Narrador desconocido
Por fin, todos mis planes estaban saliendo a la perfección. La asquerosa familia Castro Crawley se desmoronaba, minuto a minuto. Todos y cada uno de ellos estaban sufriendo, al igual que todos los amigos cercanos. Mientras más sufrieran mejor, ese desgraciado se merece todo esto y más, aunque no culpo a los hijos y sus amigos, pero la familia es el camino más fácil para destruir a ese bastrado.
Poco a poco, después de décadas, he descubierto que el talón de Aquiles de Raúl Castro, es su adorada hija Paulina, y su bellísima esposa Marion, que debió de casarse conmigo en vez que con ese infeliz.
¡LO ODIO! El infeliz de Raúl arrebató todo lo que tenía en la vida, y después de tantos años, por fin lo estoy destruyendo.
Tengo tantas cosas planeadas que el ingenuo estúpido ni se imagina que estas tragedias en su vida son el principio de su fin.
Según mi brillante informante, a Paulina le acaban de notificar que su querido papito fue secuestrado. Si supiera todo lo que me ha hecho, seguro que cambia su concepto de él.
En efecto, su padre fue secuestrado, y esta justo aquí,en el mismo edificio que yo, en lo que mis colegas y yo llamamos ¨el cuarto de tortura¨, un cuarto lleno de artefactos hechos a la medida de este infeliz, que lo han estado esperando por años para hacerlo sufrir.
En eso, suena mi celular. Tengo un nuevo mensaje. Espero que sea el mensaje que me de luz verde para poder avanzar al siguiente punto de mi macabro plan.
Mensaje de Grillo Azul:
-Jefe, Talón de aquiles y Aspirante están abrazados y van detrás del detective, que dijo tener noticias sobre el secuestro. Este es el momento. Luz verde, adelante.
Luz verde, justo lo que estaba esperando. Elimino el mensaje para no dejar evidencia, y configuro mi celular para que sea imposible rastrearlo, marco el número de Paulina y llamo.
Si ya estaba llorando, espero que con esto se le acaben las lágrimas.
Todo esto es tu culpa Raúl Castro, ya lo estás pagando, pero no te la vas a acabar.
Paulina
Tyler me abraza fuertemente y me besa la frente mientras me promete una y otra vez que todo se va a solucionar.
Estamos dentro de la oficina de seguridad del hospital, donde el agente Jones nos anuncia que han descubierto la matrícula del coche que creen que se llevó a mi papá, pero que en cuanto lo rastraron y fueron a analizarlo, el auto había explotado.
No tienen idea de quien pueda ser el secuestrador, y tampoco se les ocurren motivos por los cuales alguien pueda haberlo secuestrado.
También nos dicen que no han pedido rescate, lo que les hace pensar que el motivo del secuestro no es por cuestiones monetarias, y que puede ser que el secuestrador haya tenido alguna relación con Raúl Castro, mi padre.
Y nos piden que estemos alertas a las llamadas que recibimos, porque las pistas que se obtengan ayudarán a que avance la investigación y a que esta pesadilla termine cuanto antes.
Desde que Tyler me dijo lo que había pasado y empecé a llorar, no me ha dejado de abrazar y consolar. La verdad es que cualquiera moriría por tener un mejor amigo como el que tengo, y aunque haga sus tonterías, lo amo con todo mi corazón.
Nos despedimos del agente Jones, quien nos dice que no nos preocupemos, y oremos mucho a Dios, cuando de pronto, mi celular empieza a sonar. Es un número desconocido.
Tyler y yo volteamos a ver al agente Jones quien me dice que entre a la oficina, ponga el altavoz y conteste a su señal. Hace señas a un técnico y me indica que conteste, asiento y volteo a ver a Tyler quien me da un ligero apretón en el hombro, mientras asiente ligeramente. Inhalo fuertemente y contesto.
-¿Si?- digo tratando de sonar calmada.
-Paulina Castro, pero que bonita voz tienes.-dice una voz rasposa y masculina.
-¿Se le ofrece algo, señor?- digo en un tono más brusco de lo que pretendía
-No hace falta que te alteres, preciosa.- dice con voz melosa.
Una furia interna surge dentro de mí, ¿qué se cree este pedófilo para hablarme así?. Estoy por responderle cuando Tyler me arrebata mi celular, furioso, como nunca lo había visto.
El agente Jones nos pide en silencio que nos tranquilicemos, le pide a Tyler que me entregue el celular y me pide a mí que continúe hablando con el.
-No estoy alterada, señor.- digo aparentando estar completamente serena.
-Bien preciosa, por que si no, no podría avisarte a cerca de algo sumamente importante, que además sospecho que es de tu interés.- dice el misterioso hombre, helandome con sus palabras.
Volteo a ver al agente Jones, quien entre gestos y señas me pide que siga con la llamada.
-¿Ah si? Y... ¿podría saber que es eso tan importante?- digo ocultando mi nerviosismo satisfactoriamente.
Después de un breve silencio, obtengo una respuesta que me deja helada.
-Por supuesto que si preciosa, se trata del paradero de tu adorado padre, Raúl Castro.- dice el señor añadiéndole un tono de diversión a su respuesta.
Medito por breves instantes mi respuesta, y a continuación, procedo con la conversación.
-¿Dónde está?- le pregunto reprimiendo las lágrimas-¿Está bien?-
Se escucha como alguien tose estruendosamente al otro lado de la línea y como alguien intercambia palabras con el señor con el que estoy hablando.
-Ay, preciosa, ¡que bueno que preguntas!. Justo me acaban de avisar que tu papito ya está en el cuarto de tortura.- me dice el hombre con voz alegre, y a la vez maliciosa.
Al escuchar esas palabras, siento como se humedecen mis mejillas, pero se que tengo que seguir hablando con ese desagradable hombre para poder encontrar a mi padre.
-¿Q..qu..que? ¡Dime si está bien! ¿Lo volveré a ver?- digo entre sollozos
-Ay preciosa, ¡no te pongas así!- dice con una fingida dulzura, que hace que me entren náuseas-¡Por supuesto que lo volverás a verlo! dice entre carcajadas te iré mandando deditos de las manos, orejas, es más, ¡hasta ojos! y ya al último su cabeza. -
Se escucha una carcajada llena de odio y malicia al otro lado de la línea y cuelgo. No puedo creer lo que me está pasando, pero lo que menos puedo creer es que mi papá esté siendo torturado y pronto descuartizado.
Lloro amargamente, perdiendo la compostura por completo.
No puedo creer que alguien le quiera hacer tanto daño a mi padre y a su familia, siendo que el es una persona tan buena.
Tyler me acaricia la espalda con ternura, pero no me dice nada.
El único ruido que se escucha en la habitación es el de mi llanto, hasta que interviene el agente Jones.
-Señorita Castro, Señor Belle. Hemos podido rastrear la llamada, y hemos averiguado que el lugar de donde provenía es el edifico que pertenece a alguien de su familia. Y hemos averiguado que el mismo dueño se encuentra dentro del edificio en el momento de la llamada. Se trata del mejor amigo de su padre.-
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En la alberca.
RomanceLa perfecta vida de Paulina Castro, se pone de cabeza en cuanto los hombres empiezan a interferir en sus relaciones. Si de por sí, la adolescencia es dura y algunas veces tener un pretendiente se suma a la lista de cosas difíciles; imagínate cómo...