Cuando la vida te lleva la contaria.

Capítulo X: ¿Falsas murallas de amor irreal? Parte 1.

Capítulo X: ¿Falsas murallas de amor irreal? Parte 1.

"A veces nuestro príncipe azul esta vestido tras unas fachas da campesino".

Todo había pasado muy rápidamente, su hermana no tardo en llegar, tenia los ojos llorosos y estaba totalmente pálida; se culpó a si misma por no haber estado en el momento en el que sucedió todo. Eben no entendía por qué Collin y su hermana actuaban tan dramáticamente, no lograba entender por qué habían derramado lágrimas por aquel suceso fallido. No logro entenderlo ni cuando sus padres llegaron de imprevisto y lo abrazaron quitándole el aire que le sobraba, al igual que su hermana, se culparon por no estar con él cuando todo ocurrió, hasta Rosa seguía sin poder parar sus lágrimas después de ya un día. Si, un día.
Su hermana había llegado poco después que la policía detuviera a Johan, el cuál, antes de ser sacado de la residencia, se acercó a Eben y le dijo: "Este es el momento de la historia en el que la persona mala, dijo haciendo comillas en la última palabra, se disculpa con la buena, pero no conmigo, se quien eres y se quien fuiste, Eben. Y se a que tipo de personas pertenece tu novio de ojos azules, no es muy diferente a mi. Debes elegir mejor a las personas a las que les das un espacio en tu vida". Luego de eso ingresó al auto patrulla y desapareció.
Los oficiales hicieron muchas preguntas respecto a lo sucedido, las cuales, Eben contesto con la verdad. Pero ni todas las que hicieron los oficiales lograron compararse a la cantidad de questiones que Collin le hizo al moreno.
El moreno se sorprendió mucho cuando un oficial, que no parecía tener mas de 30 años se le acercó.
- Es extraño, chico.- Dijo el oficial con curiosidad- tú agresor contó la misma historia que tú, pero mientras lo hacía, él se reía de lo sucedido.
Eben sintió que su corazón se salia de su cuerpo.
Eben tampoco logro comprender el porque esa noche había despertado llorando de nuevo, no había sido un sueño, sino que había recordado todo lo sucedido y, sin permiso alguno, las lágrimas salieron por su rostro. Al principio eran pocas, después aumentaron y con ellas llegaron los gritos. Pero nada de eso duró mucho, ya que Eben había pedido a Collin que se quedase con él durante esa noche. Así que el ojiazul durmió a los pies de la cama de Eben, pero al escuchar los lloriqueos del menor , subió rápidamente a la cama y acurrucó su cabeza entre sus brazos, acariciando la cabeza del moreno tiernamente y diciéndole palabras al oído. Poco a poco el moreno se relajó; cuando estuvo totalmente relajado, el ojiazul comenzó a alejarse para volver a su sitio, pero el menor lo tomo fuertemente del brazo.
- Por favor, quédate hoy aquí. No me dejes. Por favor.
El ojiazul quiso besarlo en ese momento, pero se contuvo, tomó un lugar junto a Eben y el moreno instintivamente colocó su rostro en el hueco del cuello del mayor.
- Todo va a estar bien, te lo juro- le dijo el mayor al oido. Luego besó la frente moreno.

A la mañana siguiente, todos estaban levantados, era temprano, pero nadie sentía la necesidad de dormir más. Los empleados habían regresado a sus labores y guardaban total silencio. Sabían que en las noticias , lo sucedido en casa de los Bradley Matthews estaría como noticia principal, con encabezados extremistas.
Después del desayuno fue cuando llegaron los padres de Eben, el señor Clemente y la señora Mercedes, dejaron caer sus cosas al suelo y corrieron hacia su hijo, lo abrazaron como nunca lo habían hecho. Ambos lloraron, lo cual extrañó a Eben, ya que su padre no lloraba ante cualquier circunstancia.
«Pero tú no eres una circunstancia cualquiera, eres su hijo» Le dijo una voz en su cabeza.
Claramente, las preguntas comenzaron a surgir una por una, hasta llegar a la primordial: ¿Que hacia Collin tan cerca de ahí?.
- Cierto, lo explicaré- dijo el ojiazul- yo venia a visitar a Eben, ya que sabia que estaría solo en casa con el chico, el cuál no me daba buena espina, cuando llegue a la puerta de entrada de las Residencias fue cuando recibí la llamada.
-Cierto-intervino la anciana- y disculpe,- dijo refiriéndose a Collin por su intervención- mi niño Ebby había dejado el numero de este apuesto muchacho en el frigorífico, así que lo llame antes que a nadie.
Eben tomó a su hermana delicadamente de brazo hacia otro punto de la habitación mientras los demás discutían otros asuntos.
- Clary, quiero preguntarte algo, es una duda. ¿Como es que el día en el que estaba llorando la muerte de mi mejor amiga, lograste oírme, si es que mis paredes son insonoras?.- cuestiono el moreno.
- Bueno, es larga historia. Siempre he tenido un presentimiento cuando algo malo va a pasar... Lo tuve cuando Zack- dijo la chica un poco cabizbaja- les comente a nuestros padres que no lo dejaran ir y hable con él sobre no ir a esa fiesta, pero nadie me prestó atención, por eso fue que nuestros padres se sintieron culpables...
» Bueno, referente a lo tuyo, en la noche de ese día yo sentí el mismo presentimiento, diferente, pero diciéndome que debía intervenir. Así que me levante y me acerqué a tu habitación, cuando oí que sollozabas, abrí la puerta, y fue ahí cuando comenzaron tus gritos.
» Al principio me quede helada, pero luego actúe. Con lo de Johan tuve el mismo presentimiento y te llamé, como no respondiste y ya era tarde, supuse que dormías... Mi peor error.
- Supiste lo de Zack- dijo el chico con aire de estupidez.
- Eben... - dijo la chica.
La conversación hubiera continuado si Eben y su hermana no hubieran escuchado las palabras a las que el moreno tanto le temía.
- Collin ¿te gustaría acompañarnos a cenar?