c a p í t u l o 4

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Cada vez que venía Tate los días pasaban más rápido, así que tu primera semana en tu casa nueva se pasó volando. Tate venía casi a diario, apareciendo en tu cuarto o en alguna parte de tu casa. No sabías cómo rayos se metía, pero en una de sus conversaciones te contó que estuvo viviendo un tiempo aquí, así que probablemente conocía entradas que tú no. La verdad es que no te interesaba descubrirlas.

—¿Y cómo esta Tate?

Alzaste tu cabeza lentamente, posando tus ojos en tu papá. Estaba evitando tu mirada, moviendo la cuchara en círculos en la sopa.

—Esta bien supongo... ¿por qué preguntas eso de la nada? —Lo cuestionaste confundida. Tu papá suspiró y bajó la cuchara.
Eran las cinco de la tarde y todo había estado bien hasta ese momento, el día había estado completamente tranquilo, Tate ni siquiera se había aparecido en la casa.

—Estaba pensando... —Tomó aire y cruzó ojos con los tuyos.— Pasan mucho tiempo juntos ¿no? Encerrados en tu habitación... —Lo viste apretar sus puños y bajar su mirada de nuevo al plato.— Solos. —Susurro, asegurándose que solo él se pudiera escuchar.

—Um, si... Escuchamos música, leemos mis libros, jugamos algunos videojuegos de vez en cuando y también jugamos juegos de mesa. —Le contaste.— Le gusta verme dibujar... —Dijiste en una voz leve.— Pero todo eso tu ya lo sabes.

Tu papá se mordió en labio inferior y sacudió ligeramente su cabeza en negación. Negación más consigo mismo que contigo.

No habías entendido muy bien a qué se refería o a donde quería llegar con todo esto, hasta que poco a poco tus ojos se fueron abriendo en una mezcla de sorpresa y realización. Tragaste saliva y te inclinaste un poco hacia adelante.

—No me digas que crees que él y yo... —Dijiste leve y lentamente, frunciendo ligeramente tus cejas. Alzó su mirada de nuevo hacia ti y notaste la culpabilidad en sus ojos.

—¡No es que no confíe en ti, hija! —Dijo alzando la voz, como para que escucharas en su tono que no te estaba mintiendo. Tu alzaste una ceja por qué eso era exactamente lo que parecía, que  no estaba confiando en ti.

—Es solo que... es tu primer amigo, o al menos el primero con el que pasas tanto tiempo. —Se explicó pero seguías sin entender y lo noto en tu expresión.

—Papá, lo conozco desde hace un poco más de una semana, apenas. —Le dijiste, mirándolo confundía.— ¡Tu fuiste el que me dijo que me abriera y que hiciera amigos!

—Ya se (Nombre), es que la verdad... —Hizo una pausa y tomó aire, intentando entenderse a él mismo.— Creo que simplemente no me esperaba que fuera un chico, y no quiero que te...

Notaste el tono en su voz. Ese tono que solo aparecía en su voz cuando cuando hablaba de tu madre. Te estiraste más hacia adelante hasta poder tomar su mano y le diste un apretón.

—Papá, si algo sucediera yo te lo diría. —Le asegúrate.— Eres la persona en la que más confió ¿sabes eso?

Asintió y alzó tu mano, dándole un pequeño beso, sonreíste algo melancolía, ya que eso solía hacerle a tu mamá para calmarla.

—Yo sé (Nombre) —Dijo.— Eres mi niña, solo no quiero que te lastimen.

Te paraste de tu mesa cuando habías terminado de procesar bien sus palabras y rodeaste tus brazos en su cuello.

about a boy. // tate langdon & túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora