12. Citas arruinadas y skates.

2.7K 193 6
                                    

Brooke

Pier le había pedido mi número telefónico a una de mis amigas, o eso me había dicho por mensaje de texto. Resulta ser, que luego de una semana un poco turbia, a causa de tantos exámenes, él y yo estuvimos hablando todas las noches, cada día. Y como gran propuesta me había dicho de salir a... Una cita. Hoy.

Me había arreglado un poco. Me había puesto un vestido apretado a la cintura, color negro y había dejado mi pelo suelto. El me había dicho de encontrarnos en la puerta del centro comercial, a las 23:00.

Yo llevaba ahí como una hora.

Mi teléfono vibró y en mi casilla de mensajes tenía uno.

De: Pier Demont

"Lamento no poder estar hoy, tengo otros planes. Si quieres nos podemos ver otro día. Espero que no hallas llegado a la cita y no sea demasiado tarde cuando leas este mensaje".

— ¡¿ENSERIO?! ¿RECUERDAS UN COMPROMISO UNA HORA TARDE? —Estaba frustrada y cuando era así hablaba en voz alta y parecía loca.

— ¿Brooke? —Una voz masculina reconocida me habló. Me di vuelta.

— ¿Dylan? —Para mi sorpresa estaba parado allí. El llevaba su skate, y su cabello despeinado, como siempre.

— ¿Qué haces aquí? —preguntamos los dos al mismo tiempo.— Bueno... —comenzamos. Los dos reímos al darnos cuenta que parecíamos un par de idiotas imitándose.

— Habla tú —dijo.

— Bueno... Se supone que estaba esperando a alguien para tener una cita.

— ¿Te han plantado? —Su risa fue un poco contagiosa, aunque no quería quitar mi cara seria.

— Nadie planta a Brooke Capuleto, a excepción de un idiota —El dejó de reír y me miró serio—. ¿Tú qué haces aquí?

— Bueno, yo patino aquí. Detrás del centro comercial hay una pista de skate, por si no sabías. Todas las noches lo hago.

— Um, okay. Yo de todas formas ya me iba. No tengo nada que hacer aquí.

— ¿Quieres venir a patinar? —Su pregunta me desconcertó.

Dylan me estaba invitando a patinar, no, esperen, Dylan, ¿me estaba invitando a patinar?

— Dylan Montesco, ¿me está invitando a patinar?

— Dylan Montesco te está invitando a patinar. Solo por hoy. Tu cara de rata sin casa me está dando pena.

Nos dirigimos hacia la pista de skate, era fascinante. Lucia más grande de lo que pensaba. Esta estaba llena de chicos y chicas con patines y patinetas riendo, practicando lo que hacen y simplemente divirtiéndose.

Miré a Dylan, que él me observaba con cierta diversión, ya que para mí todo esto era nuevo.

Miraba el lugar, es que simplemente estaba impactada. Era muy grande y unos reflectores lo iluminaban a la perfección.

— ¿Qué esperas? Vamos.

El agarro mi mano y subimos por una escalera, para llegar a lo más alto de la rampa. Esta era gigantesca. Dylan se deslizó y llegó a hacer como tres vueltas de cada lado de la rampa. Todos lo observaban y le gritaban lo bueno que era.

— Brooke, ¿quieres intentar? —preguntó.

— No tengo el atuendo indicado... —Me excusé.

Dylan me tomó por los hombros y me hizo sentarme en el skate, con las rodillas subidas a este. Me empujó, cuando menos lo esperé, y al parpadear estaba yendo de un lado a otro. El skate se frenó en medio de la pista y me baje de el.

— ¿Y? —El parecía expectante.

— Fue genial.

— Lo sabía.

...

— Brooklyn ya te dije que lo lamentaba —Pier no dejaba de seguirme por el campus. Yo solo quería ir a entrenar para la competencia de porristas.

— Excusas, excusas y más excusas. No me interesa Pier. Ya estaba esperándote en la puerta con mi vestido y tú, siendo tan... ¡Agh! —Lo miré de arriba a abajo. El mostraba confusión. Sus ojos verdes miraban directo a los míos.

— Ni siquiera puedes mirarme y no resistirte a mis encantos —Sonrió mostrando arrogancia.

El tomó mi brazo, se acercó más a mí y me besó. Yo me separé luego de ver lo que estaba haciendo. Lo abofeteé sin dudarlo.

— Bien, digamos que me merecía eso.

— Eso y mucho más... Tú, tú idiota.

— Dame una segunda oportunidad.

— No, Brooklyn no da segundas oportunidades.

— Te invito el viernes a la fiesta de Marc —El se me volvió a acercar y me besó, de nuevo. Luego salió corriendo con una sonrisa triunfante en su cara.

Pataleé y grité como niña chiquita, haciendo un berrinche.

— ¡Agh, te odio Pier Demont!

— ¡Me amas! —gritó yéndose al campo de entrenamiento.

Me molestaba que Pier hiciera amigos tan rápido. El había ingresado en el equipo de fútbol americano, y al instante, todo el mundo era su amigo.

— Brooklyn, ¿puedes prestar atención?

— Si, lo siento —continué con mi coreografía de porrista, hasta que decidimos tomarnos un descanso.

— No sé que es lo que te pasa, Brooke —dijo Grace a mi lado.

— Lo lamento, Pier me harta.

— Ese Pier solo es un idiota. Yo voto por Dylan.

— Dylan no es una maldita opción —Lo pensé.— ¡GRACE POR DIOS!

— Cambiando de tema... Bruno —Rodé los ojos.— Déjame terminar. Bruno me invitó a una fiesta el viernes, de uno de los chicos del equipo.

— ¿Y qué quieres que haga, Grace?

— Déjame terminar, por dios —Aclaró su garganta—. Dijo que tú, Ámbar y Merlina estaban invitadas también.

— Iré.

— Y me preguntaba si... Espera, ¡¿qué?! ¿irás?

— Claro. Pier me invitó a una fiesta ese día también, así que... ¿Por qué no iría? Digo, prefiero ir con ustedes.

— ¿Qué te ha hecho ese Pier para que lo detestes tanto?

— El me plantó.

— Ahh. Bueno en ese caso, prefiero a Dylan.

— ¡Qué no es una opción, Grace!

— De todas formas lo prefiero —Pusé mis ojos en blanco.— Sabes, la gente como tú y Dylan terminan juntos. El profesor Grew ha calculado que el... —Su vista estaba en el cielo, como calculando algo. Así que sin que lo note me alejé lentamente de ella.

Familias en Guerra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora