Una propuesta indecente.

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¡Hola! Aquí está la parte que prometí. c:
Ya casi llegamos a las 1000 visitas. o:
¡Muchisimas Gracias a todos! Los dejo con el capítulo.

Una propuesta indecente.

- Sabía que te encontraría aquí.-
Su aparición tomó por sorpresa a Kousei.
- Vamos, levantate.- El joven procedió a extender su mano para que Aroma se incorporara de una vez.
- ¡Watari-kun! Gracias,-
Finalmente Arima se puso de pie, y sacudió su ropa un poco.
- ¿Qué haces aquí? - Le preguntó el pianista con algo de sorpresa, Watari no le había avisado que lo esperaría allí. En ese momento el pelinegro recordó que su amigo quería hablar de algo con él.
- Sabia que vendrias a verla. -soltó una leve risa.- Sólo quería saber como estabas... Han pasado muchas cosas en poco tiempo. ¿Sabes?
Me preocupo por ti, nada extraño.- Tras decir eso le dio una fuerte palmada en la espalda mientras reía descabelladamente.
El ojiazul lo miró extrañado, acomodó sus lentes que se hablas descolocado un poco debido al golpe.
- Gracias, de nuevo.- respondió.
- Es verdad, es como si hubiera pasado un tornado en nuestras vidas, ¿No? Quien hubiera pensado hace un año que esto sucedería. Pero, hay que dar gracias que la tormenta culminó.
- Tienes razón, Kousei-kun. Pero, aún no me haz respondido la pregunta, ¿eh?
No creas que podrás huir de esta.- Watari le lanzó una mirada fulminante al pianista.
- Eeehhh... Tienes razón.-Dirigió su mirada al suelo, para luego levantarla y decir sonriendo - ¡Estoy bien! No te preocupes.-
Watari dudo ante la inseguridad de su amigo. -Mmm... Está bien, debo irme ya, tengo cosas que hacer. Cuidate.-
Watari se fué del lugar a una velocidad impresionante sin darle lugar a una despedida. Kousei ingresó al hospital.
- Ojalá algún día sea sincero conmigo ese chico, no debe guardarse así las cosas.-pensaba Watari al cruzar una calle cercana a su hogar-
El pelinegro subió hacia el piso donde estaba la habitacion de la rubia, en el trayecto sentía nervios como de costumbre.
Se paró en frente de la habitacion de la chica yo tocó la puerta dos veces, Pero no hubo respuesta. No le prestó atención y toco la puerta otra vez. Tampoco hubo respuesta. Entonces si se preocupo. De nuevo hizo lo mismo de antes, toco la puerta en un ritmo mas acelerado. Al no haber respuesta procedió a entrar, esta situación le generó mas miedo que el de siempre para entrar con los ojos cerrados. Dio dos pasos al frente y se decidió abrir los ojos.
-Permis...- Para su sorpresa no había nadie y la cama estaba hecha. Ante esto acudio rapidamente hacia una enfermera o doctor cercano. A su derecha justo se encontraba una enfermera que apreciaba la escena de sorpresa del chico.
- ¿Buscas a la señorita Miyazono, chico?
- S-sí. Q-qué-qué le pasó?-
- Jaja, tranquilizate joven, ella esta bien. En estos momentos esta en la sala de fisioterapia. Puedes ir a verla, ve por aquel pasillo y dobla a la derecha de frente estará la sala.-
- Muchas Gracias.- dijo Kousei realizando una reverencia hacia la enfermera. Luego, hizo el recorrido indicado por a aquella enfermera, Y ingresó a la sala de fisioterapia. Él pudo verla a través de un vidrio. Aunque no mucho, su apariencia había cambiado un poco. Sus rizos habian cambiado a un tono mas rubio dejando de lado, de apoco, el pálido.
Estaba sentada en una camilla y el fisioterapeuta le realizaba masajes y ejercicios de estiramiento a las piernas de Kaori. Ella conversaba con el especialista como si se conocieran de toda la vida, ella parecia tener un buen día. Luego, ayudada por el doctor se bajo de la camilla y se dirigió a una zona que tenia un pequeño camino Que a sus lados poseía dos barandales de acero formando un angosto sendero.
Le costaba, pero iba paulatinamente dando paso a paso, una pierna y luego la otra.
- No te esfuerces tanto, ya es un gran avance que puedas dar dos pasos seguidos.- le dijo el fisioterapeuta.
- ¡Estoy bien sensei, puedo seguir!-
-Esta bien, pero procura ir con cuidado.-
A

sí, despacio logro dar 3 pasadas a ese sendero.
Kousei se quedó perplejo ante lo que sus ojos habían visto. No estaba en sus cabales, tanto así que había ingresado inconscientemente a la sala.
- Oh, al parecer tienes visitas Miyazono-san.
Los ojos de la rubia se iluminaron al verlo, una vez mas el la había ido a visitar.
- Hey chico. Cuidala bien por favor, debo irme a atender otros asuntos.-
- Los ojos de Kousei se pusieron como platos, lo que sus oídos acabaron de escuchar era impensado.- Otra vez estaría solo con la chica que amaba. Sus pulsaciones subieron demasiado.
- Cla-cla-claro, doctor.-
El doctor abandonó la sala y Kousei se dirigió s donde Kaori.
- ¿Quieres seguir intentandolo?-
- Claro, si me ayudas.- respondió ella con total naturalidad.
Entonces, se puso detrás de ella y la tomó de la cintura. Estaba tan cerca que podía percibir el olor de sus rizos. - Ve con cuidado, avisame cuando te canses. No seas imprudente.-
- Claaaroo- Eso último lo dijo con un tono de desanimo algo irónico. Con delicadeza los dos iban avanzando juntos lentamente. Si antes su latidos habían aumentado, ahora se multiplicaron al este en contacto con El cuerpo de la joven. Dieron dos vueltas y decidieron parar.
- Yaaaaay, hace mucho no caminaba, que bien se siente. ¡Gracias Arima-kun!-
- No hay de que.-
- Oye tonto, ¿te has enterado que habrá una competencia pronto?
- Si, lo vi esta mañana por televisión.
- Participaras, ¿no?- Los ojos de la violinista parecían envueltos en fuego.
- La verdad... No lo...- Entonces ella lo interrumpió.
- ¿No lo haras?- La chica Amenazó con golpearlo.
- ¡¿Al menos puedes dejarme terminar lo que iba decir¡? Pero si, acertaste... No pensaba hacerlo, no me siento listo, no he practicado lo suficiente.-
- Pero pero pero aún queda tiempo. Puedes mejorar hasta la competencia Arima-kun... No puedes dejar que tus contrincantes te saquen ventaja.- dijo Kaori como si se tratara de una niña caprichosa.
-¡ Ya sé! Pronto podré salir de aquí, así que, Arima-kun... ¡Toca para mi otra vez, se mi acompañante por favor!

Aún Te Puedo Escuchar A Mi Oído SusurrarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora