Suspiros, gritos contenidos, lágrimas, emoción, en las caras extrañas y llenas de cirugías de la gente del Capitolio.
Adelante, solo veo seriedad en mi madre, fuerza en mi pequeña hermana y los ojos dolidos pero deslumbrantes del que esta a punto de...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No sé cuanto tiempo he estado sentada perdida en mis pensamientos.
Prim me abrazo tratando de decir palabras que quitaran la enorme culpa que Snow a colocado en mis hombros.
El distrito completo me ha evitado durante este tiempo después de los azotes de Gale. He traído más desgracias de las necesarias.
Ahora nos verán a Haymitch, Peeta y a mi, como un peligro inminente.
Mi cerebro empieza a funcionar de nuevo.
Los golpes en la puerta me sacan del sopor, mejor dicho la voz de Peeta.
—¿Katniss?— le veo al rostro que esta afectado aunque lo trata de esconder.
Me lanzo a sus brazos sin pensarlo un momento mas. Me recibe, sin decir palabra. No lloro, solo necesito que me abrace.
—¿Qué vamos a hacer?—por fin algo sale de mí.
Peeta me acaricia la espalda sin responder, solo sigue haciéndolo.
—Ya pensaremos qué hacer.— Me separa un poco y me ve al rostro.— El...
—Lo ha hecho a propósito— termino la frase que él estaba por decir.
La idea se me ocurrió hace un momento, buscó la manera de volver a los distritos en contra de los pocos vencedores que cada uno tenga. A nadie le hará gracia que su hijo o hija sea elegido y menos cuando será escogido de manera directa y fría.
—Debo ir a hacer una cosa— dice de pronto de forma abrupta. Se separa de mí, pero antes de salir, en la entrada a la sala da media vuelta y me ve. —Nada será como imaginas, me encargaré de que así sea.
Algo me dice que no habla de la imagen de odio en todo el distrito y los motines que harán en la entrada a la aldea como estoy imaginando sucederá.
Pensé en seguirlo, la idea sigue en mi cabeza, pero mis pies no obedecen, parecen que he perdido la capacidad de enviar órdenes a mis extremidades para que acaten mis mandatos.
