26. Todo ha acabado.

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Brooke

¡Al fin en casa! No podía esperar más para volver. Ya que estamos aquí. Me toca decirles a mamá y a papá el plan que tenemos con Dylan para confirmar que nos queremos, ante ellos.

— Mamá, papá —sonreí al verlos.— No saben lo que ha pasado —Ellos me miraron preocupados y pararon la película de Netflix.— He escuchado que los Montesco han estado hablando muy mal de ustedes frente a todo el barrio... Fea la actitud —Miré hacia arriba.

— ¿Qué? ¡Acordamos no meternos con los vecinos! Esos incompetentes...

— Yo que ustedes lo enfrentaría en la mitad de la calle... Ellos ya saben... Son de irse a dormir temprano... —Las 21:30.

Mis padres salieron de la casa furiosos. Yo fui tras ellos, mientras Felipe seguía en su habitación haciendo no sé que. El plan estaba marchando a la perfección. Cheryl y Jeffrey Montesco habían salido al mismo instante de su casa que mis padres. Las dos familias nos encontramos en medio de la calle.

— Cheryl —Mamá miró a la sra. Montesco.

— Francesca —Cheryl miró a mamá.

— Jeffrey.

— Adam.

— No puedo creer haber interrumpido mi programa favorito por tu estúpida perra psicótica —habló Cheryl.

— ¡Y yo mi partido de fútbol! —gritó Jeffrey.

— Eres tan idiota —sonrió mamá.

Y así comenzó la pelea. Yo miré a Dylan levantando un hombro. Esto era normal. Ya estábamos hartos. El se acercó y yo me acerqué y nos besamos. Olvidando las peleas, las bromas, los odios. Todo y todos frente a nosotros.

— Broo, ¿qué haces querida? —Me separé del beso.

— Descubrí que amo a Dylan, ¿está mal?

— ¡¿Acaso enloqueciste?! —escuché a Cheryl. El agarró del brazo a Dylan y lo metió dentro de la casa.

— Los Montesco y los Capuleto tenemos más en común de lo que creen. Todos estos años de bromas fueron divertidos, pero los mayores crecimos. Descubrimos lo que es estar enamorado, jamás había sentido esto por alguien —sonreí.— Dylan es con la persona que quiero estar. Y lo que halla sucedió hace no-me-importa-cuantos-años, es parte del pasado. Esto es el presente. Un día se arrepentirán de no haber vuelto hablar con los Montesco. O los Montesco con los Capuleto. Somos humanos, cometemos errores. Lo que quiera que haya pasado ya pasó. Esto es parte del presente —Los papás me miraron perplejos. Mamá iba a hablar, pero volví a hablar yo— Están tan en ustedes mismos, que no saben que Francesca y Felipe llevan más de unos meses saliendo.

— ¡Les prohibo que hablen con algún Montesco!

Esa fue la última vez que vi el rostro de Dylan. Luego de que mis padres me encerraran en mi alcoba sin dejarme salir a ningún lugar. Era injusto. No podía permitirme la derrota.

Me fui a sentar a mi balcón, con una taza de leche chocolatada, lo que normalmente acostumbraba. Miré hacia la habitación de Dylan, con esperanzas de verlo. Las luces estaban apagadas, de seguro ya se había ido a dormir. Bajé mi cabeza desilusionada, pero escuché un chillido de abajo.

— Broo —miré hacia abajo.

— ¡Dyl! —sonreí emocionada.

— ¡Sh!

— Oh, es verdad. Lo lamento —hable murmurando. Llevé una mano a mi frente recordando a "Romeo y Julieta", lo habíamos leído en la escuela— Te matarán si te encuentran aquí.

Familias en Guerra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora