El pomo empezó a girar y la puerta se abrió. Mi hermana estaba en el otro lado de esta, con una cálida sonrisa adornando su rostro.
- ¿Tati?- su rostro cambia a una mueca de confusión. Sus ojos castaños oscuros, iguales a los míos, se entrecierran y sus gruesos labios se aprietan en una linea.
Sin poder evitarlo, corro hacia ella, aguantando las lágrimas, y la abrazo. Ella, al llevar tacones y sin verlo venir, casi tropieza. También se debe a que soy más alta y corpulenta que ella, es como si un inofensivo bulldog se abalanzara contra un caniche. A pesar de su confusión, me devuelve el abrazo con mucha dulzura, aunque sigue muy confusa.
- ¿Elena? - la confusa voz de mi madre se hace presente y ella aparece por el umbral del pasillo mientras se secaba las manos con un trapo.- ¿Qué haces aquí? ¡Deberías estar en el instituto! ¿Y quién es ese chico? - hizo una mueca de horror al ver a Nico. Mi madre es muy protectora y, al ver las pintas de Nico, no pudo evitarlo.
Mierda, se me había olvidado que Nico estaba con nosotras. Parece incómodo. En ese momento, recuerdo que él no sabe ni hablar español.
Dejé de abrazar a mi hermana e hice a Nico una señal con la mano para que entrara. Él, dubitativo e inseguro, lo hizo.
- Hubo problemas en el instituto... - me rasqué la nuca, incómoda. No quería preocuparlas.- Nico me acompañó hasta aquí. - puse una mano en el hombro de Nico, el cual estaba muy tenso.
- ¿¡Qué!? ¡Mi niña! - mi madre vino corriendo hasta mí y me abrazó con fuerza. Su moño desarreglado rebotaba en su cabeza mientras hacia las acciones.- ¿Estás bien? ¿Herida? ¿Te duele algo?
Mis brazos quedaron atrapados a cada lado de mi cuerpo, así que no podía apartarla. Me incomodaba cuando hacía esas escenitas de mamá sobreprotectora, sobretodo ahora, que está Nico mirándonos, aunque no entienda nada.
- Mamá, me haces daño. - me quejé.
- Ay, perdón. - dejó de abrazarme, lo que agradecí mentalmente, y me puso un mechón rebelde de mi coleta tras la oreja con dulzura. Le sonreí con cariño.
Al menos está de buen humor, vete a saber como hubiera reaccionado si no fuera así.
- ¿Pero, qué pasó? - mi hermana volvió a hablar sorprendida.
- Mmh... - desvié mi vista hacia mis manos y me quité un poco de mi esmalte de uñas azul por unos segundos. Luego suspiré.- ¿Podemos hablar en la sala de estar? - miré a las dos con nerviosismo- Es una historia un poco larga. - ellas dos asintieron, serias.
Miré a Nico, quien estaba un poco apartado ahora de nosotras. Le dediqué una sonrisa tranquilizadora, aunque yo no lo estuviera en absoluto. El desvió la mirada hacia un lado, algo incómodo, como diciendo si quería que hablara con ellas a solas.
Caminé hacia él y le cogí del antebrazo.
- Me dejas aquí sola, contando la poca mierda que se, y te rompo las bolas. - le dije en broma, aunque un poquito de mí lo tomaba en serio.
- Recuerdas que no eres la única que sabe inglés de la família, ¿verdad? - mi hermana dijo en inglés con falsa amenaza.
Nico torció una sonrisa casi imperceptible y le di un suave puñetazo en brazo, mirándole mal en broma.
Fuimos hacia el sala de estar y yo me senté en el sofá, junto con mi hermana y mi madre. Nico permaneció de pie en frente de nosotras, poniendo todo su peso en uno de sus pies.
- ¿Quieres sentarte o...? - le preguntó mi hermana, a lo que Nico la interrumpió.
- No, estoy bien así. Pero muchas gracias. - agradeció educadamente con una sonrisa.
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Sacrifice (Nico di Angelo)
Hayran KurguRachel predice el retorno de Polibortes, el gigante hijo de Gaia. Él viene más enfadado y sediento de venganza que nunca. Pretende destruir a Poseidón y, de una vez por todas, governar los océanos y mares. Sólo un hijo de Poseidón puede poner fin a...