puede ser mamá... Seguro que era mejor que ella, mejor que todas ellas...
- ¡Pero ella ya no está!
Me quedo callada, sé que nunca la llegué a conocer pero mi padre y mi abuelo me han explicado cosas maravillosas de ella. Incluso su foto, la foto que guardo de ella sin que mi padre lo sepa, en ella sale hermosa y se parece tanto a mí...Nadie puede compararse.
- Ashley, no quería gritarte, pero tienes que comprender que es lo que quiero. Si no eres capaz de intentar llevarte bien con ella creo que ya va siendo hora de que te vayas...
- ¿Qué? ¿De qué estás hablando?- Pregunto nerviosa.
- El centro del que hablamos hace años, el que está en Inglaterra. Es un buen lugar para que te formes y, madures. Será algo provechoso para tus estudios.
- ¿Quieres deshacerte de mí para que puedas estar junto a Violet? ¿Mandarme lejos para que no te moleste?
- Sabes que no es eso hija, llevo tiempo planeando esto para ti, es lo mejor para que puedas tener un buen futuro. La academia es de las mejores en todo el mundo.
- ¿Tan poco te importo que me quieres llevar a otro continente? Aquí también hay institutos papá...
- Déjalo ya Ashley, ya lo he decidido, te irás a Inglaterra en Setiembre. -Abre la puerta.- No quiero que pienses que no te quiero, te quiero hija, pero es lo mejor, para ti...

Veo unas luces y los árboles se acaban. Una gran pendiente y un prado llano lleno de hierba. Al fondo veo una cabaña de madera y unas luces que iluminan la cabaña a través de las ventanas. Al bajar la cuesta me tropiezo y desciendo dando vueltas.
« Genial, a parte del marrón del uniforme ahora está manchado de verde. »
Llego medio gateando a la puerta de la cabaña, casi ni tengo fuerzas para llamar. Antes de hacerlo me quedo sentada en el porche. ¿Qué hago? Aquí podría vivir cualquiera, pero cualquier persona es mejor que estar sola, perdida por el bosque. Llamo tres veces y la puerta tarda unos segundos en abrirse.
-¿Quién eeeeees?- Pregunta abriendo la puerta un niño pequeño de unos 5 años moreno con pecas.
Yo yazco en el suelo apoyada en mis manos, a la altura del niño. Me mira a los ojos y ninguno sabe qué decir.
- Shawn, ¿Has abierto? Qué...- Dice un chico moreno de ojos azules y de rostro familiar.
El chico se para en seco en el pasillo, junto a las escaleras del vestíbulo, parece que le he sorprendido. Normal.
- ¿Que haces tú aquí?- Pregunta el chico mayor.- El internado está a 2 kilómetros de aquí.
«¡¿2 kilómetros?!»
- Estaba...dando una vuelta y me he perdido.- Contesto al fin.
- Pues menudas vueltas tan largas haces...- Dice.
- Tete ¿La conoces?- Le pregunta el niño.
El chico deja el trapo de cocina con el que se estaba secando las manos en la barandilla de la escalera y coge al niño en brazos.
- Es una chica que conocí en el trabajo...
¿Trabajo? ¡Trabajo! Claro, es el barman que conocí en el club, ahora me acuerdo. Pero para entonces parecía más amigable... Será cosa del trabajo...
- ¿No puedes levantarte?¿Qué haces en el suelo?- Pregunta el chico mirándome. El pequeño se dedica a bostezar y chuparse el dedo gordo de la mano.
- Me he torcido el tobillo y no puedo casi caminar...
- ¡¿Qué?!- Suelta al crío, lo deja en el suelo y se agacha.- Está muy inflamado...Joder.
El Niño pequeño parece desconectar de esto y bosteza.

Shawn duerme como un angelito en el sofá, Mark le ha tapado con mantas. Yo estoy sentada en la mesa del comedor con el tobillo elevado y Mark hace de enfermero. Camarero, enfermero...Es un chico multi usos... Me siento aún peor cuando me doy cuenta que la escena me recuerda a Jayson, él era el que se ocupaba de curarme, pero no está aquí y nunca va a estar cuando lo necesite, él ha jugado conmigo y no le importo una mierda.
- ¿En qué piensas?
- ¿Qué?- Pregunto exaltada.
- Estás como en otra parte, hace rato que te he vendado la pierna y ni te has enterado.
- Ah...
- Oye ¿Qué es eso?- Pregunta mirando mi hombro.
La herida del brazo que me provocó Ann...Lo había olvidado.
- Me...caí.
- Ya, supongo que tienes tendencia a caerte y hacerte daño, pero me refería a lo otro.
- ¿Otro? ¿Qué otro?
Me levanto y me muevo a la pata coja en dirección a un espejo de medio cuerpo que hay al lado de la chimenea. Entonces me doy cuenta. El leve escote de mi camiseta medio abrochada deja ver que sobre mi clavícula, cerca de mi cuello, hay una marca hecha encima de mi piel, como si me la hubiesen hecho cortándome con un cuchillo. Parece reciente, de no más de 4 horas y la verdad es que es muy peculiar: Es como un símbolo parecido a una k mayúscula.

Nota: Esta semana he tenido muchos exámenes y no he podido subir capítulo a tiempo... ¡Pero vuelvo a la normalidad! Está claro que a esta chica le pasa de todo, y no cosas muy normales... Espero que os guste ;)

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