Primera Para Mykonos

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Capítulo 8

Sakura se dijo que eso era lo que había deseado. Pero, de repente, a pesar de que era una noche cálida, empezó a tiritar. Recogió el camisón del suelo y se lo puso antes de meterse en la cama.

No había contado con dormir. Había imaginado que pasaría la noche a merced de Sasuke. Tenía que aprovechar el respiro, pero descubrió que no podía conciliar el sueño. Los acontecimientos de la velada se repetían en su mente como un vídeo.

Había recibido su primera proposición matrimonial y no sabía si reír o llorar. Además, se sentía inquieta por la violencia de su reacción.

Podría haberse limitado a decir «no», sin gritar e insultar como hacía Hinata en uno de sus días malos. Sin embargo, se sentía justificada. Él la había herido y había necesitado hacerle lo mismo.

Había tenido más éxito del esperado. El rictus de su rostro antes de irse lo había dejado claro. Pero no se sentía en absoluto triunfal.

Acababa de pasar por las veinticuatro horas más duras de su vida, era innegable. Pero estaba descubriendo complejidades en la situación que la alarmaban.

Había habido momentos en los que casi había olvidado por qué estaba allí. Y eso lo había provocado Sasuke Uchiha. A veces le hablaba como si fuera un ser humano, no un mero objeto sexual. La miraba como si la deseara, pero no había intentado aprovecharse de la situación.

Lo curioso era que se había sentido casi decepcionada cuando él no la tomó en sus brazos al llegar a la suite y por eso le había insultado y se había desnudado con una vulgaridad que la avergonzaba. Había tenido miedo de su debilidad potencial porque recordaba la sensación de su cuerpo a su lado y en su interior y había llegado a sentirse excitada. Al comprender que deseaba que la tomara de nuevo, se había defendido.

Su instinto le había dicho que no le gustaría que rechazara su propuesta de matrimonio ni que lo retara sexualmente. Y había acertado. Sólo necesitaba descubrir la manera de convertir la separación temporal en permanente.

Lo había airado una vez y podría volver a hacerlo.

-No quiero que sea amable conmigo -susurró en la oscuridad-. Diga lo que diga tía Tsunade, quiero juzgarlo con dureza. Mantener vivos mi desagrado y mi resentimiento para no especular con otras posibilidades. Dios sabe que tengo motivos para odiarlo.

Ahuecó la almohada. La Sakura Haruno real manejaba su vida y su empresa con eficacia. Resolvía los problemas con racionalidad y sabía que, para ella, los únicos cimientos de la relación entre hombre y mujer eran la amistad, los intereses compartidos y el respeto mutuo.

Se alegró de no haber aceptado el brandy; el alcohol la habría llevado a creer que se estaba enamorando de él. Sakura suspiró, se puso de costado e intentó relajarse. Su mente no dejaba de dar vueltas en círculo y tenía que descansar.

Pero tardó al menos una hora en dormirse. Soñó que corría por un laberinto de calles en camisón, y cada vez que daba la vuelta a una esquina llegaba a la misma plaza de la iglesia, donde Sasuke Uchiha la esperaba con un ramo de novia de rosas blancas.

La mañana siguiente se despertó temprano y se quedó un momento inmóvil, preguntándose qué la había despertado y por qué se movía el dormitorio. Entonces recordó la pesadilla en la que se había convertido su vida y enterró el rostro en la almohada. Pensó que, al menos, no seguiría soñando con bodas.

Había asistido a varias bodas griegas, pero nunca se había imaginado como participante en una. La idea de caminar hacia el altar con Sasuke Uchiha era más que increíble.

Él se sentía culpable, con razón, pero no podía pensar en serio que accedería a casarse con él para acallar su conciencia. Ni para dar legitimidad a un bebé que sin duda no existía; ni siquiera se atrevía a pensar en la otra posibilidad. Sasuke Uchiha y ella eran casi dos desconocidos y quería que siguieran siéndolo. Tenía que resistir cualquier tentación de relajarse y disfrutar con su compañía.

Inocente RendicionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora