Capitulo IX: Cuando a Cinderella se le rompió la zapatilla de cristal. Parte 2.

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Capitulo IX: Cuando a Cinderella se le rompió la zapatilla de cristal. Parte 2.

⚠⚠⚠Advertencia: Este capitulo contiene violencia escrita y uso de expresiones antisonates. ⚠⚠⚠

El sonido de una puerta lo despertó de su letargo, giró su cuello en dirección a las sencillas escaleras para poder apreciar la escena mas espectacular que jamás en su vida presenció, el chico de piel morena bajaba por las escaleras de una manera llamativa, hija vestido casual, pero con un toque de elegancia, sencilla elegancia. El chico ojiazul pensó que las mujeres no eran los únicos seres que podían hacer que los hombres alucinaran.
El chico ojinegro sintió sus mejillas arder cuando noto la mirada del ojiazul sobre el, sus pupilas habían crecido y su boca se había abierto tanto que pareciera, se desprenderia de su cráneo.
El chico siguió bajando las escaleras, para cuando llegó a donde el mayor se encontraba, el silencio se había hecho mas que presente.
- Hola - se atrevió a decir el menor.
- Te ves fantástico.
- Gr- gracias.
- No hay por qué.
Hasta ese momento, el mayor no había apartado la vista del menor y parecía que su cerebro se había apagado.
- Bueno, par de tortolitos, es tiempo de tomar caminos diferentes- se escuchó la voz de Clara al principio de las escaleras.
Los dos giraron hacia ella y, al instante, sus labios inferiores casi se despegan de sus labios superiores. La chica vestía un hermoso vestido todo, el cuál, estaba en frente un corte hasta la rodilla, pero de atrás cuabria hasta el tobillo. Era de un hermoso color rojo.
- ¿Sabes?- hablo el menor- es una fiesta cualquiera no es necesario que to arregles asì- dijo todo con miedo de saber una respuesta que no quería escuchar.
- Eben, ella no nos acompañara.- Le respondió una persona que no esperaba, pero no presto atención. No los acompañaría, ¿Por qué?. Como si la mayor le leyera la mente, respondió.
-Tengo una cena importante; el hijo del rectór de mi universidad me ha invitado a presenciar una galería de arte de pintores latinoamericanos para después pasar a una cena.
» Por cierto, papá y mamá les dieron el día libre a todos en el momento en el que nosotros partamos y todo el día de mañana, ya que, como sabes, partieron a México para hacer nuevos tratados en el país; así que - dijo la chica cambiando tenebrosamente su melodiosa voz por una un poco perturbadora- Te quiero aquí antes de la hora cero, no mas, pero tampoco mucho menos, no quisiera que fueras un antisocial. Y tú- se dirigió al mayor- Quiero a mi hermano a esa hora, vivo, virgen, sobrio, feliz y virgen- reitero la chica- . ¿Se me olvido mencionar virgen?, ¿No?, bueno, pues virgen.
» Ahora sí, podemos partir.

Tardaron un rato en encontrar la casa del rectòr, pero no perdieron mas tiempo.
Cuando llegaron con él anfitrión, mas bien a la casa del anfitrión, el moreno se dio cuenta que se trataba de Dylan, el mejor amigo de Collin. Al parecer, el chico estaba ebrio, pero no le importo a Collin, quien solo lo saludo y le dijo a su acompañante que lo siguiera.
Cuando encontraron un lugar donde sentarse en paz, el silencio volvió a reinar-- a pesar de estar en una fiesta--.
- ¿Quieres algo de beber?- cuestiono el moreno.
- No gracias, no bebo.
-Vale, emm iré por un trago.
El moreno se alejó del sitio y salio al patio delantero, qué era simplemente un jardín lleno de cervezas y una barra improvisada, detrás de ésta estaba una surtidores de refrescos abierta, pero, tal parecía, era uno de los primeros en tomar una bebida no alcohólica. Aceptaba que ya había bebido, y qué le había gustado, y realmente, en esos momentos, quería embriagarse para poder besar esos labios que tan loco lo volvían... Pero no, no bebería.
Tomó dos refrescos y comenzó a caminar, pero fue brutalmente arrastrado hacia atrás, giró su cuello y notó que Sally, la mejor amiga de su hermana, estaba ebria y lo tomaba de la camisa.
- Hola, Ebubu.
- Hola.
- ¿Sabes?, tú hermana me pidió cuidarte para que nada te pasara, y para eso estoy - dijo usando un poder sobrenatural para lograr articular palabras. En ese momento el celular de la chica sonó. - Hablando de la reina de roma, es tu hermana.
- Salay, ¿Ves a mi hermano por ahí?.
- Mmmm, sip, está justo frente a mi.
- Perfecto, pásamelo. Eben, tengo malas noticias, el auto de Ricardo, el hijo del rector, se dañó y no llegaremos a ningún lugar, la grúa vendrá mañana así que no me esperes, no llegare. Avísame cuando llegues. Ok, bye.
El chico regresó el celular y comenzó a caminar, de nuevo, pero igual fue detenido.
- No corras, caballo. Te presento a mi hermano - dijo señalando a un chico robusto y atlético que había aparecido de la nada, era alto, mas alto que Eben, y un poco atractivo- Él, es Johan, mi hermano.
- Gusto en conocerte- dijeron los dos al unísono.
- Bueno, me tengo que ir, debo llevar los refrescos, los veo luego - Afirmó el menor y caminó lo más rápido que sus piernas le permitieron. Nadie lo detuvo esta vez.

Cuando la vida te lleva la contaria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora