Capítulo 10.- Dos hombres

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Retiro mis brazos de la cintura de Ion. Ion pasa uno de sus brazos por mis hombros y me lleva directo al sillón para que me acomode. Boto la cabeza hacia atrás mientras las lágrimas se vuelven frías al contacto con el viento que entra por la ventana de mi habitación. Ion se encuentra a mi lado izquierdo mientras que Nicolás toma la posición en mi frente. Su mirada quema mi ser, sus ojos son fríos al mirar y en el fondo parecen lanzar llamaradas y dagas contra Ion, ¿Puedo decir que son celos?

Serán si quiera unos cinco minutos que estamos ahí, sentados en silencio. El ambiente es tenso y preocupante. Suelto un suspiro, me pongo en pie y me dirijo al balcón. Vuelvo a mirar la luna bañada en color rojo intenso. Es totalmente hermosa. En lo alto del cielo una gran luna que siempre suele vestirse de doncella blanca como si fuera un pajarito, hoy viste un atuendo rojo que deja verla aún más hermosa que todos los otros días. Ella se impone en el cielo nocturno vestido de un azul obscuro con ciertas estrellitas plateadas que le dan un realce al cielo de media noche. Miro la luna fijamente y unas imágenes empiezan a transcurrir por mi mente.

Un salón grande se abre paso antes, en cada parte de la pared abierta que da lugar a otro sitio, que supongo igualmente elegante que el que estoy viendo, una tela de seda color rojo vino se extiende y se recoge en su parte inferior, en la parte superior de esta unos detalles en dorado enmarcan los filos superiores. Todo el salón está a oscuras y solo la luz de la luna bañada en sangre me permite ver mis ¿Pies? Fijo la vista a mi atuendo. Suelto un gemido al ver que el vestido negro con lila de la fiesta no esta, en cambio, un vestido de seda color rojo sangre se ciñe a mi cuerpo y recién en ese momento caigo en la cuenta de lo difícil que me resulta respirar gracias al córset demasiado apretado sobre mi tronco, la falda del vestido cae ampliamente impidiéndome ver mis propios pies, el vestido lleva unos detalles en plateado en el pecho, la cintura y al final de la caída de la falda. Sigo caminando como puedo hacia una pintura del siglo XIV. La joven que aparece en el retrato se me hace muy conocida. Sus cabellos del mismo color negro que los míos, sus ojos de un color gris ámbar parecen mirarme directamente, sus vestuarios representan al mismo tiempo en que data la pintura, obviamente. Mi concentración se ver interrumpida por los pasos de algún ser hacia el lugar en el que estoy.

Una pared rodeada de candelabros me recibe cuando cruzo una de las puertas, es una habitación más pequeña que la anterior. Es que aquí todo esta vacío? Salgo de aprisa de aquel lugar al no haber encontrado un escondite. Sigo caminando en dirección a la luz de la luna cuando una gran biblioteca con un conjunto de sillones negros de cuero se presentan ante mi.

Diablos! En vez de salir, más me adentro.

Los pasos resuena. Cada vez más cerca. Me escondo detrás de uno de los anaqueles de color marrón oscuro lleno de una especie de pergaminos antiguos. Fijo mi vista en los dos hombres que acaban de entrar. Él uno es un joven de unos veinte años aproximadamente y su contextura me es muy conocida. Y el otro, un hombre de aproximadamente unos treinta años, entrajenado toma asiento en el sillón para una sola persona mientras que el joven se sienta frente a él, este está en un lugar oscuro por lo que no puedo verle la cara.

-Cómo va la situación con Misaeli? -Pregunta el hombre de cabellos negros como la noche y ojos azules océano. Es un hombre guapo.

Dónde estoy? Recién a estas alturas decido preguntarme por ello.

-Las cosas van lentas. -Habla el muchacho. Su voz me es conocida.- Padre, tu hijo humano ha ido a visitarla.

-Yo lo he enviado. -De quién están hablando?

-Pero... Por qué? Es demasiado peligroso para ese humano estar ahí. -Su voz emana rabia.

-Es más peligroso para ti por ser híbrido.

Dark-Love #PGP2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora