Capítuo 8: Carolina, ven

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Avanza la noche en el jardín cementerio, por el que deambulan varias almas, Roger, se ve de pie, justo al lado de la lápida que identifica el lugar donde yace enterrada Carolina, antes de dormirse deseó poder ir a visitar a la niña suicida.

-¡Carolina! – llamó con potente voz. Roger sabía que estaba fuera de su cuerpo físico. Se veía igual, aunque más ligero, sentía que podía flotar si lo deseaba; todo tenía una lucidez y claridad, que le llamaba la atención, pues debía ser la media noche. El parque cementerio lucía como una gran pradera de color verde intenso, con algunos árboles frondosos, dispersos por el campo, salpicado de muchas pequeñas placas de mármol que anunciaban el nombre de sus propietarios. Le llamó la atención la cantidad de personas que deambulaban por el camposanto. Empezó a distinguir, por la vivacidad de sus colores, a los que estaban vivos, fuera del cuerpo durante el descanso del sueño, de los difuntos que lucían de tonalidad grisácea y colores opacos.

En medio de la oscuridad, en desesperación, Carolina caminaba con rapidez en un cuarto imaginario que la contenía sin dejarla alejar de sus despojos mortales, el olor, la picazón de los gusanos por todo su cuerpo, su vestido hecho jirones, sucio y lleno con su propia sangre que no paraba de manar de sus muñecas y sobre todo, ese olor metálico que la trastornaba hasta las nauseas.

-¡Carolina!, ven a mí – escuchó la voz que la llamaba en forma imperativa, ella no se pudo resistir y se sintió halada hacia arriba, a la superficie.

-Y tú, ¿quién eres? –preguntó al hombre de mediana edad que la invocaba.

-Soy Roger, el papá de John Luis tu excompañero del colegio, cuando aún vivías.

-...pero si aún estoy viva –replicó-, no lo entiendo, recuerdo haberme quitado la vida, pero ahora me siento más viva que antes, aunque de alguna manera estoy atrapada en un silencio y vacío de muerte. ¿cómo me encontraste?, ¿por qué me llamas?

-Mi hija Melissa ha estado orando por ti y en sueños le pides ayuda, ¿qué quieres que haga por ti?

-¡Ahhh esa niña es tu hija. Claro, es la hermana de John Luis!, ahora la recuerdo. ¿Por qué no puedo salir cuando yo quiera?, me siento prisionera, abandonada en algún lugar inmundo. ¿Dónde estoy?, ¿Por qué solo los puedo ver a ustedes?, ¿qué es esta oscuridad en la que me encuentro?

-Carolina, - le explicó Roger con ternura - todo lo que vives es el resultado de tus creencias, si crees en la misericordia de Dios, vas a recibir consuelo y ayuda. Si crees que solo existe el vacío y la nada después de muerto el cuerpo, eso es lo que vas a experimentar. De todos modos tienes la libertad de elegir y cambiar tus elecciones, si no son lo que esperabas. Solo nos has visto a nosotros por gracia de Dios, pues a pesar de tus creencias erradas, hemos orado por ti y nuestras plegarias han sido escuchadas.

-Entonces... -reflexionó Carolina – mis padres están equivocados. ¡Sí existe la vida después de la muerte! De haberlo sabido no me hubiera suicidado. –la nostalgia cambió rápidamente cuando la mirada de la niña se empezó a esclarecer y de ver a Roger en medio de la oscuridad, ahora empezaba a ver el jardín cementerio en el que se encontraba. Miró las lápidas y se detuvo en la que tenía su nombre.

A poca distancia, sentado con el espaldar apoyado en un árbol, un desventurado presenciaba la escena con interés, con sigilo para no llamar la atención, se dejó hundir en la verde alfombra elaborada por la naturaleza.

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⏰ Última actualización: Jan 31, 2016 ⏰

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