Dylan
Me despierto de golpe. Escucho unos ruidos fuertes que provienen de la planta baja, y una música muy fuerte. Me pongo mis jeans y mi sudadera.
— Mamá —digo bajando las escaleras.— Mamá —repito un poco preocupado.— ¿Qué rayos? —Vi a Francesca corriendo alrededor de una silla. En esta se encontraba mi madre atada de pies a cabeza, y, hasta amordazada.— ¡Francesca! Suelta a mamá —le grito. Parece no escucharme, entonces busco el aparato que está reproduciendo la música, y cuando lo encuentro, la apago.
— ¡Oye! —dice ella.— ¿Qué te pasa?
— Mmm —dice mi madre sacándose la tela de la boca.— Si, Dyl, ¿qué te pasa?
— Esperen, ¿qué sucede aquí? Escuche unos ruidos y cuando vi a Francesca me asusté.
— Bien hijo, Francesca está actuando —Ella me miró con una cara de cómo si fuese obvio lo que hacía.
— Lo lamento, al menos saben que, la próxima que pase esto seguiré durmiendo, pero claro no... Ya me despertaron.
— ¿Por qué no esperas a que tu padre se termina de bañar? Así después vas tú, te das un baño de inversión y te relajas.
— Claro mamá, como digas. Me voy —Cerré la puerta de mi casa y escucho movimientos la vivienda Capuleto. Así que decido esconderme detrás de los arbustos.
— ¡No pueden hacerme esto! —escucho gritar a Brooke Capuleto. Veo que sale de su casa.
— El café está aquí cerca. Camina hasta allí, nada malo te ocurrirá.
— Nos vemos luego. Hoy conseguiré el dinero —Una sonrisa maligna se aparece por mi cara. ¿Conseguirá el dinero? ¿Los Capuleto en bancarrota? Esto es buen material.
Veo a la idiota Capuleto caminando. Se aleja, así que comienzo a seguirla. Unas dos cuadras después, sé que llegamos, porque el cartel de Rollings se asoma y puedo ver a Brooke entrando al lugar. Recuerdo que aquí, trabaja Ann, la nerd de la escuela. Si Brooke llega a cruzar una sola palabra con esa chica será su fin.
Tomó asiento, en uno de los lugares del fondo. Agarro un periódico de los que vi por ahí y lo levanto alto, para no ser descubierto.
No me voy a precipitar, esperaré a que mi enemiga use un arma letal contra mi, entonces sabré que es mi turno de atacar y lo haré con esto, que la destruirá.
— ¿Puedo servirle señor? —Esa voz me resulta conocida, es la de Ann. Bajo un poco el periódico, dejando ver solo mis ojos.
— Tu no. Ella —señalo con la vista a Brooke, que estaba atendiendo la caja.
— Ah, se refiere a la empleada nueva. Bien, le diré que venga a atender esta mesa.
Vi la cara de desagrado de Brooklyn, cuando Ann le hablo. De seguro era la primera vez que cruzaban palabras. Ella dirigió la vista hacia mi dirección y subí el diario, no podía ser descubierto.
— Oye, idiota, ¿quieres algo para comer? Cuanto más propina me dejes, más rápido podré dejar de trabajar en este espantoso lugar.
Baje el diario, rápidamente— Si vas a atender con esa actitud, te recomiendo que no trabajes aquí —sonrío.
— ¿Qué mierda haces aquí? —Estaba atónita, enfurecida. De seguro no podía ver que su enemigo este echándola en ridículo. Estaba haciendo el ridículo ante mi, vestida con ese uniforme.
— Venía a desayunar, y cuando te vi trabajando aquí, vi la oportunidad perfecta para la humillación.
— Dylan, no.
— Tranquila. Mira que pensé hacerlo público, pero creo que eso sería más humillación. Ya es suficiente con que te pares en frente mío, preguntando si se me sirve algo.
— Como enemigo, se lo duro que es. Pero... —Miro al techo un momento y luego volvió la vista hacia mi—. Gracias —Wow, Brooklyn me sonrío. Eso es... Bueno, yo... No me lo esperaba. Decido devolverle la sonrisa.— Tranquilo, no será por mucho tiempo que esté aquí. Tengo una idea...
Cinco minutos más tarde...
— Eres una incompetente —grité. Había decidido ayudar a mi enemiga, solo por diez minutos. Ni más ni menos.— El café está frío —Digamos que actúo bien. Me levanté de la mesa y le tiré la bebida en la cabeza a Brooke.
— Hijo de... ¡Renuncio! ¡No voy a trabajar aquí con clientes así! —Sali del lugar con Brooke y los dos comenzamos a reírnos de lo que había pasado.
— Igual te odio —Nos pusimos serios de repente.
— Lo mismo digo —sonrió falsamente.— Adiós Montesco.
— Adiós Capuleto.
...
Grace
— No paro de soñar con él. Cuando nuestros labios chocaron el día de la fiesta. El... Me mando un mensaje y no sé cómo reaccionar. Quiere que nos veamos hoy —le digo a Merlina por teléfono.
— Dile que quieres verle, haz lo que tu corazón ordene.
— No lo sé Merlina.
— Todavía no me haz dicho el nombre del afortunado...
— Ni lo haré.
— Espera... ¿No será Bruno? —Su voz sonaba preocupada.
— ¡Claro que no! Ese idiota solo me ayudó cuando me desmayé por el alcohol.
— Bien. Te llamo luego, mi hermana quiere sacarme mi maquillaje. Ve a la cita —sonreí.—Sorpréndelo. Luego te llamo.
— Bien —corté.
Esperaba que esté todo bien. Más que una cita era un en encuentro. Decidí ponerme un short, un top y unas zapatillas; quería verme como soy, no aparentar otra cosa.
Estacioné el auto, en el último lugar que vi disponible. Ya no quedaban más espacios. Me paré en la esquina, como había acordado y esperé.
Unos diez minutos más tarde decidí que no podría con esto. Es decir, llegué media hora antes, para ver si me arrepentiría o no.
— Gracie... —Oí detrás mío. Supe que no podía arrepentirme.
— Bruno... Yo...
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Familias en Guerra.
HumorLos Montesco y los Capuleto son dos familias un tanto... ¿Difíciles? Digamos que nadie sabe bien cómo empezaron las cosas, pero se odian y compiten en todo. Brooke, la mayor de las hijos Capuleto; es sofisticada, sarcástica, bromista y artística. Dy...