Capítulo 10: La unión es la fuerza.

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El aparato al que mi madre y mi hermana estaban conectadas empezó a sonar sin control.

-¿Mamá? ¿Clari?- Dije con la voz entrecortada.

Volteé a ver a mi hermano con una expresión de angustia.

-¿Andrés? ¿Qué carajos pasa?- Dije entre lágrimas.
Mateo empezó a llorar y me abrazó la pierna fuertemente.

Mi hermano, contrariado, lo tomó entre sus brazos y corrió por los doctores.

Yo me quedé parada frente a la cama con lágrimas derramándose sin control por mis mejillas.

Segundos después, más de diez doctores y enfermeras entraron a la habitación alterados y pidiendo que nos retiráramos.

Mientras salíamos, un ruido ensordecedor proveniente de la máquina me dejó atónita. Giré mi cabeza en dirección a los doctores, y los ví resucitando a mi madre. Justo ahí me derrumbé por completo.

Salí de la habitación con el corazón palpitándome más rápido que nunca y corrí lo más lejos que pude hacia mi jardín.

Llegué al cúbico de información, y giré a la derecha. Corrí con todas mis fuerzas mientras toda la gente en el hospital me miraba y cuchicheaba extrañada. No me importó.

Topé con la puerta que daba al jardín, giré el picaporte, y nada. La puerta no abría. Solté un bufido y me dirigí a un sillón que se encontraba cerca de la puerta.

Me senté pulcramente, como toda una señorita, justo como me había enseñado mamá. Mamá. No podía imaginar mi vida sin ella. Todo mi ser era dependiente de su persona, pero en especial mi corazón. Yo adoraba a mi madre con cuerpo y alma, y nunca podría vivir sin sus "Buenos días" y "Buenas noches " acompañados de su hermosa sonrisa. O reírme de un chiste familiar sin ella; el primer sonido que emitía antes de soltar una carcajada, la forma de cerrar sus ojos, marcando sus negras hermosas y largas pestañas.

En ese instante, mis lágrimas, que habían tomado un descanso hasta el momento; continuaron su camino.
Lloré y lloré desconsoladamente mientras abrazaba mis piernas con nostalgia. Justo como lo haría mamá.
Solté un quejido y lloré aún más fuerte. Todo me recordaba a ella.

Louis

Estaba sentado en un sillón de la sala de espera esperando noticias de Kathy, mi adorada hermana menor.

No podía creer que por un descuido mío ahora estuviera aquí.
Si ella no despertaba, jamás me lo perdonaría.

Sacudí mi cabeza alejando pensamientos pesimistas.
Volteé a ver a mi alrededor. La mayoría de la gente tenía el semblante lleno de preocupación, otras lloraban, otras consolaban y las afortunadas respiraban aliviadas.
Pero aún así, entre tantas emociones, el Hospital Crawley era un lugar muy callado.

Bajé mi cabeza y fijé mi vista en el suelo; y sin darme cuenta, empecé a pensar en la hermosa sonrisa de mi hermana, su manera de platicar, su forma de...  De un momento a otro, un montón de cuchicheos se empezaron a escuchar. Levanté la mirada en busca de lo que estaba creando tanta polémica y no encontré nada fuera de lo común.

De repente, una hermosa señorita pasó corriendo delante de mí. Aunque todo fue muy rápido, pude notar que era una niña verdaderamente preciosa, y con un brillo que la hacía fascinante.

En la alberca. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora