22. Roma la ciudad del amor.

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Brooke

Amanecí como si fuera una princesa. El sol daba en mi cara, porque habíamos dejado las cortinas abiertas. Se veía tan lindo el lugar rodeado de sol.

Mis amigas seguían durmiendo. Y yo decidí que sería hora de levantarme, pero sin despertarlas.

Lavé mis dientes, me duché y finalmente me cambié. Me puse un bonito vestido veraniego, color crema, unas sandalias, mis anteojos obscuros y mi clásico sombrero negro.

Abrí la puerta, dándoles a mis amigas una última mirada tierna antes de irme.

Caminé por los pasillos del hotel súper feliz. Iba a aprovechar el último día con Will. Vi que en la pantalla de mi celular tenía un mensaje. Era el.

De: William

Estoy esperando verte ya. No dejes de pensar en mi. Te amo.

Sonreí al ver eso. William siempre me hacía sonreír. Aunque... Sólo sonreír, no reía con el. No se le daba hacer bien chistes.

Oh la la —susurró alguien que paso al lado mío. Me di vuelta y vi a Pier coqueteando con una de mis compañeras porristas. El dirigió su vista hacia a mí y me guiñó un ojo. Yo solo rodé los ojos.

Estoy pensando que esto de bajar a desayunar tan temprano fue mala idea...

...

— ¡Niños! —gritó Jekyll.— Formación por favor.

— El es gay —susurré a Ámbar.

— Definitivamente no lo es.

— Mira cómo mueve sus manos. Mira como le coqueteó al profesor de italiano.

— Tienes razón. Él es gay. Y nadie se mete con mi profesor de italiano.

— Oh por dios, ahora es tú profesor —Reí sarcásticamente.— Eres ridícula Ámbar. Ese tipo solo te usa como juguete.

— ¡Cállate Brooklyn!

Luego de visitar lugares como el Coliseo, el Panteón de Agripa, la Fontana di Trevi, la Basílica de San Pedro y la Capilla Sixtina volvimos al hotel. Allí Grace tuvo la magnífica idea de decirle al profesor de dejarnos recorrer un poco Roma por nuestra cuenta.

— Chicas, ¿dónde irán?

— Bruno y yo, nos quedaremos por aquí. Tal vez recorramos un poco las calles —respondió Gracie con entusiasmo.

— Bueno, Patrick y yo iremos a unos jardines que están cerca de aquí. Son muy bonitos y hay como una especie de Rosedal —Asintió Merlina con emoción en sus ojos.

— Yo... Bueno, iré con... El profesor de italiano... y yo, bueno, en realidad, nos quedaremos aquí. El perfeccionará mi idioma —sonrió Ámbar.

— Si no te coge antes... —dijo Gracie disimuladamente. Acto seguido comenzó a silbar, y luego recibió un pequeño golpe de Ámbar en el hombro— ¿Qué? Ese tipo no me cae bien.

— Pero ese tipo es mi tipo —Merlina, Grace y yo miramos hacia otro lado. Supongo que todas pensábamos lo mismo: Ámbar saldría lastimada de esa relación.— Y no me importa que digan. Él tiene 23, no es tanto más que yo.

La puerta sonó y Merlina habló:— Bien —dijo rompiendo el silencio.—, debe ser Patrick.

Se levantó de la cama y agarró su cartera del perchero. Abrió la puerta, pero no lucía emocionada. Era usual que cuando Merlina y Patrick se encontraban griten cosas como: "CORAZÓN TE EXTRAÑÉ".

Familias en Guerra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora