Bajé al patio para reunirme con mis amigas Selene y Iris las cuales iban a clases diferentes a la mía.
-Mili!- Gritó Iris mientras venía corriendo -Conoces a un tal Diego? Su padre le a traído una carta, dicen que va a tu misma clase- dijo mientras recuperaba el aliento del mini sprint que había echo.
Recordé que Diego iba a mi misma clase.
-Si, Diego es el chico con el que me e sentado esta mañana cuando veníamos. Quieres que se la entregue yo?- Iris asintió y me entregó la carta.
Busque por el patio hasta llegar a la fuente donde había una estatua de un gato. Vi una silueta bajo el agua de la fuente, era Christian! Que demonios hacia allí abajo?. Me fijé en que la piel de Christian se veía mucha más delicada y brillante bajo el agua. Su ropa estaba totalmente mojada, casi se podían distinguir su pecho transparentado por su blanca camisa mojada. Me sonrrojé bastante. Decidí ocultar mi sonrojo colocando mi mano sobre mi cara, pareciendo así que me rascaba.
-Christian ¿que haces ahí dentro?- dije con voz temblorosa
-Refresco mi ena-
-¿E...na?-
-Es una pequeña capa de agua que se forma en la piel de las personas que vivimos bajo el mar. Nos ayuda a respirar bajo el agua y se tiene que refrescar de vez en cuando o se nos cae-
-Increíble- dije impresionada.
Christian salió de la fuente y rápidamente su ropa se secó debido al ena. Retiré mi mano de delante de mi cara una vez me aseguré que mi cara ya no estaba roja mientras le preguntaba donde se encontraba Diego.
El en respondió que se encontraba frente las máquinas expendedoras de bebidas situadas frente nuestra clase. Le agradecí y me fui corriendo hacia allí. Allí encontré a Diego. Le entregue la carta y le dije
-Dicen que es de parte de tu padre- su rostro de felicidad cambió rápidamente al escuchar esas palabras. Decidí irme para no moletarle. En cuanto me aleje un poco escuche un fuerte golpe que venía de donde estaba Diego, acaso fue Diego el que golpeó la pared? Volví sobre mis pasos y me asome a ver como estaba Diego. Su rostro de rabia y tristeza daba miedo. Sus preciosos ojos se ocultaron tras su pelo. El puñetazo, en efecto, lo dio el. Había un golpe que rompía parte de la pared bajo su puño. En la otra mano tenía sujeta la carta de su padre, arrugada. Dijo unas palabras con voz temblorosa, como si fuese a llorar en ese mismo instante. Sus labios dijeron <<Ayudame...por favor...>>. Dejó caer su carta. Acto seguido se fue directo a los baños. En cuanto Diego se marchó corrí a coger la carta de su padre. Me marché a esconderme y la leí. Decía así:"Hola hijo, soy yo tu padre. Más te vale dejar de hacer el idiota y dejar de estudiar y centrarte en lo importante, ser el chico deseado por todas. Si te vuelvo a ver con esa hija de Afrodita te prometo que te pegaré el doble de fuerte que de costumbre."
Acaso Diego era maltratado en su casa. Hasta tal punto le importa a su padre la belleza como para pegar a su hijo por preocuparse por sus estudios? Porque el padre de Diego no quería que Diego estuviera conmigo, acaso piensa que soy una rival o algo?
No quería permitir eso así que me fui directa a contarselo a Christian, quizás el me podria ayudar.
Me dirigí a mi clase y me senté en mi sitio. Christian se sentó frente a mi junto a Diego y Melo un par de mesas más alante. El profesor dio comienzo a la clase. Le envíe un papelito a Christian contándole lo que sabía y si el sabía algo sobre el maltratamiento de su amigo. El me devolvió el papel:
~Ya se todo eso, me lo contó el mismo. Como lo has descubierto? Te lo a contado el, lo has visto o que. En cualquier caso esta noche iré a tu casa para pensar en algo para ayudar a Diego.~
El día continuó normal excepto por el mal comportamiento de Diego en clase.
Cuando nos fuimos a subir al autobús para volver al Olimpo me senté al lado de Christian, algo que llamó mucho su atención.
-Quiero ayudarle pero no se como...- dije susurrando
-Tengo un plan, más tarde te lo explicó-
-Fuera de mi sitio Miliana, no quiero que me contagies tu horrible gusto para la moda- Dijo Diego algo inseguro.
-¿Acaso quieres que te pegue? Yo no tengo mal gusto guapete- dije con mucha rabia.
-Mueve tu pequeño trasero de mi sitio- respondió rojo y nervioso.
-Tu no eres así, y si es por tu padre te ayudaré. Tu eres muy lindo a tu manera y no creó que te deba tratar así- le susurré al oído.
-Por favor Mili...- tan bajo que me escuchó oírle.
El me estaba pidiendo ayuda, tenía que ayudarle lo antes posible.
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Hijos De Dioses
Romance- Porque luchas, es inútil.- gruñía ella. - Porque no puedo permitir que mates a quienes amo. Ellos son mi familia y los salvaré aunque eso signifique morir en el intento.