El Secuestro Perfecto || Elrubius

'Capítulo 19'

Raquel. 

Estaba enfadada, no, lo siguiente. No entiendo porqué Rubén ha hecho eso, es que no entiende que estaba yo delante y nuestra relación no es que sea precisamente la mejor de todas. 

Ahora mismo estoy subiendo las escaleras hacia la habitación de Samuel y hablar con todo y tranquilizarle. Estaba apretando los puños cuando ha tenido el accidente con Rubén. 

Al entrar a la habitación, oigo el agua de la ducha, y, entonces, me siento en el borde de la cama. Finalmente acabo mirando las fotos que tiene Samuel guardadas para que nadie sospeche. Mi nostalgia empieza a aparecer y las lágrimas no tardan en salir. Volver a ver todas las cosas por las que he pasado junto a él y sin él me puede. 

La puerta del baño se abre y sale un Samuel con el pelo empapado y una toalla alrededor de la cintura. Me quede mirando su bien marcado abdomen hasta que sus risas me sacan de mis pensamientos. 

- No sabía que estabas aquí - intente decir entre risa y risa. 

- Pues - empiezo a decir y corriendo aparto la mirada de su abdomen y la dirijo a sus ojos - venía a decirte que lo siento por lo que ha pasado con Rubén, no se porque sigue con esto. 

- No pasa nada - abre un cajón y saca un bóxer - es mi amigo y puedo comprender que este celoso si ve que su chica esta con otro, y muy juntos por cierto.

- No soy su chica, eso lo primero - me giro para que pueda ponerse su bóxer - y lo segundo, no debería estar celosos por que ni siquiera tonteamos ni nada parecido. 

- ¿Cómo puedes estar tan segura de que no piensa que no somos algo a sus espaldas? 

- Sabe perfectamente que yo no soy así Samuel. 

- Puede pensar que es por venganza - se acerca más a mi y me coge de las manos mientras que me da pequeñas caricias en estas, lo que me hace ruborizar - no me acordaba de que te ruborizabas tan rápido. 

- Me has puesto nerviosa, tan solo es eso. 

Sus manos van viajando desde mis manos hasta la cintura. Me atrae mucho más a él juntando nuestras frentes. Instintivamente me pongo nerviosa y por reacción coloco mis manos en sus pectorales. 

- Te echo mucho de menos Raquel, siempre lo he hecho. 

Se acerca a mi y me abraza muy fuerte.  De repente, noto una respiración cálida y, muy conocida para mi, en el cuello. Samuel empieza a besarme lentamente por el cuello, para, finalmente, llegar a mi lóbulo. Esa acción hace que de un pequeño suspiro. 

Deja de besar mi cuello y coge mi cara con sus manos y la acerca mucho a él, juntando nuestras frentes y nuestras narices se roza, acaricia mi mejilla y yo, mientras, me fijo en sus ojos. Tienen ese brillo que tenía cuando estaba conmigo. 

- No sabes las ganas que tenía de hacer esto - Al decir eso, junta nuestros labios. 

Al principio era un beso suave y delicado, pero cuando baja sus manos a mis caderas y yo agarro su pelo, el beso se volvió un poco más apasionado. Me coge de los muslos y rápidamente me sube a él y yo envuelvo mis piernas en su cintura. 

Tira todas las cosas de la mesa y me sienta en ella. Vuelve a atacar mi cuello y yo sigo tirando de su pelo, que parece ser, le encanta, ya que un sonido grave sale por su boca. Le acerco mucho más a mí y ahora soy yo la que ataca sus labios. 

Nos besamos frenéticamente, hacía mucho que no sentía la necesidad de besarle. Hasta que conocí a Rubén. 

Rubén.