Busco motivos para querer verte y no hacerlo.

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Aquí la parte 2 y última de mi mini "especial de San Valentín" (Lo único de especial es que publico dos capítulos seguidos. xd) Ojalá disfruten de la lectura. ^^
Posdata QUE A NADIE LE IMPORTA: llevo pensando y escribiendo esto desde las 3 pero por "inconvenientes" se alargo mas de lo pensado (son las 7:50 y aun no dormí xD)
Bueno ya. Callate y dejales a lo que vinieron, a leer el capítulo.

Busco motivos para querer verte y no hacerlo.

El chico estaba inmerso en sus pensamientos mientras tocaba el piano. De repente sonó el timbre de la casa lo cual lo saco de sus pensamientos y le sacó de ritmo
- Pasa, adentro está Kousei.- Escuchó Arima que decía su sensei, pero el estaba intrigado, no sabia a quien se dirigía la mujer.
En la sala donde el se encontraba entró una chica de unos doce u trece años.
- Hola... Senpai.- Saludó la chica de coletas.
- Hola Nagi-chan. ¿Vienes a practicar?- respondió él, con un pregunta.
- Pues claro, tonto, ¿A qué mas voy a venir? - *Le saca la lengua en un acto infantil de burla*
- Pero si pareces una niña, nunca cambias ¿eh?- replicó el ojiazul.
¡YA NO SOY UNA NIÑA! Senpai bobo.- dijo juntando sus labios.
-El todavía no me ve como alguien mayor... - Pensó la joven pianista mostrándose algo desanimada.
- Basta de alaridos. Tú, ponte a practicar en aquel piano y tú continúa que aun te queda mucho. Hiroko sensei se escuchaba algo enojada. Así que los pianistas se pusieron manos a la obra ( y nunca mejor dicho).
Luego de una ardua práctica los músicos habían culminado.
- Terminamos por hoy, pueden irse mis apreciados alumnos. -
- Hasta luego sensei.- dijeron los aprendices a coro, luego salieron de la casa y caminaron juntos unas cuantas calles.
El silencio era absoluto, hasta que Kousei lo rompió y eso puso mas incómoda la cuestión.
-¿Cómo esta Takeshi?
- ¡¿Es que acaso no piensas en mi?! Dijo Nagi sin darse cuenta de que lo había dicho en voz alta
- Maldición, lo dije.- pensó
-¿Eeehhh? Arima se sorprendió
-Nada olvidalo. Estaba en otra cosa. Debe estar en casa a estas horas. Si llega a saber que estoy aquí contigo se enfurecería mucho.-
-Obvio, el debe de cuidar de su hermana menor, además yo soy su rival.
Nagi bajó la cabeza ante lo dicho por el chico de los lentes y respondió:
- En realidad... el no te ve como un rival, desde el día que el te vio tocar por primera vez supo lo que quería ser en un futuro y que quería en concreto. El te vio y te ve como un ejemplo a seguir, como su modelo y gracias a ti el día a día intenta mejorar y subir mas alto. Cuando tu te fuiste noté a Oni-san algo triste y frustrado. Pero ahora que haz vuelto a los escenarios la felicidad ha regresado a su rostro. Y por el... Por ese sentimiento que note en el al tocar es que yo también estoy aquí.
Kousei la miro con alegría le había llegado lo que la rubia de coletas le dijo, pero no dejó caer ni una lágrima para demostrar algo de madurez y frialdad.
- Yo... No lo sabía.
- Da igual, yo- yo me voy por aquí. Nagi desapareció de allí en un abrir y cerrar de ojos.
Kousei se dirigió al hospital, pero en el camino se planteó varias cosas, fruto de su inseguridad.
"¿Debí haber llevado algo para ella?"
"¿Sus padres se enojarán?"
"¿Pensarán que soy un acosador y un pervertido"?
Entre pensamiento y pensamiento el pelinegro llegó a dicho lugar, luego se dirigió hacia donde estaban las secretarias.
- Disculpe... ¿Puedo ver a Kaori Miyazono?
- Sí, pero rapido que sólo tienes 8 minutos, esta por culminar la hora de vistas.
Arima al escuchar eso no respondió a la secretaria y se fue al tiro hacia la habitación donde se encontraba Kaori.
- ¡Ten cuidado! No corras por los pasillos-
El pianista hizo caso omiso a la advertencia de la enfermera lo único en lo que el pensaba es verla y estar a solas con ella. Por cada paso que el daba el corazón se le aceleraba cada vez mas y más. Cuando llego a la puerta por un momento dudó el entrar o no. Pero se armó de valor y entró.
Al entrar se quedó atónito. Allí estaba ella, reposando en su cama, con un suero en su brazo que le suministraba agua. Sus risos pálidos rodeaban su cara de igual totalidad, por su rostro ella parecía en armonía tranquila. Kousei ante esto solo se quedó contemplando a la hermosa chica todo el tiempo, no movió ni un musculo. Hasta que entró una enfermera y le indicó a Kousei que salga, su tiempo se había acabado.
Luego de 3 semanas con la misma rutina nada había cambiado.
Arima se encontraba en una silla sentado al lado de la cama de la rubia.
- Hoy no a pasado gran cosa. Ah , espera , si que pasó algo. Tsubaki me volvió a dar con su pelota de béisbol en la cabeza y rompió el vidrio *Rió* tuvimos que explicarle al director lo sucedido y nos dio un largo y aburrido sermón sobre el comportamiento. Pero al final no sufrimos ningún castigo.
Ah, y también estoy practicando no solo con Hiroko-sensei, sino que en cass también lo hago. Aún creo que me falta algo, no se el qué.-
Kousei le sonrió y sostuvo la mano de Kaori.
- ¿Sabes? En ocaciones por las noches cuando pienso en ti toco Twinkle, Twinkle Star. Pero aveces arruino la melodía al recordar lo mucho que me golpeaste. Cuanto me maltratabas para que toque día y noche el piano. Yo realmente no sabia que lo hacías para mi bien, no lo sabia y me arrepiento mucho, mucho , mucho el ml darme cuenta la razón. ¿Por qué no me doy cuenta de las cosas? Soy un tonto...-
El joven dejó caer una lágrima que cayó en la mejilla de la rubia, en ese momento Kousei sintió que algo apretaba fuertemente su mano.



Aún Te Puedo Escuchar A Mi Oído SusurrarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora