Él

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Corrimos hasta su casa en un juego de charcos y empujones, al llegar los dos estábamos hechos sopa, la bese tiernamente para despedirme y le dije que se diera un baño o se resfriaría, ella asintió tiritando, yo me aleje un poco, pero tenía tantas ganas de seguir con ella que inmediatamente me regrese y le invente lo primero que se me vino a la mente.
Con el pretexto de que mis llaves se me habían olvidado y que mis padres no regresarían hasta la noche, le pedí asilo. Estaba seguro de que sus padres lo comprenderían, su madre me regalaría un baño caliente y su padre me prestaría unas cuantas prendas para esperar que las otras se secasen, pero al entrar no había nadie. Sus padres habían salido y regresarían de madrugada.

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