Suspiros, gritos contenidos, lágrimas, emoción, en las caras extrañas y llenas de cirugías de la gente del Capitolio.
Adelante, solo veo seriedad en mi madre, fuerza en mi pequeña hermana y los ojos dolidos pero deslumbrantes del que esta a punto de...
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Me llevan entre la gente, Cinna pide a los invitados me dejen pasar mientras Effie lo secunda.
Debemos irnos en unos momentos, y debo estar cambiada para dar nuestros agradecimientos y salir a un tren que nos llevará a no sé donde aún.
Mi madre y Prim llegan a hacerme compañía. Mi hermana luce cansada y mi madre angustiada.
Cinna me da un fuerte abrazo y me señala el vestido que luciré, mi madre lo interrumpe algo incómoda pero segura, pidiéndole un momento conmigo. Todos salen incluída mi hermana.
—Hija, sé que nunca me he comportado como la madre que te mereces, pero por favor, dime que estas bien, que esto no es tan malo como creo.— Ella realmente esta asustada por mí, y hago lo que siempre he hecho desde que mi padre murió: protegerlas.
—Mamá, estoy bien, cuida a Prim. No debes preocuparte por mí, debes estar tranquila, nada les faltará. Peeta es un buen chico, y aunque tú sabes la verdad, no creas que esto me duele, yo sabía lo que hacia cuando la propuesta se hizo, estoy bien.— La abrazo—, cuídala, cuida mucho a Prim, no dejes que nada le pase.
—Lo haré hija, lo haré— me suelta y antes de irse, regresa. —Sé que tal vez no las necesites, pero también está la posibilidad de que en un futuro decidas que las ocupas, y quiero que tengas con que evitar lo que aún no estas lista para tener— extiende una tableta plateada, llena de pequeñas píldoras blancas minúsculas, las tomo sin entender que son.
Mi madre lo nota y me aclara: —Se las pedí a Effie, ella quería dártelas, pero eso es mi deber. Debes tomarte una diaria, a la misma hora, cuando estén a punto de terminarse en tu bolsa pequeña encontrarás más.
La interrumpo porque no entiendo para que me las da —¿Para qué son?
—Yo sabía que aquí en el Capitolio tenían métodos para evitar los embarazos, por eso lo consulte de inmediato con Effie cuando llego por nosotros— dice mi madre dejándome en claro el por qué de estas pastillas.
No puedo evitar ponerme roja. No soy una chica que guste de hablar de cosas intimas, y de verdad el sexo y esos asuntos no me interesan; pero en el momento que la palabra "sexo" aparece en mi mente, recuerdo que no podré mantenerme alejada de él, Snow ya nos tiene vendidos.
