Capítulo 4

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Los siguientes días me la paso ayudando a Sophie con las preparaciones para el baile y a la espera de nuevas noticias por parte de mi jefa. El jueves, un día antes de la fiesta, la princesa decide que es hora de ir a comprar un vestido y yo acepto encantada. Sin embargo, lo que yo no sabía, era que el príncipe Jules y su mejor amigo Damien nos acompañarían.

El viaje en limusina pasa en un silencio incómodo por mi parte y la del príncipe, que no desperdicia ningún momento para mirarme de forma despectiva, mientras que Sophie y Damien conversan amenamente.

Una vez en la tienda, una joven unos años más grande que yo y un chico de su misma edad nos guían hacia la parte exclusiva.

—Del palacio nos informaron su llegada. Yo soy Abigail y yo atenderé a las mujeres. Él es Ethan —señala al hombre a su lado—, se encargará de los hombres.

***

Las horas pasan dentro de la tienda y Sophie sigue sin decidirse por un vestido.

—¿Y cómo me queda este? —pregunta por enésima vez.

—Hermoso —respondo y ella me mira enojada. He repetido esa palabra cada vez que ella me ha preguntado lo mismo.

—¿Sabes? No me ayudas diciendo que todo me queda bien.

—Pero es que eres tan hermosa que todo te queda fabuloso —contesto poética, con cierto deje de ironía y ella me vuelve a fulminar con la mirada—. ¡Bueno, lo lamento, pero ya te has probado como cien vestidos! ¡Si esto era para impresionar a Damien, él se fue hace más de una hora, además, ya pasó tu hora de cenar y también se terminó mi turno! ¡Y cómo si no fuera suficiente, la que tiene que soportar las miradas de odio y fastidio de tu hermano soy yo! —y, señores y señoras, me he alterado.

Su cara se vuelve un claro signo de disculpa y puedo hasta sentir cómo la mirada del príncipe Jules se suaviza. Doy un largo suspiro y continúo.

»Elige el azul: resalta tus ojos—susurro y me dirijo a la salida de la tienda—. Nos vemos mañana para ayudar a prepararte para el baile —hago una leve inclinación de cabeza y me voy antes de que Sophie pueda decir algo.

***

Benson.

—Jefa, aquí agente Hale. Quería preguntarle: ¿se ha podido sacar a algún sospechoso con la lista del club?

Lamento informarte que no. Pero tenemos la esperanza de que haga alguna señal durante el baile de bienvenida a la princesa. Así que, necesito que estés muy atenta.

Jefa, hay un problema: yo no fui invitada a la fiesta.

—Entonces has que la princesa necesite que vayas —y cuelga.

Me recuesto en mi cama y suspiro. Prendo la televisión, que por alguna razón no había notado que tenía hasta ayer, y cambio los canales esperando a que se me ocurra algo.

Conciencia, ya que no sirves para nada, me ayudas a pensar un plan.

Me has ofendido, así que no. Pero te doy un consejo: duerme, quizá en la mañana se te ocurra algo.

De mala gana sigo el consejo de mi conciencia y apago la televisión cuando... algo, no estoy segura de qué, parece hacer click y una idea cruza por mi mente. Miro mi mano izquierda, donde está el control del televisor, y mi muñeca, donde tengo mi reloj, y, finalmente con un plan, me acuesto a dormir.

***

Toc-Toc

—Adelante.

Entro en la habitación de la princesa Sophie, unas horas antes de que empiece el esperado baile de máscaras.

—Siento mucho lo de ayer —se disculpa saliendo del armario, juntando sus manos y haciendo un puchero.

—Está bien, no pasa nada —respondo quitándole importancia.

—¿Enserio? —pregunta entusiasmada y yo asiento—. ¡Gracias! —chilla y me abraza efusiva.

»¿Me subes el cierre?

Sophie está vestida con el hermoso vestido azul que yo le había recomendado. Es largo hasta los pies con un cinturón en la cintura y una tela casi transparente en los hombros.

Hago lo que me pide y ella se gira y parece notar lo que tengo en mi mano.

—¿Para qué es el control que tienes en tu mano?

—¡Ah! ¿Esto? —levanto el control, que solo tiene un botón en el centro, a la altura de mi cabeza—. Cuando presione el botón del medio, sonarán las tres campanadas —respondo con inocencia fingida, de la cual ella no parece percatarse.

—Stacy, ¿por qué no vienes a la fiesta conmigo? Sígueme, te presto un vestido —dice de la nada.

Mi plan está funcionando.

Pobre princesa.

Cállate.

Me desvisto para quedar únicamente en ropa interior y apoyo el control sobre el escritorio. Veo como ella lo mira de reojo y yo sonrío.

Me guía por su armario mientras busco algo que me guste hasta que lo veo. Un precioso vestido rosa largo sin mangas, que por debajo del pequeño cinturón, cae libremente.

Me entrega una máscara que combina justo antes de que un golpe en la puerta nos interrumpa y muchas maquilladoras entren.

Dirijo mi mirada hacia el escritorio, donde ya no está el control, y sonrío, antes de que las maquillistas comiencen a hacer su trabajo.

Escondió el control, perfecto.

***

Sophie y yo nos encontramos paradas frente a la puerta de entrada al baile, con máscaras y zapatos puestos, maquilladas y con los nervios a flor de piel. Tomadas de las manos, ingresamos al salón.

Conseguí que Sophie me trajera a la fiesta, ahora espero que todo salga bien. 

Felicidades por ser invitada... Pero, ¿no crees que mentirle así no es lindo?

Conciencia, todo es por protegerla.

Sí, seguro. No es que haya pensado que te estás divirtiendo con esto también.

•••••

El vestido de Sophie en multimedia.

Protegiendo a la Familia RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora