#263 Apestando

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"Me preocupas," dijo Kier. "No sé qué es lo que quieran hacer contigo."

"Me han estado cortando," dijo el oso cachorro. "Tomando mi sangre y poniéndola en frascos."

Kier cerró sus puños, apretándolos a ellos y a sus dientes. Y a pesar de su ira, las voces de su Locura guardaban silencio.

Eso lo preocupaba.

"Bueno, no creo que regresen por hoy. Me gusta pensar que dejo una impresión duradera y no se veían muy felices con ella. Estaré, ah," Kier hizo señales de comillas con los dedos, "'ausente' un rato. Estoy seguro de que quieres hablar todo lo que te sea posible, pero tengo que concentrarme. ¿Está bien?"

El cachorro asintió. Kier no lo pudo ver bien, pero su enlace mental con el oso le ayudó a confirmar que el cachorro entendía.

"Si regresan, y si quieren hacer otra cosa que no sea tomar tu sangre, ruge, ¿entendido? Yo," comillas con los dedos, "'despertaré' y te ayudaré. ¿De acuerdo?"

"Sí."

"Gracias," dijo Kier. "Ahora, pongamos una mano en frente del lobo gruñendo en mi mente."

Cerró sus ojos para inhalar y exhalar, inhalar y exhalar, inhalar y exhalar, inhalar y exhalar.

Nada pareciá cambiar. Se sentía despierto y podía sentir el ardor de su carne cortada y arrancada a los lados de su cabeza.

Esto no era Magia, por lo que no flotaría en un espacio negro o blanco. Meditó para callar su mente y dejar que los susurros de su Locura salieran al frente.

Pero no lo hicieron.

Te escondes, pensó. Te escondes de mí, pequeña y molesta enfermedad tentadora y maldita.

No hubo respuesta. Kier inhaló y exhaló. Inhaló y exhaló. Inhaló y exhaló.

Pero te escondes porque te asusto, ¿o porque estás a punto de brincar sobre mí?

Sin respuesta. Una risita, ¿quizás? Una risita que Kier no estaba seguro de haber escuchado siquiera.

Apestas. Todos apestan hoy. Todos menos ese osito.

Palabras Y Hierbas 7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora