¿Cómo será tu mundo cuando yo llegue ahí?

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¡Hola!
Al fin actualizo xD.
No había tenido inspiración, y pos no escribí. Prefería eso a redactar algo con lo que no estuviese conforme y me arrepintiese.
Pero bueno, disculpenme. (?)
Gracias por apoyar y leer el Fic aunque no haya actualizado xD Ahora les dejo con el capítulo, disfruten. C:
Pd: Este capítulo vendrá un poco corto, pero prometo actualizar en menos de una semana de haberlo publicado. e.e

¿Cómo será tu mundo cuando yo llegue ahí?


Miles de pensamientos surcaron la mente del Joven. Todos tenían en común una cosa, una incertidumbre que lo inquietaba: ¿Qué me dirá Watari?
Miedo era lo que sentía, pero no podía esquivarlo, debía enfrentarlo.
Abrió las cortinas para a continuación divisar el firmamento.
- La lluvia termino, el sol está en su máximo esplendor.-
Dijo Kousei con algo de alivio.
Encendió el televisor, buscó el canal de noticias y se dirigió a la cocina. Tomó su taza preferida, la tenía desde su infancia, su madre se la había obsequiado en su cumpleaños número 6. Esta le recordaba muchas cosas de su pasado y por eso la valoraba tanto. Se sirvió algo de té verde y tomó un poco de pan, luego se sentó en la mesa con la mirada fija hacia la televisión.
- En tres meses tendremos una competencia musical, en el salón Yokohama en su vigésimo novena edición. Los tres primeros de cada disciplina clasificara a la competición nacional. La más anhelada por todos. Pueden presentarse jóvenes de 10 a 18 años, para cualquier consulta, al centro de información Yakita.- Anunciaba aquel periodista.
-¿Debería asistir? Nah, ahora hay cosas mas importantes en las que pensar.- Completaba mientras bebía un poco de su té. Aunque no dijo el qué, sabía a que se refería con ese enunciado.
-¡¡¡¿¿¿UNA COMPETENCIA PARA IR A LAS NACIONALES???!!!.-
La joven de ojos grisáceos elevo ambos brazos en señal de alegría y sus ojos brillaron cual gema.
- ¡Sí, que emocionante! Pero...¿Cuándo podré salir de aquí? Ah, diablos.- Dejó salir un suspiro, extrañaba inmensamente su violín. La rubia se encontraba totalmente agobiada, a excepción de las visitas, los libros eran su única diversión. Aunque, para ella, resultaban insulsos. Haciendo un poco de esfuerzo se sentó en la cama cuyos resortes estaban desgastados, rechinaban ante cualquier movimiento.
- Hoy hace un lindo día, los pájaros están más alegres que de costumbre. Ojalá pudiese salir... Situaciones como estas son las que nos hacen recapacitar de lo bello que es el exterior.- Aquel ambiente no hacía mas que deprimirla.
Él se colocó sus auriculares, para sumergirse en su música. Intentaba distraerse, se encontraba nervioso. Como siempre cuando pensaba en ello, aunque también siempre iba acompañado con una pizca de alegría e ilusión.
Se subió al bus, luego fue a buscar asiento. Como era temprano y no era una hora ni día con mucha actividad, en general, había varios asientos disponibles. Como siempre se sentó al lado de la ventana para apreciar el "paisaje" si así se le puede llamar a una simple ciudad. Bajo cabizbajo y así caminó unas cuantas cuadras, su destino no se encontraba muy lejos desde donde el había descendido de aquel bus. Iba tan concentrado y disfrutaba tanto la melodia que endulzaba sus oídos que en ese momento todo le daba igual. Pero algo lo detuvo, sintió un fuerte golpe en su pecho.
Sus dedos acariciaban aquel instrumento, lo trataba como si eso fuese su hijo o un ser querido para ella. Pero, progresivamente lo suave y cariñoso se fue tornando tosco y hostil. Podía dominar aquella melodia, y a la vez expresar lo que su corazón sentía.
- Puedes descansar un momento.-
- ¡Si, sensei! -
- ¿Quieres algo de comer? -
- Luego, gracias. Por cierto sensei... ¿Hoy vendrá senpai? -
- Vaya, te gusta ¿eh? Ah, el amor joven... - La maestra dejo salir un pequeño suspiro.
-!¿ Q-Q-UEEEEEEEEE?! CLA-CLA... CLARO QUE NO ME GUSTA ¿Cómo crees que ese idiota me puede siquiera agradar? No está a mi nivel, por favor...-
- Bueno, como sea. No creo que ese chico venga hoy aquí, sus emociones actualmente lo están arrastrando a otro lado.
Kousei debido al golpe cayó al suelo.
- A-auch, eso doli... -
Aquella persona lo estaba mirando fijamente en el suelo, el pianista no lo podía creer, estaba desconcertado.

Aún Te Puedo Escuchar A Mi Oído SusurrarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora