Directo a un infierno deseado (Harem flotante)

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Capítulo 6

Cuando Sakura llegó a su lado, Sasuke se llevó su mano a los labios; le dio la vuelta y besó el interior de su muñeca, acelerándole el pulso. Ella, maldiciendo para sí, se sonrojó.

-¡Zorra, traidora! -gritó Hinata, con el rostro descompuesto. La señaló con un dedo tembloroso-. ¿No he dicho siempre, hermanos, que no confiáramos en esta bruja inglesa que nuestro padre trajo a casa? ¡Ya veis cómo traiciona su memoria por lujuria hacia su enemigo!

Sakura se puso roja como la grana.

-Controladla -ordenó Sasuke, mirando con frialdad a Sasori y Deidara-. Explicadle que sus insultos son inmerecidos. Que esta chica que tengo a mi lado, que ha sido una hermana para vosotros, es la única víctima de una traición. Sólo gracias a ella seguís en posesión de vuestra casa. ¿O es que no os habíais dado cuenta de eso?

Miró a Hinata con reproche e ira.

-Tendría que demostrar su agradecimiento, en vez de lanzar insultos que son tan falsos como vulgares -soltó la mano de Sakura y la rodeó con un brazo-. Todo está firmado, podéis marcharos -atrajo a Sakura contra sí y murmuró-. Excepto tú, corazón. Nosotros nos vamos de viaje.

Ella siguió en silencio, mirando el suelo mientras la sala se vaciaba, consciente del calor de su cuerpo junto al suyo.

-¿Por qué me has defendido ante Hinata? -preguntó con amargura-. ¿No era eso lo que querías que ella y todos los demás pensaran?

-Al principio sí -admitió él-. Ahora sabrán, como lo sé yo, que eras virgen cuando te tomé. Eso herirá su orgullo mucho más, créeme.

Ella sintió dolor al oír su razonamiento. A él sólo le importaba la contienda; la consideraba una parte integral de su victoria. Ambos recordarían eso siempre.

-Te lo dije anoche -él alzó la mano y le quitó las horquillas del pelo-. Me gusta verlo suelto.

Ella esperaba que la besara para establecer su dominio; la sorprendió que la soltara y fuera a apoyarse en el borde de la mesa.

-¿Adonde es ese viaje que has planeado? Habrás visto que no he traído mucho equipaje.

-Eso no será problema -sonrió él-. Te he encargado un nuevo vestuario. Estará esperándote.

-¿Me has comprado ropa? -alzó la voz-. Ni siquiera sabes qué talla uso.

-Podría haberla adivinado -dijo él, recorriéndola con la mirada-, pero no hizo falta. Una sirvienta a quien Hinata despidió hace poco, me informó de cuanto necesitaba saber.

-¿Había algún empleado en Villa Demeter que no trabajara para ti? -preguntó ella, rígida.

-La cocinera y los jardineros. Decidí descubrir por mí mismo qué comida y qué flores prefieres.

-Pero no se te ocurrió que, en cuanto a ropa, preferiría elegir mis propios trapos.

-Trapos es un buen nombre -dijo él-, a juzgar por el traje que llevas. Créeme, su único encanto es que me hace pensar en lo bella que estás sin él.

-¿Y si me niego a ponerme lo que me has comprado? -exigió ella, desafiante.

-Irás desnuda -alzó un hombro-. Eso no será un problema para mí, te lo aseguro.

Ella controló su lengua. No merecía la pena iniciar batallas que no podía ganar. No permitiría que su forma de mirarla y tocarla la afectara.

-Muy bien. Me pondré esa ropa -dijo, neutra.

-Eres muy amable. Y para recompensar tu cooperación, te haré un pequeño regalo.

Sakura se mordió el labio, suponiendo que sería una joya, un símbolo de su riqueza.

Inocente RendicionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora