El monstruo del hospital - Silent Hill

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De vez en cuando nos baja la nostalgia por revivir verdaderas obras maestras, vídeo juegos de antaño que marcaron nuestros seres; muchos, como una experiencia grata, o, en este caso, como una siniestra y agudamente confeccionada pesadilla.

Un hombre de mediana edad corre sin descanso por un pueblo fantasma sumido en la niebla, cuyas edificaciones parecen abandonadas desde tiempo incalculable. Busca a su ser querido, de quien se separó instantes atrás tras tener un accidente automovilístico. Al despertar, aturdido, se encontró lleno de preguntas y junto al asiento del copiloto vacío vio la puerta abierta, salió entonces y se halló en medio de este pueblo dotado de una atmósfera espectral. Acaba de distinguir una silueta que está seguro de que es su ser querido, y sigue tras su rastro.

De esta manera empieza Silent Hill, introduciéndonos a Harry Mason que sigue la pista de su hija Cheryl, en el pueblo que da nombre al título, traducido como "Colina silenciosa". Me recuerdo como un infante jugandolo, tras lo cual quedé con una especie de trauma. Pero ahora, a unos cuantos años de aquello, vuelvo a hacerlo, con el ánimo de enfrentar mis temores y disipar enigmas inconclusos. Para ser más preciso, el del monstruo del hospital, sobre lo que me referiré en las líneas siguientes. Por eso, saqué mi antigua playstation del armario, la desempolvé y puse el CD. Afortunadamente, todo funcionaba como la primera vez, pese al olvido en que la tenía. En mi pecho, más que alegría, había una dosis de misterio.

Las gotas de lluvia resbalaban por el cristal de la sala de estar, procedentes de la noche. Había una quietud general, estaba solo, y tras la acostumbrada animación del rombo naranja de Sony, apareció la pantalla de título, con las inmóviles letras de Silent Hill, que, sin embargo, causaban en mí una sensación difícil de explicar, una leve intranquilidad. Oprimí start y escuché ese brusco sonido repentino, que indica el inicio. A continuación el lapso de carga y el principio del juego, ya mencionado.

Debo dar unos datos para aclarar mejor el objetivo que me llevó a iniciar una nueva partida en este juego de otra época, aparte de las razones evidentes de su atmósfera e historia, que lo hacen una obra de arte. Sucede que, cuando jugaba hace años, una vez indagando en Internet me enteré en algún foro seguramente, no recuerdo, de que en el hospital Alchemilla existía un supuesto enemigo oculto. La información estaba en inglés, y, como no me manejo mucho en el idioma, solo entendí lo básico. Hablaba de que al parecer, en el sótano secreto del recinto se encuentra un jefe, o monstruo de final de nivel, pero cómo encontrarlo era un misterio; solo se decía que para derrotarlo había que emplear nada menos que el cuchillo, el arma más difícil de usar y posiblemente la más débil. Este rumor me rondó por la cabeza varios días, quizá meses, y como soy persistente, recuerdo que pasé mucho tiempo en el hospital Alchemilla, sin guardar la partida ni avanzar, solo dando vueltas y buscando pistas para dilucidar esta intriga. Probablemente debido a dicha obsesión caí enfermo una semana, porque por jugar muchas horas me daba fiebre. Incluso puedo visualizar como si fuera ayer un sueño que tuve. Era la escena en que Harry y Lisa, la extraña enfermera del hospital, hablan sentados de frente. Pero en vez del protagonista estaba yo mismo en la silla. Lisa se acercó y me dijo:

—Puedo decirte dónde se encuentra aquel monstruo. —¿Sí?, ¿dónde? —respondí ansioso. —Pero no deberías ir a ese lugar, es terrible, no podrás salir nunca más... —y en ese instante sus palabras se escucharon como un eco. "Nunca más", se desvanecía con lentitud, así como la figura de ella, se tornaba fantasmagórica hasta que la silla quedó desocupada. Y escuché, de nuevo como una voz distante, "En el sótano...". Después desaparecía todo y desperté.

En la nueva partida, después de pasar la horrorosa escuela primaria Midwich, donde se pelea con aquel lagarto capaz de devorarte de un solo mordisco, llegué por fin al hospital, a partir del cual la historia cobra bastante fuerza, pues aunque Harry no ha vuelto a ver a Cheryl, terribles secretos del pasado, ligados a aquel lugar, comienzan a despertar. Luego de encontrarme con M. Kaufmann, el doctor, y tomar el elevador donde en contra de toda lógica aparece un enigmático piso cuatro, ingreso una vez más al "Otro mundo", donde las paredes parecen oxidadas y salpicadas de sangre, así como mi propia sangre recorre en una oleada mi cuerpo, y enfrento de nuevo los temores que desde la infancia me asaltaron; pero ahora había una diferencia. Asegurado con nueva información, estaba decidido a encontrar al monstruo, aunque fuera tan terrible como mi propio sueño me lo advirtió.

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