Querido Arima Kousei-kun.

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El doctor levantó su rostro, dió un suspiro y con una sonrisa de oreja a oreja levantó su pulgar afirmando:
- ¡La operación fue un éxito! Se encuentra estable y pronto la llevaremos a su habitación. El señor Miyazono emitió una mirada asesina al doctor por crear esa escena de suspenso. Acto seguido la madre casi se desmaya, pero su esposo la calmó.
Kousei dejó caer una lágrima y sonrió en signo de alivio, no lo podía creer. Por así decirlo se sacó un gran peso y sufrimiento de encima. Él no cabía en sí. - Estoy tan... Tan feliz, me gustaría gritarlo a los cuatro vientos, ella seguirá entre nosotros. Felicidades Kaori. Pensó el pelinegro.
Al cabo de unos minutos, ella salió en una camilla acompañada de dos enfermeros que la llevaban a su habitación, estaba dormida y sus pálidos rizos cubrían su rostro. El ojiazul solo pudo seguirla hasta su habitación, ya que no lo dejaban pasar, solo los padres de la joven ingresaron allí.
- ¡Oye tú! Una enfermera se dirigió a el chico - Es hora de irse a casa, la hora de visitas acabó. Arima asintió y se fue lento y cabizbajo a la salida.
Al salir sintió una voz - ¡Hola! Y un brazo lo abrazó, eran Watari y Tsubaki. -La encargada no nos dejó pasar hacia las habitaciones. Dijo la castaña acompañando la frase con una mueca de disgusto. -Es verdad, intenté hacer que caiga con mis encantos pero se hacia la difícil. Dijo el futbolista con un tono orgulloso. - Tsk, Presumido. Tsubaki le dedico una mirada de desprecio y continuó diciendo: - Etto~ ¿!Que tal está Kao-chan!? Mientras sacudía a Kousei.
-¡Oye! Tiraste mis lentes. - Gomen, gomen, ¡pero dilo ya!
- Hm hm. Asentía Watari
-Ella... La operación fué exitosa. Dijo Kousei con una sonrisa la cual sorprendió y contagió a la chica de cabello castaño. - ¡Yeeeeeeeeeey! Exclamaron Tsubaki y Watari al unisono y se abrazaron uniendo, a la fuerza, al ojiazul. -Mañana le traeré flores. Dijo Watari haciendo una pose heroica, como el acostumbra. Tsubaki hizo caso omiso a lo dicho por el castaño. - ¿Nos vamos? Preguntó. - Está bien, pero debo ir por el supermercado antes de ir a casa, esto de vivir sólo es complejo. Dijo el pianista soltando una risa forzando.
- Pero, tengo una cita ¡con Yuri-chan! Dijo Watari en tono quejoso.
- Te ACOMPAÑAMOS. Dijo la chica lanzándole una mirada amenazante al futbolista.
- Ya, ya no peleen. Pero aun así gracias chicos.

Aún Te Puedo Escuchar A Mi Oído SusurrarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora