Dark-Love #PGP2016

Capítulo 4.- Sociedad Actual

Me quiere a mi.

Benditas y malditas palabras. Las he leído un millón de veces en el sin fin de libros que tengo en casa, pero nunca había pensado en escuchar esas palabras y menos de un hombre que podría ser mi padre o hasta más.  La sangre dreno todo mi rostro, dejándome pálida. ¿Por qué me quiere a mi? ¿Qué tengo yo? Un rayo de luz se atraviesa. Él quiere mi sangre.

-¿Qué quiere de mi?

-Como ya te lo dije... Te quiero a ti.

-¿Cómo? ¿Por qué? ¿Qué tengo yo?

-Tú, mi querida Gessiane, eres más especial de lo que imaginas...

-Hija, nos vamos. -Y como nunca lo habría pensado mi madre acaba de salvarme de una sin duda muerte lenta pero segura. Solo espero no volver a encontrarme con ese hombre una vez más.

Quito el delantal de mi torso y me pongo en pie, al pasar cerca del hombre, me toma el brazo y se acerca a mi oído.

-Pronto estaremos juntos.

Trago saliva y con un poco de fuerza logro soltarme, casi salgo corriendo detrás de mi madre. Ella me conduce rápidamente hacia otro local, dónde venden ropa casual. Esto con que me esta empezando a gustar.

Y así pasamos toda la tarde, de local comercial en local. Nunca había llegado a pensar que esto de salir de compras pudiera llegar a aburrirme. Lo he hecho decenas de veces con la computadora en la comodidad de mi habitación pero nunca así y por esta corta experiencia puedo afirmar que nunca lo volveré a hacer. Detesto esto.

Son cerca de las dos de la tarde y mi organismo aún humano no ha probado bocado de alimento o si quiera agua. Siento que estoy muriendo.

-Mamá. -Llamo a mi madre varias veces pero ella no parece escucharme.

-Pruebate éste. -Me lanza un vestido de color vino que lega hasta mis rodillas. Tomo el vestido entre las manos pero no doy ni en paso para entrar en el camerino, mi madre me mira enojada.

-MAMÁ TE ESTOY HABLANDO. -Grito en medio de la sala.

Ella suspira audiblemente y enfoca su atención en mi.

-Qué quieres?

-Tengo hambre. Recuerda que no soy como ustedes aún.

En su mirada aparece el remordimiento y deja sobre el sillón las prendas que tenía en sus brazos. Viene hacia a mi y me abraza amorosamente.

-Lo siento, mi niña. No me había dado cuenta.

Salimos del local de ropas y nos dirigimos hacia el patio de comidas, vamos a un lugar de mariscos y pido un ceviche de camarón mientras que mi madre solo se alimenta con un jarro de té. Nos dirigimos hacia una de las mesas un poco alejadas de la civilización y empiezo con mi comida. Estaba tan hambrienta que no me doy cuenta que mi madre me llama hasta cuando me quita la cuchara de plástico.

-Voy al baño, cariño.

-Vale, madre.

Ella se levanta de su puesto y se dirige hacia los baños que están casi tan alejados de todos como ahora mismo lo estamos nosotras. Miro el plato y de repente he perdido el apetito. Varios chicos salen con sus parejas, familias enteras entran y salen de la salas de cine, amigos comen y se ríen de cosas sin importancia , y ahí me doy cuenta de cuantas cosas me he perdido. Toda mi vida encerrada en un lugar que ni siquiera conozco su pequeño bosque, viviendo en una ciudad que no he sido capaz de pisar hasta el día de hoy. Me siento melancólica.

-La chica de la ropa para la boda.

Una voz varonil me saca de mis pensamientos. Giro el rostro hacia el lado izquierdo y lo veo, el mismo chico del ascensor. Él me esta sonriendo y no puedo evitar devolverle el gesto.